27 de julio de 2007

"Ulises Odiseo, rey de Ítaka Desierta"

Ulises Odiseo tomó el ferry desde la isla de Kefalonia para arribar a su isla natal, Ítaka. Sus intenciones eran subversivas y terroríficas. Pretendía convertir, desde Frikes en el norte hasta Perachori en el sur, su querido terruño en una isla desierta. Ulises Odiseo residía la mayor parte del año en Europa, entre Roma, París y Madrid, pero cuando llegaba el verano, le gustaba visitar a su anciana madre Anticlea, a su ex esposa Penélope y al hijo de ambos Telémaco. Con ellas se sentía agasajado y muy mimado y querido. Aprovechaba esta ocasión para dar sabios consejos paternos a su vástago, consejos que éste guardaba en el Word de su ordenador personal para revisarlos de vez en cuando y no aplicar en su vida ninguno.

Ulises Odiseo deploraba el aspecto quincallero que iba adoptando su querida isla de año en año. El turismo arribaba a la isla como una avalancha roedora, como un alud de monstruos marinos que le recordaban replicantes de Escila y Caribdis a pequeña escala pero multiplicados por millares, y este despropósito había que paralizarlo a cualquier precio.

Con ardides y engaños convenció a su familia para que ese verano visitasen por fin la Torre Eiffel de París, porque no había un dios que consiguiese mover a aquellas mujeres apegadas a su casa y a su tierra como dos moluscos gasterópodos asidos fuertemente a las rocas de las costas, “¡Sois peores que la ninfa Calipso, cuando retenéis algo no lo soltáis!” En cuanto a Telémaco, se mostró encantado de acudir a un festival internacional de Heavy que ese año transcurría en el Auditorio de la Macarena en Granada. Su padre, como siempre, sufragaría todos los gastos.

Despejada la isla de seres queridos, Ulises Odiseo, disfrazado de mendigo harapiento y desarrapado, tomó el ferry, cargando en sus alforjas suficiente munición como para espantar a los huéspedes de mil complejos hoteleros. Sabía que no haría falta emplearla toda, pero la pondría a buen recaudo por si su plan se venía al traste.

Convertir Ítaka en una isla desierta para uso exclusivo suyo y de su familia, no le supuso a Ulises Odiseo mucho esfuerzo. Imaginó que los complejos hoteleros eran enormes Cíclopes – en concreto al Hotel Mentor de Vathi lo bautizó Polifemo- y que sus huéspedes eran pretendientes de su ex esposa Penélope – Ulises Odiseo era un poco como el perro del hortelano: que no comía ni dejaba comer. Penélope no encontraba novio ni harta de Retsina.-

Las autoridades griegas atribuyeron a grupos aislados, a alguna célula independiente de la rama más radical del fundamentalismo islámico, los numerosos atentados que se sucedían en la pequeña Ítaka que espantaban a propios y extraños. Las oficinas de turismo colgaron el cartel de “Closed” – en inglés, porque el griego moderno no hay un Zeus que lo entienda – y poco a poco Ulises Odiseo pudo retornar a su patria. Aquello supuso una reconciliación definitiva con la bella y ya madurita Penélope. Incluso decidieron tener un par de hijos para poblar la isla endogámicamente con el permiso de Telémaco, que aprovechó la coyuntura para instalarse en España, país en el que, según él, “se vive de putísima Penélope”.

Ulises Odiseo podía por fin aspirar a una jubilación tranquila, apacible y gozosa. Ïtaka al fin le pertenecía por derecho propio. Las autoridades griegas poco a poco lo fueron aceptando y un buen día lo coronaron rey.

¡ Y Ulisín Odiseado, esta fábula se ha acabado...!
"Rojo, el instalador de aire acondicionado"

Me llamo Rojo. En realidad mi nombre es Carlos García Vázquez, pero alguien una vez me apodó "Rojo" en alusión al peculiar rubio de mi pelo crespo, ensortijado y tan encarrujado, que mi madre de pequeño casi nunca me peinaba. Decía que pasarme el peine por el pelo era como trillar más paja que grano de las mieses tendidas en la era del abuelo Tomás.

"¡Rojo, Rojo" me gritaban los chavales en el colegio, en el parque, por la calle..Se extendió este mote como un reguero de pólvora y cuando me quise dar cuenta, me lo decía a mí mismo con toda naturalidad ante el espejo, como si tal cosa, y difícilmente recordaba cuál era mi verdadero nombre.

"Rojo" me llaman todos en la edad adulta, y ahora, a punto de cumplir cuarenta años, me ha dado por meditar y cavilar hasta que punto este epíteto tan encarnado me ha cambiado la vida.

En algunos lugares muy concretos, se me han cerrado puertas, porque los encargados de custodiar su entrada han prejuzgado que mis ideas políticas son de la izquierda recalcitrante. ¡Nada más lejos! Me tengo más bien por un tipo pequeño burgués, sin mayores aspiraciones que las de sacar mi simple y sencilla vida de técnico de reparación de aparatos de frío y aire acondicionado hacia adelante como cualquier mortal pequeño burgués. Pero, en general, he disfrutado de las ventajas más que de los inconvenientes que me ha propiciado aquel segundo bautizo, fortuito y casual. Creo incluso que en la época estival, cuando arrecia la ola de calor y el termómetro alcanza los cuarenta grados, supone un reclamo publicitario llamar al teléfono que reza en mi tarjeta y en mis folletos publicitarios, "Me llamo Rojo e instalo todo tipo de aparatos de frío y aire acondicionado. No espere a que el calor le haga la vida insufrible. Permítame que cancele su último encuentro con el calor canicular."

26 de julio de 2007

"El laberinto de Borges"

El amor, decididamente, es un jodido laberinto y agradezco esta ocasión que me brindas, amiga, para explayarme sobre esta idea que me viene rondando desde hace mucho tiempo.

El amor es un Laberinto Barroco, del tipo "Mazes". Ofrece múltiples caminos alternativos que se diluyen en vías muertas, en finales sin salida posible, aunque todos sabemos de antemano que posee una sola vía correcta para salir de él. Lo sabemos pero fingimos desconocerlo, porque es preferible vivir, correteando como un ratón, atrapados en una estructura arbórea imaginaria, levantando árboles de ramificaciones infinitas a nuestro paso, que no nos dejen vislumbrar el bosque de nuestros verdaderos anhelos y pasiones. El amor, esa única pasión central univiaria, engulle como un colosal dragón todas nuestras fantasías, sueños, desafíos existenciales..Lo engulle todo. Todo lo arrasa para reducirnos y aplastarnos.

El amor es, decididamente, un jodido laberinto que alberga en sus entrañas un temible Minotauro. Todos nos creemos héroes y cual Teseo nos adentramos en sus inextricables veredas y pasillos pensando, ingenuos, que la tenue huella de hilo que dejamos tras nuestros decididos pasos, nos salvará..Pero todos, sin excepción perecemos en las garras de ese fabuloso ser, medio hombre, medio toro, porque el amor nació para crear la eterna infelicidad del ser humano.

Sí, decididamente, el amor es un jodido laberinto, y aunque bailemos una preciosa danza erótica en su honor, el demonio de la muerte siempre, siempre nos acecha para tendernos una trampa mortal y decisiva.

Pero debemos convenir que los laberintos son de aquitectura bella, sinuosa y cautivadora. El amor no escapa a estas preciosas cualidades. Sus formas invitan a trazar coreografías y a componer danzas rituales de seducción. Sí, decididamente, el amor es un jodido laberinto, bello y hermoso como un sol teocéntrico que tiende sus rayos luminosos para brindarnos calor y abrasar nuestro espíritu con inflamadas pasiones. Adentrarse en este laberinto, ¿quién puede eludir una tentación semejante?

He soñado que en medio del mar, las olas agitaban la estatua de bronce de un gigantesco Minotauro. Nadaba hasta él y cabalgaba a su grupa adentrándome en el mar hacia el horizonte azul y claro como un cielo de mediodía. Al despertar entendí que sólo el mar, la mar puede paliar la angustia vital que nos empuja a adentrarnos en intrincados laberintos que enredan nuestras pasiones como una madeja de hilo sin cuenda. El mar, la mar, sólo la mar, el mar. Creéme, amiga, no hay nada más, porque el amor es, decididamente, un jodido laberinto, un laberinto, por cierto, circular.

¡Arroja, amiga mía, tus pasiones al mar. El mar, la mar!

25 de julio de 2007


"Romeo ha muerto"


Buscamos desesperadamente que nos amen. Que nos amen a cada uno de nosotros en exclusiva. No sólo porque nacemos sabiendo que somos un modelo exclusivo, un ejemplar único de nuestra especie, sino porque nos persigue la angustia que sólo conocen los hombres y los cedros sagrados.


Sé que te amo como a nadie en el mundo. Vivo con la angustiosa certeza del desamor. Sé que tú no eres capaz de amarme con la destreza que han adquirido con los años, el pulso de mi corazón y estas manos delicadas que acarician tu piel de amante indolente.


Sé que dijo el insigne que entre dos, uno es el Amado y otro el Amante.


Sé que mi sino es interpretar el rol de Amante sin tacha. A pesar de mis largas y fatigosas horas de ensayo, - siempre me quedo sólo en el escenario hasta altas horas de la noche para memorizar mi papel -, a pesar de que escojo con esmero el mejor traje del armario, -un sastre rectifica mis prendas sobre mi cuerpo desnudo, pellizcándome de vez en cuando con un alfiler -, a pesar de resultarle grato al director de escena - me escogió a mi y sólo a mi, entre un centenar de actores -; vivo pensando que hoy será mi último día sobre el escenario. ¿Sabeis por qué? .....Por que el ser amado siempre es aquel actor mezquino, quisquilloso, envidioso y cruel que le grita al público: " Aborreced a Romeo..Aborreced al Amante Fiel.....Estoy harto de sus promesas de Amor Eterno, imposibles de cumplir...Aborreced al Amante Eterno, ése que se corrompe con falsas promesas de Amor Eterno.."


He visto a los cedros sagrados llorar lágrimas de Amor Eterno...Cometí el cruel desatino de partir en dos el tronco milenario de uno de ellos, sólo para comprobar si dentro albergaba un corazón solitario, un corazón cazador de pasiones..Sólo hallé lágrimas calcificadas de dolor en su seno.


A veces desearía que mi amante indolente, tomase un hacha y me partiese en dos..o que clavase una daga en mi pecho..o que disparase sobre mi corazón herido de amor, un dardo certero..


Ya lo dijo el poeta insigne, _"Amor,amor que está herido,,,herido, muerto de amor..."


No hay cirujano de amor que cure mi corazón tocado por tu daga...¡Maldito amante indolente! ¡Sal del escenario..! Declamaré mi último monólogo de desamor..y a continuación, bajará el telón.

"El chicle del olvido"



El niño dice que el chiclé es una tela de araña rosa mientras caza mariposas con una raqueta de tenis de plástico amarillo.


Una infancia llena de colores y chicles es lo que todos anhelamos para nuestras futuras generaciones. Chicles que como telas de araña anidan en los techos de la imaginación. Colores de arco iris surcando los cielos de la infancia. Verdaderamente la niñez es una etapa de la vida maravillosa para los niños privilegiados de los primeros mundos posibles. Por eso a penas recordamos el día en que aprendimos a acordonarnos los zapatos. Van y vienen cual palomas desorientadas cuatro retazos de olvido y memoria como cuatro trazos descuidados del pincel de óleo en la tela. Aquel día que papá me compró una bolsa de patatas fritas y otra de churros y dimos de comer a las palomas - las palomas por aquel entonces pululaban las plazas con el norte de un brújula invisible guiándolas hacia el punto certero. Se fueron desorientando y ya lo dijo el poeta, "la paloma" se equivocaba" -


Aquella ocasión en que vi el mar por primera vez en brazos de mi madre desde la cubierta de un barco que no iba a ninguna parte. El día en que pensé que los Reyes Magos existen y no dudé. El dia en que alguien sembró la fe en mi conciencia de chicle....


Pero los momentos de auténtica dicha alguien ha querido que los borremos de la memoria para que no nos sintamos culpables por haber gozado de una infancia feliz.


El niño mastica el chicle y a mi me dan naúseas. El olor a fresa de plástico del chicle siempre me transtornó el alma y me revolvió las vísceras. ¿El motivo? Es por causa de mi mala memoria. Sé que un día hicimos volar un cometa en la playa y fue algo prodigioso, pero no lo recuerdo. Lo sé porque me lo contó mi abuelo.


Leo en la prensa que ha quebrado una fábrica de chicles y yo siento una perversa satisfacción. Mi infancia ha muerto en un barril de cieno. No quiero que los niños del mañana mastiquen chicle del olvido. Lo que anhelo en mi corazón y en mi memoria es que todos los niños del mundo tengan infancia y no la olviden jamás
"Orlando"



Todos vivimos con la muerte en los talones, salvo uno : Orlando. Ya lo descubrió Viginia Wolf. No desvelamos nada nuevo.


Los románticos vivimos pensando que Orlandos, haberlos haylos y no uno, sino muchos.
Los escépticos siempre te dirán que Orlando no existe, no existió ni existirá.
Los realistas conocen a Orlando y de vez en cuando coinciden con él en una tasca. Se toman junto unos vinos y a otra cosa.
Orlando no se limita a brindarnos una esperanza de vida inmortal. Orlando es la inmortalidad misma. Puedes pensar en prosaico y vociferar en todos los foros que Orlando fue en realidad un niño probeta, un parto de las células madre. Pero Orlando verdaderamente, es hijo de Dios, nació cuando quedó huérfano de padre, y es de madre desconocida. Las madres también un día poblaron de hijos huérfanos la tierra. Orlando, huérfano de padre no sabrá decirte quien fue su madre, pero su carné de identidad pregona que es ciudadano ejemplar de todos los mundos posibles.
Primero fue hombre. Luegó mutó en mujer y al tercer milenio resucitó y su alma se hizo espíritu libre.
Ayer me crucé con Orlando por la calle. Me guíñó un ojo. Me dijo que no podía entretenerse en desayunar conmigo unos churros con chocolate. Cuando vio reflejada una tristeza milenaria, honda y mísera en mis ojos, se conmovió y me apuntó su número de teléfono móvil. Se que nunca me llamará, pero ¿ quién puede vanagloriarse de tener siquiera un mechón de pelo de Orlando guardado en el cofre de las reminiscencias veladas? Cuento con su número de móvil. Un maldito aparato que siempre está apagado y ni siquiera tiene activado el buzón de voz.
Esta madrugada le he enviado un mensaje que reza, " Orlando sé que existes, pero a partir de ahora viviré soñando que algún mal parido te mató e hizo flaco favor a la Humanidad. Orlando te amo y el amor siempre aniquila algo a su paso."

Te prevengo, amigo. Te prevengo, amiga. Orlando vive. Habita entre nosotros y es mejor que nunca te cruces con este espíritu libre de la inmortalidad.


"El tango de Chopin"


El insigne pianista Frédéric Chopin murió en París aquel lánguido otoño de Mil Ochocientos Cuarenta y Nueve.


Nunca dejamos de recordarle. Sus notas románticas, mozartianas arrebatan solas el espíritu del auditorio con mayor ardor que una opera italiana. Fiel a sus orígenes, "Mazurcas" y "Cantabiles" nos trasladan al corazón de Varsovia y nadie osaría decir que aquellas prodigiosas manos sostenían el bastón de un rapsoda que tan joven moriría de tuberculosis.
Aunque murió en París, por expreso deseo testamentario, su corazón se encuentra alojado cual reliquia en la Iglesia de Santa Cruz de Varsovia.
Este corazón, una dulce y temprana primavera de Dos Mil Uno, asegura un humilde testigo presencial que lo vió latir. El párroco de la iglesia no dió crédito y pidió en confesión al modesto campesino que no se lo contara a nadie. "Las reliquias son retazos de vida muertos. Entiéndelo, Wola, lo que ha muerto, muerto está y ya pasaron los tiempos de los milagros. Ahora vivimos época de constricción subjetivamente contingente.." Wola se encogió de hombros y pensó que aunque no entendiese ni una palabra de lo que el sacerdote le estaba argumentando, sonaba a dogma de fe y era preciso acatarlo sin chistar.
El corazón latió porque Chopin decidió volver para deleitarnos como cantautora de tangos.
Se cuenta en los círculos de expertos que la joven promesa uruguaya canta como Gardel en versión femenina. Rara vez se acompaña del bandoneón. Ha recuperado la flauta y un peine convertido en instrumento de viento que ella misma toca con la sutileza y el primor del arpista. El embeleso, el fervor y extásis del público no encuentran parangón y la Niña del Peine con sólo dieciseis años ha cruzado el charco y se la disputan el Teatro Olimpia de París, El Gran Teatro del Liceo barcelonés y La Scala de Milán, sólo por mencionar los más conocidos y prestigiosos escenarios europeos.
" El amor sin admiración, sólo es amistad" " El beso es una forma de diálogo callada" "Dios ha puesto el placer tan cerca del dolor que muchas veces lloro de alegría" "La memoria es el perfume del alma" "Amad, es el único bien que hay en la vida"....Canta la niñita uruguaya nacida a orillas del Río de la Plata sin saber que son versos que un día George Sand, "la más inmoral escritora, la más inmunda de las mujeres", le musitara al oído a su amante Frédéric, mientras éste componía al piano las notas de la Polonesa en do menor, opus 40 en el siempre encantador y acogedor pueblo de Valldemossa. Todos sabemos que la estancia de la escritora y el pianista en Valldemossa supuso un empeoramiento de la enfermedad de ambos y la inevitable ruptura de la tormentosa relación. Pero la Niña Del Peine no sabe quien le inspira las cautivadoras letras de su tango. Sólo un crítico obtuso ha escrito en un prestigioso dominical boarense que la uruguaya plagia sus letras de las novelas de Aurore Dupin.
"Señor crítico, no es plagio. Son las musas las que plagian y copian cual monjes del medievo. Ya se sabe, Señor Criticón, Las Musas, esas ninfas descastadas e indolentes que han sucumbido a la más absoluta desidia desde que supieron que Zeus ha muerto"

"Clamoroso éxito. Una niña uruguaya exito de ventas mundial. El tango resucita. ¿Murió alguna Vez? "
"El sueño de Ulises"

Con el paso del tiempo, con los años, nos vamos percatando de que el Fururo Perfecto no existe. Tampoco existe el Pluscuamperfecto. La vida nos presta con alto interés de usura un futuro imperfecto e inmediato que pronto caduca, que demasiado pronto se esfuma.


"Cuando tú vas, yo vengo de allí..." Si me dices que me esperas en la próxima estación, yo tal vez ya esté de regreso y tu vagón de tren no me lleve al destino que yo anhelo. Estos desencuentros me aniquilan poco a poco. Pierdo el norte de mi vida. Tu norte está bien definido y trazado, pero el mío no tiene contornos, carece de mojones y cunetas. En definitiva, no tengo claro a dónde voy. Tal vez me dirija al Sur, ese Presente luminoso y meridional, henchido de luz y alegría. Pero es que me canso de tanta alegría, de tanta charanga y pandereta hueca.
Me dices entonces que has sacado billete para el Norte, esa flecha cargada de futuro y yo te respondo que me asustan las cosas perfectas, redondas y de aluminio. Y en el Norte, en el Futuro, siempre hace un frío que pela, y , mira, tú, a mi me gusta ir ligerito de ropa.
El Este, futuro imperfecto donde los haya, no me place tampoco. Ahí te ponen un uniforme y un señor con un silbato te dice que yo tengo que ser igual que tú y tú igual que yo y nosotros iguales que ése cretino de enfrente. Me dices que en las tierras del Futuro Imperfecto es donde las golondrinas se desorientan y los niños tosen esputos de agonía y amanecen en los estuarios convertidos en delfines muertos. Mal me lo pintas, amigo, ¿quién quiere ir ahí? Tal vez ese fulano que no encontró su brújula.
Decides de una vez por todas embarcarte hacia el Pretérito Perfecto, El Oeste Cardinal, referente de todos los cardinales y futuros. Tal vez vaya contigo, pero ¿deberé escuchar de nuevo aquella sonata nostálgica que casi supuso la perdición de Ulises? Me respondes que esto será lo más probable. Entonces decides partir solo y nuestra despedida es lo mejor que me ha sucedido en mucho tiempo. Te añoraré y esta añoranza me mantendrá vivo.

El mañana no existe en mi hoja de ruta porque me tatué una vez "Carpe diem" alrededor del ombligo, allí donde otros se insertan un pendiente. Pierdo todos los trenes y las estaciones son lares confortables donde pasar una noche o dos a lo sumo. Y alguien me susurró una vez al oído que "el tiempo se deja ver sin cuco que lo espante". Yo lo espanto permaneciendo inmóvil como un lobo ante el dolor y el placer.
"La otalgia del oficial García"


Dicen que las orejas van creciendo a lo largo de la vida. Y es que no hay parte de la anatomía humana más rebelde y contra natura que las orejas. Son las únicas que se escandalizan en esta vana cultura audiovisual. Mientras ellas se escandalizan, nuestros ojos se cansan y se achican como dos gotas de rocío sobre el lecho de un pétalo de rosa al despuntar los primeros rayos de la mañana.


Dicen que por su forma los conocereis porque representan la forma fetal. Eso le dijo una vez un chino a Roberto y Roberto se cansó de andar por la vida sólo fijándose en las orejas de la gente. Pero la costumbre de examinar las orejas a los demás, se convirtió en un hábito y finalmente en una obsesión enfermiza.
"Si tienen forma de media luna es que usted nació al alba, de mañana temprano, pero lejos de ser usted madrugador, la vida le impondrá jornadas nocturnas y pertenecerá al grupo de los buhós. Si el lóbulo parece cortado al bies y pegado a la cara, entonces usted nació hacia la media tarde o bien entrada la noche y su existencia marchará mejor si cultiva el buen hábito de madrugar y desperezarse pronto como las alondras." - Roberto se explayaba a gusto en la Comisaría mientras el agente de la oficina de denuncias le tomaba declaración.
"Entonces, dígame Roberto, mis compañeros y yo que estamos sujetos a rotación de turnos, que un día trasnochamos, al siguiente madrugamos y al tercer día doblamos turno,¿ cómo se supone que debe de ser la forma de nuestras orejas? - le espetó con aire socarrón el oficial de policía, mirando de soslayo a su compañera para combrobar si ésta tenía orejas alondra o buho.
" Mire, señor agente, lo que usted me está contando, supone una gran contrariedad para el desarrollo óptimo de estos miembros tan delicados sobre los que tratamos. Aquel amigo chino que yo tuve, el que me inició en este delicado arte mántico me aseguró que quien no respeta los ciclos del crecimiento auditivo está abocado a graves transtornos psicológicos y fisiológicos...."
" Bien, no siga por ahi, Roberto, que me desmoraliza y aún me restan diez horas de trabajo " - Le respondió el oficial García tirando del lóbulo de sus orejas como queriendo cerciorarse de que aquellas seguían intactas y sin merma. - "Me decía que el presunto autor del homicidio tenía orejas similares a las del capitán Spock de la serie Star Trek...No sé como diligenciar esto, la verdad, sin que suene a guasa.."
" Se lo aseguro. Eran orejas diabólicas, vulcánicas como las de este personaje. Nunca he visto otras semejantes. Si las tuviese delante podría reconocerlas en el acto...."
" Cuando le diga a Antonio que me prepare una rueda de reconocimiento a base de tímpanos y trompas de Eustaquio, no sé si podré recuperarlo del ataque de descojone que le va a entrar " pensó el oficial, esbozando una carcajada congelada en su rostro que Roberto interpretó como una atípica desfiguración auditiva propiciada por las rotaciones de turno policiales.
En la comisaría de Centro, los oficiales no daban crédito a los exitosos resultados. Antonio daba palmadas a García en la espalda, mientras reía como un besugo a punto de explotar. "El tipo tiene las orejas idénticas a las del capitán ése del Enterprise. Es para mear y no echar gota..ja, ja...Me despeloto vivo."
"Si es que el tío es moldavo y ya sabes, en la Europa del Este se ve cada careto..ja, ja, ja...Lo que me preocupa ahora que ya hemos dado carpetazo a la investigación, es la otalgia que padezco desde hace días, Antonio. Yo creo que más que otitis es una artritis de la mándibula, de esas irreversibles que te machacan la vida..."

" Pues ya sabes, oídos sordos a las habladurías, García, que tú te comes mucho el tarro con todo lo que te dicen. Y si no, para qué coño pagas la cuota de SANITAS. Pide cita con el otorrino y santas pascuas, García. "

24 de julio de 2007

"Indira"


Indira era una vaca de pedigrí variopinto - charolesa francesa, chionina italiana, brahma hindú -pero de casta irreconocible por el blanco impoluto de su piel sin tacha.
Indira creció entre algodones cual venerada diosa de la miseria y la podredumbre entre niños famélicos, mujeres ascéticas y varones endogámicos a orillas de un recodo del río Hooqhly, olvidado y perdido en el ombligo de su historia.
Indira era una vaca escuálida como todas las vacas veneradas de Calcuta, pero su origen europeo por parte de madre le conferían una dignidad y un porte diferente y distinguido que la hacía destacar sobre las demás vacas del lugar. Además, Indira parecía conocedora de esta distinción y paseaba sus ínfulas infundadas cual damisela de la corte de los reyes sin palacio ni corte.
Indira paralizaba la vida a su paso. Si se detenía a descansar en medio de la calzada polvorienta de la aldea, - única vía de tránsito de vehículos a motor y bicicletas, única salida y entrada, única capacidad de escapatoria para regresar siempre de la aldea del destierro a la aldea del exilio -, si se detenía a descansar, decíamos, vehículos y peatones se detenían con ella cual estatuas de sal hasta que a la vaca Indira le diera la real gana. Sus recesos podían durar minutos, horas o una dilatada jornada de sol a sol. Tumbada sobre su anatomía calavérica contemplaba exultante como se paraba la vida a su alrededor, importándole un bledo que la tierra dejase de girar en torno al sol por su causa.
Indira daba leche, muy mala leche, dicho sea desde todos los sentidos e interpretaciones posibles. Se dejaba ordeñar por su amo y alimentaba cuatro bocas y dos estómagos flatulentos dos veces al día.
Indira era muy querida y a la vez odiada en la aldea con esa mezcla de aversión o repulsión y al propio tiempo fatal atracción que ejercen sobre los demás los seres que se erigen en líderes de algo en las sociedades de cualquier parte.

Un día llegaron forasteros a la aldea, un grupo de sacerdotes y monjas misioneros deseosos de extender la obra por la región. Se presentaron sin previo aviso y a velocidad desmedida en cuatro vehículos todoterrenos. No se percataron que Indira dormía plácidamente a la entrada, sola en esta ocasión, sin acólitos veneradores que paralizasen su existencia en torno a su caprichosa y veleta voluntad. Cuentan los aldeanos que Indira no sufrió y aún ahora corre la leyenda de que ni siquiera las hermanas de La Madre Teresa han osado desde aquel día llevar su obra evangelizadora y altruista por aquellos lares. Indira sigue siendo venerada. Una pequeña talla de una vaca tumbada sobre su escuálida osamenta preside el santuario de la aldea en un remanso del río Hooqhly.
"Mi Polikarpof"


Hace tres noches soñé que pilotaba un avión caza POLIKARPOF I 16 tipo 10, de aquellos que durante la República denominaban "Super Mosca".
En el avión viajaba sola e iba completamente desnuda y desarmada. El interior del caza estaba vacío. No había municiones ni carburante ni víveres.El fuselaje de madera había desaparecido completamente, asi como las ametralladoras del morro. Pensé que moriría de hambre o derribada por el enemigo. Pero nada de esto sucedió.
Pude viajar quilómetros y kilómetros sobre el vasto mar sin encontrarme otra cosa que su hermano el cielo, claro, limpio, azul y tan vacío y desnudo como las tripas de mi avión.
No sentía que viniese de ninguna parte ni que me dirigiese a ningún sitio, pero estaba en un error, cosa normal tratándose de un sueño. Aterricé en un aeropuerto repleto de dunas de arena, de una ciudad ignota que tenía la peculiaridad de haber sido edificada sobre hielo antártico y polvo de desierto. El paisaje urbano de aquella curiosa ciudad alternaba altas torres de cristal de hielo con edificios que semejaban mezquitas y alhambras árabes. Monumental y en modo alguno dedicada a la dimensión humana, la ciudad sobrecogía el alma porque bien pudiera ser la ciudad de Dios, en el caso supuesto de que Dios exista.
Desnuda no sentía ni frío ni calor paseando por sus calles desiertas mientras -cosa absurda por tratarse de un sueño -arrastraba "mi polikarpof" tirando de una cuerda de gruesa sección sin notar en absoluto que pesase algo, cual niña que agarrase bien fuerte el cordel atado a un juguete con ruedas guiándolo sin dificultad.

De repente escuché el eco de una voz masculina que imprecaba, "deténte, no sigas, ¿a dónde vas?" . Le respondí con rotundidad y firmeza, "no voy a ninguna parte ni vengo de ningún sitio, pero si me prohibes avanzar no lo conseguirás porque soy dueña de "mi polikarpof" y de mi desnudez". La voz me respondió, "haz lo que te plazca, pues". Entonces caí en la cuenta de que si la voz se marchaba, mi soledad y mi desnudez se aunarían en una sola esencia y al fin sería libre. Urgía librarme de "mi polikarpof" aún a costa de abandonarlo a su suerte en aquella ciudad extraña y preciosa. Decidí - en mi sueño - que el avión aportaría una floritura más al mobiliario urbano y allí lo dejé en medio de una plaza redonda y cilíndrica de dimensiones descomunales, como si de estatua se tratase. Sentí un poco de tristeza, pero seguí avanzando sin mirar hacia atrás, sin dedicarle una última mirada a "mi polikarpof" mientras despertaba sin sobresalto. Medio adormilada y desnuda - porque yo siempre duermo desnuda - medité un segundo sobre el sueño y lo entendí de inmediato....¿ Lo has entendido tú ?
"Final feliz..para el rehén"


Rufí Nasser, humilde mercader de telas y especias en el Bagdad devastado, fue incomprensiblemente secuestrado cuando regresaba a su desvencijada casa por un grupo de guerrilleros encapuchados que dijeron ser de la FNNNNTR (Facción Neofascista, Neofundamentalista Neoislámica Neocomunista del Tulipán Rojo). Ya durante el trayecto al zulo donde iba a pasar los próximos dos meses de su vida, reparó en las hondas desavenencias y disensiones irreconciliables que rezumaban las relaciones entre sus captores. Uno defendía cual disco rayado de vinilo la pureza de la raza iraní. Otro esgrimía vociferando, seguramente para que le escuchasen los de allá arriba, que Alá es uno y grande y todos los dioses son Alá. Un tercero, que el Islam debía recuperar Granada y los demás raptores y el propio Rufí se preguntaban para sus adentros dónde diantres está Granada. A otro, obeso y cargado de sebo por todo su perímetro y contorno le escuchó decir que él era la encarnación de El Che y del mismísimo Lennin y que las Revoluciones de Cuba y Rusia quedarían a la altura del betún comparadas con la revolución que se estaba gestando en el seno del Islam.... Resumiendo, Rufí Nasser entró en su nuevo hábitat con una fuerte jaqueca que no remitió hasta un año después. Tales eran los insultos e improperios que se dedicaban constantemente, noche y día aquellos secuaces incivilizados. En honor a la verdad, es justo decir que el recibía un trato cortés y le daban bastante bien de comer. Le permitían fumar y tomar té. Le dejaban leer la prensa nacional e internacional. Si no hubiese sido por la privación de salir a estirar las piernas y la escasez de luz e higiene, Rufí Nasser meditó profundamente que aquellas eran las primeras vacaciones que se había podido permitir en toda su dilatada vida laboral. Rufí trabajaba desde los cinco años y nunca fue a la escuela. Le enseñó a leer su hermano menor. Leer le proporcionaba uno de los mayores placeres, así que abusando de la generosidad de sus captores se permitió pedirles algunos libros. Le prestaron las Mil y Una Noches, Las obras completas de Shakespeare, El Quijote y por supuesto El Corán. Rufí aquella tarde se encontraba enfrascado en la amena lectura de El Quijote, cuando escuchó una fuerte discusión entre los guerrilleros. Esto no le asombró en absoluto como ya se ha dicho porque era el pan nuestro de cada día. Lo que sí le hizo desistir de la lectura a la par que le sobrecogía el alma, fue el cruce de disparos que oyó después del descomunal cruce de insultos y amenazas. Tal vez transcurrieron dos horas hasta que Rufí Nasser se atrevió a abandonar su cautiverio. Esperó a que un silencio sepulcral se impusiera sobre todo, incluídos sus amedrentados pensamientos. Contempló los cuerpos sin vida yacentes en el suelo. Con los ejemplares de los libros prestados en la mano, pasó de puntillas sobre ellos. Antes de salir de aquel caserío ubicado en mitad de la nada exclamó, "Los libros, me los quedo por las molestias. Alá os perdone y os acoja en su seno"
"Ella y Margarita, la maestra"
Ella, la maestra, contaba noventa y siete años. Ejercía la noble y vilipendiada profesión desde los veinticuatro. ¡Setenta y tres años al pie del cañón! Decía que la jubilación era para los cansados de espíritu y el suyo permanecía incólume, tan fresco y lozano como el primer día.
Ella, la maestra, impartía clases en una aldea ignota del Caucáso y en todos esos años no había cambiado ni un ápice su forma de enseñar y sus métodos pedagógicos, aunque rudimentarios, eran eficaces y eficientes cual pieza de relojería. Sus alumnos aprendían a leer, a escribir y las reglas de la aritmética básica puntualmente y con una prontitud que sorprendería a cualquiera en nuestro país. Todos sus alumnos, hasta el más zoquete, finalizaban el curso con el diploma de aptitud bajo el brazo con la calificación de "apto". "Sobresaliente", "notable",...eran calificaciones que no contaban con la consideración y el beneplácito de la maestra porque ella lo que realmente valoraba en sus alumnos era su capacidad para llegar hasta el final en el esfuerzo y regocijo de aprender, de aprehender los conocimientos, asirlos con la mente y el espíritu y fundirlos con la propia materia de tal manera que los alumnos no se ufanasen en ningún momento de llevar los conocimientos adquiridos como una corona de gloria y de laurel adornando la vanidad propia.
La maestra se sentaba frente a sus alumnos y bordaba sus letras y números en cuadernillos de papel reciclado cedidos por la UNICEF. Luego repartía a cada alumno su hoja de deberes con la advertencia de que ninguno debía imitar en modo alguno su caligrafía, sino que cada quien debía desarrollar la suya propia. Hubo sólo una ocasión de su dilatada trayectoria en la que una alumna - Margarita se llamaba- emulaba su caligrafía y sentía tal fascinación por ella, la maestra que podría decirse que la imitaba en todo. Margarita, lejos de ser su alumna predilecta se convirtió más bien en onerosa carga y cuando al finalizar el curso la vió descender por la colina hacia el conglomerado de casuchas de la aldea esgrimiendo su diploma cual trofeo, por primera vez ella, la maestra sintió una congoja cercana al autodesprecio y no pudo contener una lágrima de hiel que corrió deslizándose por su mejilla al encuentro del pañuelo doblado en el bolsillo del delantal.

Veinte años después de aquel día, - el de la única lágrima de hiel derramada por ella, la maestra - Margarita, bella mujer de eterna sonrisa en el rostro, la visitó y le participó con enorme regocijo que llevaba escasamente tres meses ejerciendo también la profesión en una ignota aldea del Caucáso. Ella, la maestra le dió su bendición.

23 de julio de 2007

"La Dama Secreta"



"Al grupo nos han extrañado dos cosas en el lugar del crimen. Una, el puñal homicida se encontraba sobre la mesa camilla, limpio, sin rastro de sangre ni huellas. Dos, la víctima estaba tumbada en su cama, vestida con uno de sus mejores trajes, acicalada, aseada, peinada a gomina...O bien el autor quiere decirnos algo con esta puesta en escena o se trata de alguien maniático, que padece un excesivo sentido del orden, un maníaco compulsivo. Tal vez debiéramos empezar por ahí".
"Pudiera tratarse de una mujer..Hay mujeres así. Mi esposa, sin ir más lejos. Limpia sobre limpio..."
"También hay hombres así. Sin ir más lejos, yo mismo o el Inspector Suárez..Somos muy pulcros, maniáticos..Pura especulación que seguramente no nos lleve a ninguna parte, pero por algo hay que empezar"
"Agente Ruiz, quiero que me consiga una lista de todas las personas que se relacionaban con el finado y que respondan a ese perfil, a esos rasgos peculiares de los que estamos hablando. No quiero menos de veinte nombres: hombres, mujeres, homosexuales, lesbianas..La lista ha de ser lo más amplia posible..Cuando digo veinte nombres, ya puede ir pensando en cuarenta..Ya sabe a qué me refiero...No regrese con las manos vacías. Medio llenas tampoco..Traiga los deberes hechos....Peláez, quiero ver ese puñal, ¿cómo es?"
"Se trata de un puñal toledano de finales de siglo XIX. Contemple su preciosa empuñadura. Su forma recuerda la gumia mora, pero en realidad es una daga de ideal diseño para matar personas..El homicida supo escoger el arma perfecta para coser a este tipo a puñaladas..No sé, sigo pensando en la labor de una pérfida mujer..Ya sabe de ésas que son bellas como un animal colosal, pero que albergan un bloque de hielo en vez de alma"
"Ya sé lo que está pensando..Este fulano la invitó a su casa a cenar. Se acicaló como un barón para recibirla. Cenaron y se acostaron juntos. Una velada perfecta que culmina en un crimen perfecto..No sé,,Prefiero un amplio abanico de opciones y trabajar sobre él..Le recrimino siempre que es usted demasiado sintético"
"Y usted excesivamente analítico, Inspector Gómez"
"Cierto..Aguardaremos los resultados de la autopsia para hacer síntesis, suma y compendio. Sé que lo está deseando, Peláez. Entre tanto lo haremos a mi manera"

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"Hallan el cuerpo sin vida del prestigioso abogado barcelonés Joan Vidal Piqué en su domicilio, un lujoso ático situado en la zona de Can Drago...Las investigaciones policiales barajan varias hipótesis que quedan veladas bajo secreto de sumario..No obstante, una fuente anónima ha enviado un "email" a la página web de la Agencia EFE insinuando la posible autoría de una "dama secreta". - Sabemos que en el juego de damas se denomina "dama secreta" al peón convertido en dama durante la partida - Esta mujer, informa la citada fuente, sería una persona conocida de la víctima, probablemente de su entorno social y de renombre en la ciudad condal...Aunque, como se ha dicho, el poder judicial y las investigaciones policiales son quienes han de pronunciarse al respecto, ya se ha desatado la leyenda urbana que especula sobre la posibilidad de que entre las filas de las clases pudientes y "honorables" de la ciudad, milita una pérfida asesina a la que se la ha bautizado entre la opinión pública con el curioso nombre de "La Dama Secreta" . Todo tipo de rumores circulan entretejiendo una nueva leyenda negra, seguramente infundada, producto de la imaginación popular.

20 de julio de 2007

¿Qué fue antes, el melón o la sandía?


En casa somos más de melón que de sandía. "Melón con jamón", "Gazpacho de melón", "Sopa fría de melón con brochetas", "Souflé de melón"..Sí, creo que todas las recetas propuestas por Karlos Arguiñano en su página web, las hemos engullido todas, todassssssss, salvo "La gelatina de melón con sopa de sandía". El día que la preparé dijo Pedrito, "¡mamá, qué asco de sopa, de sandía y de gelatina!.¡Quítale todo, por fa, y sírveme sólo el melón!"..Menos mal que en la despensa tenía almacenados una ristra de melones, dispuestos como misiles sobre el campo de batalla, a punto de ser autopropulsados de la alacena a la mesa por las electrónicas manos del ama de casa, que soy yo, una servidora, experta en lides doméstícas tangenciales.

Pedrito aborrece la sandía porque dice que las pepitas negras debieran ser canicas. "¡Hasta que no fabriquen sandías con canicas de vidrio y de colores, no quiero sandía!"-grita por los pasillos, blandiendo una espada de mosquetero de pega, que infunde más respeto y miedo que las de verdad en las manos de este pequeño monstruito que es mi hijo menor.

Sarita asegura que la sandía adelgaza muchísimo más que el melón, pero prefiere abstenerse de ambos cucurbitáceos, no vaya a ser que surja una nueva corriente nutricionista que invalide "la dieta de la sandía, la de la alcachofa y la de los plátanos con leche desnatada" y se demuestre que lo mejor para perder peso sea no probar bocado en tres días, tal y como le han recomendado sus amigas Charito y Rosita, que lucen cuerpos de sílfides anoréxicas espectaculares. "¡Así cualquiera, mamá!¡ La culpable de que no adelgace un gramo eres tú y sólo tú con tanto Arguiñano y tanto Ferrán Adriá!¡Me tienes harta con tu insistencia de que si hay que comer cuatro veces al día! Mis amigas comen una vez cada cuatro días y ahí están tan panchas!"..Sí, seguramente tenga razón esta hija mía, díscola, adolescente, púber, insoportable, canalla, ácrata..Sí, yo debiera seguir sus consejos, e imponer en mi casa que todos se alimentasen del aire.

En la manos de Jorgito no pueden caer sandías de veinte quilos ni de diez, porque es capaz de disertar durante horas sobre la teoría de la Gravitación Universal de Newton, el cálculo diferencial, las propiedades complejas de las elipses..¡Y digo yo que no es lo mismo explicar estas cosas tan adelantadas sosteniendo una manzana en una mano que una sandía de quince quilos! Mi hijo mayor nos dió una conferencia de cuatro horas seguidas durante una sobremesa estival en el porche de nuestra casa en la playa, sosteniendo una enorme sandía en la mano que no nos dejó catar..Su padre embelesado le animaba...La jaqueca que se me despertó aquella tarde fatídica se prolongó el resto del verano. Este incidente propició que mi marido tontease con mi vecina Maruxa y ¡vete tú a saber si la migraña obedecía ya a que Maruxita levantaba a mi marido hasta los cuernos de la luna y a mi me brotaban protuberancias frontales que el médico diagnosticó como cefaleas recurrentes!

Mi marido adora la sandía. Es el único que la come en casa. A él no le importan pepitas, vientres planos o si las manzanas caen de los árboles por "la ley de los inversos cuadrados". Lo mismo le da melón que sandía..como tampoco hace suyo aquel dicho popular que reza "que la buena teta en la mano quepa, si la mano no la cubre ya no es teta sino ubre" En cuestión de gustos lo mismo le da la talla 95C que la 100A. Tampoco les hace ascos a tanta mujer "sintética" que luce "top less" en las playas de Oropesa.

En cuanto a mi, me pregunto, ¿qué fue antes el melón o la sandía?

19 de julio de 2007

ला फ्रिया मिरादा दे यारू

"La fría mirada de Yaru"

"Belleza no es sinónimo de bondad. Debieras saberlo, Cilah. Elegiste la mujer más bella entre las bellas, pero su corazón es una piedra de hielo, que sólo se derritirá si le alcanzan los cálidos rayos de tu triste mirada, Puedes invertir lo que te resta de vida en mirar tristemente a su corazón y no lograrlo..Lo más probable, Cilah -seamos realistas - es que nunca lo consigas. Siento ser tan cruel contigo. Pero es preferible mirar cara a cara a la dura realidad que desperdiciar una vida entera en una misión imposible. Y fundir piedras y témpanos de hielo con la mirada nunca ha podido nadie sobre la faz de la tierra..."

"Es inútil que le sermonees así, amigo. Cilah está enamorado. Su mirada es triste, sí. Pero el velo de la ceguera del amor le confiere ese brillo melancólico y a la vez esperanzado, que le convierte en un loco, en un imprudente, en un pobre ciego que persigue su propia sombra con la vehemencia de la pasión fútil. Déjalo estar. Se le pasará. Aunque ya le viene durando más de tres años, más de lo conveniente, más de lo usual y natural, tarde o temprano morirá el virus que, subrrepticio, destruye en su memoria la fuente del olvido,,Y el olvido, amigo, nos salva de todas las catástrofes. El amor, amigo, es una catástrofe. Guárdate de él todo lo que te sea posible"

"Yaru juega con él. Se ríe de él. Le menosprecia delante de los demás. Su belleza me resulta repugnante"

"Dicen que Cilah lleva días buscando a Yaru entre los burdeles de lujo de la ciudad. Corre el fundado rumor de que esta despiadada mujer de hermosura impúdica vende su cuerpo al mejor licitador, al más rico e influyente, con la aviesa intención de embaucarlo para ser llevada a una vida mejor, opulenta en riquezas y lujos que Cilah nunca podrá brindarle. ¡Pobre Cilah!"

"He visto a Cilah sentado debajo de una encina llorando como un niño"

"Ha sido vista Yaru vestida con un precioso sari de seda brocada del brazo de Neru, el rico comerciante de tejidos.

"Se anuncia la boda de Yaru y Neru. La ceremonia y los festejos nupciales durarán quince días. Han invitado a personalidades de la más alta alcurnia. A Cilah no lo han invitado"

"Cilah no come, no duerme. Sus amigo lo visitan y se preocupan por su estado de salud, Pero él no les abre la puerta en muchas ocasiones. lleva varios días sin dar señales de vida"

"Los bomberos de Bombay han derribado la puerta de Cilah, que vive en un cuarto piso sin ventanas al exterior. Un bombero de dedos ensotijados de abultados anillos de oro, lo lleva en volandas en estado inconsciente. Los propios bomberos lo han trasladado al hospital en su dotación, porque saben que nunca llegará la ambulancia si la solicitan a su central. Las ambulancias están para cosas más urgentes y perentorias que para atender mal de amores"

"Cilah se recupera poco a poco en" Bombay Hospital". La dulce mirada de la enfermera Saday cura lenta y cautelosamente las heridas de su maltrecho corazón. Un corazón que ha estado a punto de convertirse en una piedra de hielo."

16 de julio de 2007

"Es एल अमोर । ते कुए ओचुल्तार्मे ओ हीर

“Es el amor. Tendré que ocultarme o huir”

“El amenazado” Jorge Luis Borges


“Es el amor. Tendré que ocultarme o huir” de este largo adiós sin principio sin fin. “Es el amor” así lo llaman banal, trivial..como si albergase alas en su impúdico cuerpo ambiguo, incierto, asexual. Es el largo adiós del amor que me obliga constantemente a esconderme, a refugiarme en cualquier portal de cualquier casa abandonada de cualquier pueblo deshabitado de cualquier país sin bandera de cualquier continente sumergido de cualquier planeta sin estrella y aún sin descubrir de cualquier galaxia sin nombre de cualquier universo sin Dios. Es el amor. Es el largo adiós del amor que me empuja a alejarme deprisa como por miedo como por pudor como por un extraño disgusto o molestia como para evitar un daño a nadie a cualquiera a todos y cada uno como por arrogancia como por un grave sentimiento de culpa e inferioridad como por violentar y violentarme como por ridículo o rareza o esa extravagancia que mueve a risa..Sí, sí, se ríen de mi por este largo adiós que no acaba pero tampoco empieza en ninguna parte. Resulto tan extraño a los espejos a las mareas a los niños a los astros, que quisiera evaporarme como arena en un reloj de sol, de agua, de péndola..y sí de péndola, caer en el efecto pendular del largo adiós que oscila entre el ir y el venir el sí y el no el te quiero y el no te amo, el deshojar margaritas y palmeras, el frío y el calor que abrasa que quema me quemas te quemo..distancia..necesito distancia, la distancia del largo adiós, a respetable distancia me mantengo a respetuosa distancia te mantienes..el largo adiós ahí en medio como un convidado de piedra que no deja tocarnos ni besarnos ni despojarnos de nuestros cuerpos para que nuestras almas enmudezcan por siempre y el silencio diga lo que tenga que decir que será siempre la eterna melodía del largo adiós inconfesable..angustia..angustia....no quiero boleros ni tangos..quiero quemarlos en la hoguera del largo adiós..que se callen los poetas, ésos malditos voceros del largo adiós...rapsodas ciegos del ciego amor. Es amor, ya lo dije. No lo digo más.”Tendré que ocultarme o huir” Me acogerán los cálidos brazos de una madre invisible que me consuela y me abriga....La palabra.

14 de julio de 2007

"Escrito en la ceniza"

Galip, el protagonista del "Libro negro" - "Kara kitap" - de Orhan Pamuk, hastiado de buscar infatigable a su esposa Ruya por las calles de Estambul, ha decidido escapar por la media luna blanca, centrada en el lomo del libro, que reposa sobre la mesilla de noche de un lector, que duerme apacible en su lecho estival de su casita en la playa de Conil en Cádiz.

Galip contempla al salir, la media luna que resplandece en el cielo a través de la ventana del dormitorio y la compara con la media luna impresa en la portada del libro y piensa que los pensamientos poderosos, ésos que uno deja que invadan la mente hasta en sus últimos recodos, fortalecen y cobran vida y se materializan.

"Ya lo creo que se materializan. La prueba irrefutable es que aquí estoy, cual era mi deseo. Si hubiese querido encontrar a Ruya de verdad, la habría encontrado. Pero en el fondo anhelaba haberla perdido para siempre porque no soportaba su indiferencia y mi amor ciego e incondicional. Crecía mi angustia al buscarla. Crecía mi angustia al pensar que la podría encontrar. Crecía mi angustia al imaginar que no la volvería a ver jamás"

Galip se dirige a tientas al armario que se encuentra abierto de par en par. "Nunca entenderé a las personas que pueden dormir a pierna suelta con un aramario abierto ante sí" Casi a ciegas escoge unas bermudas de color gris claro y una camiseta blanca, que parece que le estaban aguardando. "Cuando uno decide con tanta celeridad y presteza las cosas, es que las cosas han decidido antes por tí lo que piensan hacer contigo al respecto de lo que sea"
Toma también "prestadas"- "algún día te las devolveré, hermano" -unas chanclas verdes. Se dirige al salón contiguo a hurtadillas y de puntillas, para cambiarse de ropa y soltar ese triste traje gris de abogado fracasado, que no se ha podido quitar desde que Pamuk empezó la novela allá por el año noventa del pasado siglo. "Si estos escritores supiesen que lo que más nos molesta a los protagonistas es no podernos cambiar de ropa con la asiduidad que todo el mundo merece, se abstendrían de elegir nuestro fondo de armario"

Galip ha dejado el traje, la camisa y la corbata tirados en un sofá y los zapatos negros de cordones y calcetines deshechados en el suelo. Ahora se encuentra en la playa que duerme bajo la media luna radiante. Se arrodilla y escribe sobre la ceniza los nombres de Ruya y el suyo, como en un gesto simbólico que viene a significar que en breve todo terminará para siempre. Vendrá una ola y borrará sus nombres por siempre jamás. "Tal vez si se borran nuestros nombres, también nosotros dos desapareceremos de la faz de la tierra y de la memoria de los seguidores del cruel Pamuk"

Galip quiere conocer la geografía de la realidad palpable y palmaria. Está más que harto de recorrer Estambul de cabo a cabo, sin poder abandonar sus limitadas fronteras urbanas, sin poder renunciar a su pobre y constreñida historia que sólo gira en torno a Ruya y sus caprichos. Galip quiere preguntar a alguien dónde hay un río en este precioso lugar. Precisa acudir a las orillas de un río porque cree que será lo más parecido al Bósforo. El Bósforo, El Bósforo, sí. Lo añorará sin duda.

-"Disculpe, ¿dónde está aquí El Bósforo de ustedes o el río que más se le parece?"

Nadie entiende las palabras que pronuncia Galip.

- "¡Vaya, a Pamuk se le olvidó enseñarme idiomas! Seguramente su intención era la de mantenerme confinado dentro de aquella Historia Negra inscrita en la cerrdura de una media luna blanca.

13 de julio de 2007

"Kio y Ayumu visitan el delfinario del Acuario de Osaka"

Asunto: Kyo y Ayumu visitan el delfinario del Acuario de Osaka

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Kyo se ha sentado en el suelo ante la fachada del Acuario de Osaka en el barrio de Minato-Ku. Aguarda la llegada de su amiga Ayumu, de la que está prendado desde la infancia. Ella lo quiere y acepta como amigo, pero de ahi a considerarlo su novio media tanto trecho como de Abeno-ku a Yodogawa-ku y Ayumu no está dispuesta a caminar tanto para llegar al alma de Kyo y explorar su corazón. Muchas veces ha comparado el corazón de Kyo con el sol de fuego de la bandera japonesa y así se lo dice de vez en cuando, cuando él se pone muy pesado: "Tu corazón es un Hinomaru de sol incandescente. Tu fondo blanco, puro como la nieve corre el riesgo de abrasarse. Kyo, no me importunes más. Soy fría como el mármol y nunca me casaré."

Kyo contempla resignado la pareja de delfines que embellecen el cuerpo de la fachada del acuario. Piensa que él siempre besa los pies de su amiga tal como uno de los delfines, que humillado sigue la estela del otro, altivo, erguido y en franca ventaja. Kyo se consuela imaginando que la finalidad primera y última de una manada de delfines es jugar. No conoce animales más juguetones que éstos. Juegan por jugar sin la malsana intención de competir o ganar. En eso y otras muchas cosas se diferencian de los tiburones, fríos calculadores que sólo anhelan triunfar caiga quien caiga. Decididamente Kyo contempla su sana y larga relación con Ayumu como un juego divertido, un juego entre delfines por eso acuden cada cierto tiempo al acuario para recordarlo instintivamente, para afianzar los lazos de su lealtad y amistad. Kyo ya no añora tanto el amor. Los delfines le sugieren que la amistad es lo que cuenta. La amistad sin lugar a dudas es el sentimiento más noble y más alto.

Kyo sabe que Ayumu una vez más llegará tarde. Aguardará por lo menos una hora a que ella se presente resuelta y tranquila como una princesa de cuento, con la misma displicencia e ínfulas de grandeza que la diosa Hi no Mikami, como si perteneciese a la mismísima familia imperial. Kyo coge de su mochila unos pastelitos que vende el joven Ian en el colmado de su calle. A este tendero le encanta vender productos foráneos y dice que estos bollos provienen de España. Dice que los hace traer porque le traen suerte, porque son de una marca de pan y bollería que se llama Bimbo y Círculo Rojo. Los vende caducados porque tardan en llegar desde tan lejos, pero como son un homenaje a la bandera nacional seguro que sientan bien a todo el que lo pruebe. Kyo ha comprado los diez paquetes que exhibe Ian en la estantería para no quedarse sin ellos, pero de poco le servirá ya que se ha zampado tres paquetes. Cada paquete contiene cuatro bollos. Kyo esta gordo. Tal vez ésa sea la causa de que Ayumu no le haga caso en lo sentimental. Pero los bollos del Círculo Rojo llenan el vacío que deja en su corazón la indiferencia de Ayumu. Kyo nunca ve su hambre saciada, aunque su estómago esté a punto de explotar.

La bandera nacional ondea en un mástil improvisado en la fachada del acuario de Osaka. La han puesto ahí porque dentro de unos días está prevista la asistencia de un dignatario importante. Kyo se deleita degustando los pasteles españoles mientras contempla la suave y periódica ondulación del círculo rojo embutido en un pañuelo blanco con el que Kyo piensa que podría limpiarse la nariz o el sudor de la frente o hacer ambas cosas. Kyo siente un pudor, una vergüenza que está a punto de hacerle perder el conocimiento, por si alguien que pase escucha sus pensamientos y le adivina la intención de sonarse la nariz o limpiar el sudor de su frente con la bandera nacional. Será cosa infame de estos pastelitos extranjeros. Kyo decide comérselos todos de una tacada para eludir y espantar tan malas y rastreras intenciones. Cualquier excusa es buena para saciar su gula.

Ayumu se presenta ante su amigo cuando éste acaba de proferir un eructo irreverente para con la bandera, los delfines, la gente que transita por la explanada de la plaza. Ayumu le planta un beso en la cara y Kyo se sonroja:

- "Tu cara se ha puesto tan roja que parece el cículo de nuestra bandera nacional. Si sigues comiendo esos bollitos flamencos todos se reirán de mi. Dirán que me paseo por las calles de Osaka con el Hinomaru de la mano. Le diré a Ian que nunca más te venda esos pastelitos" -Ayumu no habla en serio. Se ríe a carcajadas. Se ríe tanto y con tal chorro de voz que Kyo explota en sonoras carcajas. Hasta la bandera ondea en el mástil como si celebrase con sonoras risas la llegada de estos dos delfines.

"¡Bingo!"

Ser tahúr de bingo no tiene encanto ninguno. Menos si se es mujer. Pierde todo interés al espectador ajeno si a la postre esta mujer es una anciana en edad de ingresar en una residencia, en edad de palmarla, en la edad de la incapacidad incapacitante. Pierde todo interés para los que no la conocen y no la tienen como miembro del clan familiar, pero si esta abuela, tal mi caso, te toca como bisabuela de turno, entonces la cosa pinta cruda, muy cruda.

Mi abuela Lola es tahúr de bingo. Dilapida sus mil ochocientos euros de pensión en esas inmundas salas de numerología perversa. La indignación familiar trasciende las cuatro paredes del ámbito doméstico. Nuestros gritos y trifulcas de hermanos, primos, nietos y biznietos por cuenta de tan disparatado dispendio se escuchan en todo el barrio. Todo el mundo está al corriente de tamaño absurdo y las sonrisitas sardónicas acompañan los saludos de amigos y enemigos por donde quiera que vamos.

La pensión de nuestra abuelarzuela supera con mucho nuestros paupérrimos sueldo mileuristas. Nadie que sepamos ingresa tanta pensión como esta privilegiada mujer, pero entre todos tenemos que llenar su vacía nevera y tapar los agujeros económicos que va sembrando a su paso.

Entregamos el DNI de la vieja binguera para que se le prohibiera la entrada en las salas, y ella se busca las artimañas más arteras para acceder sin escollos en la sobrenoche y hasta el amanecer y gastarse los euros sin cantar una maldita línea ni un puto bingo. Hemos sabido que utiliza el carné de identidad de su difunta hermana que se le parecía mucho. Hemos sabido que ha pedido prestado el pasaporte a una amiga boliviana que no se le parece en nada y no ha encontrado ninguna dificultad para entrar y salir como si fuese la Baronesa pavoneándose las bornemiszas.

Ha empeñado sus joyas y ha vendido sus muebles Biedermeier, Hepplewhite, Regencia y Sheraton a precio de saldo. Sólo heredaremos deudas y disgustos de esta funesta mujer.

Estoy pensando la manera de eliminarla del mapa de nuestras vidas. No sé si estrangularla o verter cicuta en sus sopas. No sé si seguirla de noche y en un callejón oscuro darle un susto mortal de necesidad. Creo que todos cantaremos un "¡Bingo" de alivio, veremos atenuadas nuestras señales externas de duelo en vida de esta mujer y vestiremos un luto riguroso de alegría cuando acudamos como una piña al tanatorio para velar sus restos de tahúr de bingo.

12 de julio de 2007

"Siente un enemigo a su mesa. Ponga un enemigo en su vida"

No tenía enemigos y tuvo que inventarlos. Primero nacieron desnudos, cual Adán y Eva en el paraíso, en su imaginación. Sintió una alegría desmesurada y desbordante cuando constató que por fin cobraban vida propia en el mundo real. Porque todo el mundo sabe que sin enemigos no es posible una vida digna.



La estrategia que elaboró para crearse enemigos, no es conveniente revelarla aquí, donde todos se dicen amigos. Crearía un clima de animadversión nada recomendable en un ámbito de paz y calma chicha.



Quienes se convirtieron en sus enemigos tampoco lo diremos. Es el secreto mejor guardado que cada quien debe reservarse para sí.



No se inventó una guerra, como los políticos de tres al cuarto. Que nadie tome la iniciativa de inventarse una guerra para crearse enemigos. No es preciso aventurarse tan lejos, ni implicar a terceras personas inocentes y desprevenidas. En tiempos de paz, los enemigos son más imprescindibles que nunca, pero que no nos ciegue la pasión. No se precisan bombas, políticas panfletarias, ni pretextos foráneos. La guerra nace de dentro a fuera. Del interior al exterior. La fórmula a la inversa resulta contraproducente al fin que se persigue.



A él le tenían por un bendito, un pedazo de pan, pura bondad, tonto muy tonto. Le sobraban sonrisas y palmadas en la espalda. Todos se congraciaban con él. Todos se decían sus amigos.



Un buen día meditó a fondo si realmente tanta paz y amor alrededor, le satisfacían, porque no se sentía bien. Algo le repateaba en su interior: una especie de desdicha malsana que suelen llamar infelicidad.



A media noche le despertó una pesadilla reveladora. Soñó que moría y que a su entierro asistía tal multitud que todo el pueblo se convertía en un cementerio para que cupiesen todos. Aún así, seguían llegando foráneos al sepelio. A penas si reconoció dos o tres caras. El resto eran personas que no había visto nunca, pero que lloraban desconsoladamente su muerte. Despertó bañado en un sudor frío que se convirtió en una enorme palmada que le abofeteó la cara. Una voz interior le espetó "¡Cretino, tú lo que necesitas es crearte enemigos. Tú vida es un puro infierno.!"



Esa misma mañana se puso a ello sin mayor dilación. Al principio, los demás no daban crédito a su cambio de actitud, pero en cuestión de un par de semanas ya contaba en su agenda con una treintena de números de teléfono de personas enemigas. Estos números, los demás solemos aprovechar los intermedios publicitarios para eliminarlos de nuestras agendas y nuestras vidas, pero él los subrayó con rotulador amarillo fosforescente. Los miraba una y otra vez con orgullo depravado. Porque no nos engañemos, llegado el caso, no es lo mismo telefonear a un amigo que a un enemigo. Diremos que a los enemigos, por pura lógica elemental, no se les suele llamar. El los llamaba, si, pero a la peor hora, en el peor momento posible, llamada anónima y sin decir ni una palabra.



Una noche soñó que moría y que a su entierro sólo acudían su madre, su hermana y su perro. Algo así como si hubiese aprobado unas oposiciones a Notaría y hubiese celebrado una fiesta paupérrima en invitados. Despertó aliviado. Su vida por fin había cobrado el sinsentido que precisaba para seguir a delante.

"La oligarquía de Soset"

El Alto Comité de los Hombres Sabios dictaminó que esa primavera no lloviese en todo el Condado de Hallowsilverswood.



El Estamento del Tercer Continente convocó una asamblea urgente. Si no llovía, la cosecha de los transgénicos se iría al traste. Las semillas plantadas en los áridos y desérticos campos de los Libulengos precisaban de una lluvia programada. Pero los Sabios,a tenor de los informes remitidos por el Cudriple Equipo de Tecnócratas del Octavo Elemento, acordaron que la lluvia haría crecer las semillas. Los transgénicos alimentaría a los paupérrimos hijos de los Libulengos. Estos crecerían dos palmos más que el fruto de las semillas y el Tercer Continente se vería de nuevo plagado de la infame plebe.



El Alto Comité de los Hombres Sabios sabía que los libelungos eran la fuente de todo mal para el Planeta Soset. No se conformaban con poblar las desoladas tierras del Tercer Continente. Emigraban como hormigas de Nácvumeth hacia las praderas del Continente Putivladirkov. La lluvia no sería programada está primavera aunque los libelungos se levantasen en armas. Era preferible una guerra exterminadora que una lluvia nutricia.



Socrátruth, presidente del Alto Comité sentenció tajante, "Pasemos a otro asunto. Si en mi mano estuviese ya hubiese aniquilado a esa escoria ". "El siguiente punto del orden del día de Javedjob, es la sucesión del Príncipe de la Iglesia Universal Orbe et Urbi ", respondió la Secretaria del Comité, Tpsoezar. " Que elijan los cardenales de Orbe a Theofriz de Urbi. Es el candidato más conveniente a los intereses del Continente del Norte. Si alguien se distrae, muéstrenle los óbolos de la codicia o la opción de destierro con todos los gastos a cargo del Banco Mundial de Dionithvil.Siguiente orden del día. Rápido que me esperan para jugar un partida de Rollerpitbull en el Club de Campo de Sprinsting".



En la Batalla Tormenta del Desierto XXXVI perecieron tres millones de Libelungos, cien mil soldados de los boinas verdes del elitista ejército para la Liberación de Soset. Siguieron siete años de sequía programada, unidos a otros dos de sequía natural. Los transgénicos fueron reemplazados por cultivos de secano de bajo valor nutritivo. Las secuelas de la guerra, la hambruna y la sequía acabaron con la vida de los Libelungos. Solo sobrevivió un niño de tres meses tres días y tres segundos, Msías Libertador. Tres lobas esteparias lo amamantaron. Pero nunca se sabrá si creció, vivió y habitó entre nosotros.

11 de julio de 2007

"La delegación rusa"

Somos un grupo de escritores rusos, ateridos de vanagloria moscovita, en el Jardín de Invierno del palacio del Elíseo francés. Pero nuestros escrúpulos, nuestros egocentrismos de intelectuales que se vanaglorian aún no sabemos muy bien de qué, los hemos dejado en el felpudo de la Puerta de Versailles.
La mayoría somos hijos huérfanos del exilio. El exilio ideológico siempre se sintió huerfano de algo, pero no sabríamos en lenguaje occidental, precisar muy bien de qué. Las jóvenes promesas que nos acompañan, asienten y sonríen cuando les mencionamos ésto, pero para sus adentros se carcajean de nosotros como gallinas cluecas a punto de romper las cáscaras de los huevos empollados. Desconocen que siempre, siempre, primero fue el huevo y luego la gallina, pero hoy no no nos encontramos aquí para dilucidar tamaña tropelía.
Le he pedido a mi hija, una joven poetisa, por esta doble condición, - la de su preciosa juventud y la de niña predilecta de las musas -, que sea la portavoz del grupo, llegada la hora de estrechar manos a las Autoridades, responder a las peregrinas sugerencias de los intérpretes y salir boyante de las capciosas e incisivas preguntas que habitualmente lanzan los periodistas y reporteros internacionales.
Mi hija, aunque joven y poetisa, no tiene un pelo de ingenua, y me ha dedicado una mueca de soslayo, pero yo me he llevado rápidamente la mano al corazón. Sabe que en cualquier momento puedo caer fulminado por el rayo del infarto y la apoplejía y esta circunstancia la conmueve y ablanda. ¡En éstas y tantas cosas me recuerda constantemente a mi mujer!
Sonia murió de esa tristeza inconsolable que llaman cáncer. Si se encontrase con vida, mi hija y yo no estaríamos hoy aquí en este acto porque Sonia tenía la casa de la mente muy bien amueblada, con cada idea en su sitio, sin un jarrón aqui de más ni una porcelana allá de menos. Sonia era mi mentor y mi ángel de la guarda. Me parece que algo me susurra al oído, pero no quiero escuchar sus sabios y certeros consejos, porque de sobra sé que me he equivocado viniendo aquí. Encuentro una disculpa en la circunstancia de mi vejez. A los viejos, todo se nos debiera estar permitido. Sonia, mujer de principios, me reprocharía también esta memez. ¡Ay, Sonia, perdóname, amor mío!.
Jacques y Vladímir parecen entenderse a las mil maravillas. ¡Qué patéticos me resultan los políticos sabiéndose avezados en todas las causas y ciencias, tan petulantes ellos ! Son a veces los intérpretes jurados quienes les salvan de sus escasos conocimientos. Verdaderamente, los políticos listos son aquellos que saben rodearse de cultivados intérpretes y tecnócratas políglotas.
Ya llegó la pregunta incisiva, "¿Se puede criticar a Vladímir?" Sin duda han inspirado a mi hija las musas cuando sus delicados labios pronuncian "No critico al presidente. Hay que tomar distancia. Hay que ser prudente".
Todo este mal rato por crear un espacio común de la educación y la cultura en Moscú, bajo los auspicios de Bruselas. "Sonia, los tiempos han cambiado. Ni tú ni yo pertenecemos ya a este mundo. Pero nuestra hija, si, Sonia. Por ella y por los de su generación y las venideras estoy hoy aquí".
He sentido un beso de Sonia en la mejilla. Los besos de los muertos son un preludio de la propia muerte, que anhelo y aguardo después de estrechar la mano al presidente.

"Injusta leyenda urbana"

Nunca me gustó el cuento del "Patito feo". No era patito. No era feo. Una estafa de cuento. Prometía a cualquiera encontrar su lugar, su clan, su familia. Yo nunca la encontré.
Cuando pesaba a los diez años setenta kilos y reventaba las básculas de las farmacias, de las consultas de los endocrinos, de los cuartos de baño de mis abuelas, de las revisiones médicas escolares...todos me llamaban gorda, vaca, ballena.
A los once no dejé de comer, pero me provocaba vómitos. Leí que los romanos hacían lo mismo en las orgías para poder seguir atiforrándose. Yo lo hacía para disfrutar de la comida y adelgazar sin pasar hambre. A esta manera extraña de conservar la línea se le llama bulimia. La bulimia adelgaza y enloquece. ¿O tal vez lo que enloquece son los volubles comentarios de las gentes, que si estás gorda te insultan y si estás delgada, también?
A los doce años, es decir, el pasado año, pesaba cuarenta kilos y medía metro sesenta. Ahora, a punto de tirarme desde el balcón de mi casa, peso treinta seis kilos y en un año he crecido un centímetro. Me he pesado antes de suicidarme. Siempre que he ir a un lugar nuevo y desconocido para mi lo hago. Tardaré en sellar mi cuerpo contra el asfalto porque peso casi como una pluma de paloma gigante. En la ciudad las únicas aves que se pueden ver son las repugnantes palomas de plumaje de alquitrán y las niñas anoréxicas que sobrevuelan las azoteas llevadas por el viento. Las niñas anoréxicas y bulímicas somos también asquerosas y repugnantes porque nunca, nunca encontramos a nuestra verdadera familia, nuestro clan. Nuestras madres no nos reconocen como suyas. Las madres de nuestras amigas tampoco. Las maestras nos recuerdan el cuento del "Patito Feo" como si esta burda historia de anades nos sirviese de algún consuelo.
Voy a tirarme ya sin meditarlo mucho más. Tal vez esta solución desesperada sirva para que mi verdadera madre venga a salvarme. Espero que su cuello sea muy largo, flexible y negro. Sus patas cortas. Sus alas anchas. Espero que venga desnuda y deteste los imperativos de la moda. Espero que me lleve a un lugar donde pueda comer sin pensar en engordar. Espero que en ese lugar, las gentes amen y respeten a las ballenas y a las sílfides por igual.

"El parné de Julián"

Mire Zeñó Juez que yo pensé que el parné negro era buen parné. Me dió por pensar que él estaba más podrido de parné blanco que yo del ganadado con el sudor de mi frente. El 2003 se me dió mu bien. Esos 603.000 euros los gané haciendo las Américas. Fue el mejor año de mi carrera artística...Los ingresos me los hacía unas veces mi madre, otras mi road manager, otras mi hijo... alguna vez mi secretaria de confianza. Los artistas no tenemos tiempo pa ná, sabe uzté. El 2004 se me dió peorcillo. Ya en las Américas me tenían muy vista y me dediqué más a las ferias de pueblos y ciudades. Año como el 2003 no lo he conocío de bueno y boyante. El mundo del artisteo es asín. Hoy estás arriba y pasado , abajo. Luego están los de la prensa que no me dejan de vivir. ¡Me tienen una enquina que yo no me la explico, mi arma, Zeñó Juez! Figúrese uzté que yo cumplo años el mismo día que Z.P, el 3 de agosto. La enquina que le tiene Rajoy a su Señoría El Presidente de La Nación, me la tiene a mi la Prensa Rosa y Amarilla y hasta la Azul y la Verde. ¿Qué me pregunto yo qué que les he hecho pa que me traten ansí!...Luego verá usted por las cuentas que se reflejan ahí en esos veinte tomacos que me ha dedicao usted, que es mu de agradecer la atención que me está prestando, que mi economía dosméstica y persssonal me fue de puñetera capa caída. Ya no llenaba ni los polideportivos de barrio. Luego me metieron a mi Julián en la trena y pensé que el cielo enterito se me caía encima. ¡Por Dió, jomío! ¡quién se iba a pensar que esa persona tan seria y tan honorable iba a ser tamaño zimvergüenza de tanto tomo y lomo..¿Le habrá uzté dedicao por lo menos otros veinte tomos como los míos?...¡Y la Zldivarrrrrrrrrr, la Virgen! Esa sí que vió bolsas de basura en su casa que no eran escombros sino euros sin estrenar.¡.Yo eso no lo he visto jamás en mi casa ni en Guadalpín ni en La Cantora!...¡Maldita la hora que me enamoré de ese truhán pensando que era todo un Zeñó!..Yo ya no le quiero volver a ver nunca más y si no corto con él públicamente mandando un comunicado a la prensa es porque sé que me terminan de despellejar viva, zeñor Juez...a mi el dinero nunca me ha importado..Sólo el cariño de los míos, de mi gente, el calor de mi público que me adora y me seguirá fiel hasta el cadalso si hace falta, que yo prefiero la pena de muerte radical y sin sufrir que la cadena perpetuas y los corredores de las muertes fríos..a mi las cadenas y las esposas y los monos color naranja me sientan mu malamente, sabe Usté Zeñó Juez...Los veinte tomacos esos se pueden resumir en dos palabras, SOIS ISNOCENTES...

"Nací el mismo día que Alfred Hitchcock"

Amaneció la ciudad plagada de palomas.

Esas asquerosas e inmundas ratas de ciudad que corroen todo a su paso habían conquistado durante la noche los espacios públicos -plazas, parques, calles, avenidas, rotondas.. - y los privados - fachadas de edificios, azoteas, tejados, balcones, barandillas, alféizares de ventanas...-

El despreocupado y somnoliento madrugador que salía a la calle comprobaba con estupor como centenares de ellas pasaban al interior de los portales, trepaban y reptaban escaleras para colarse por cualquier resquicio al interior de las viviendas. El que tenía la fortuna de dormir vestido y protegido por un pijama sentía menos dolor y repulsión que el que lo había hecho desnudo. Cual plagas de langosta irrumpían en las habitaciones y aposentos de niños y adultos causando golpes y heridas a los que a esas horas aún dormían. El despertar incrédulo hacía pensar a todos que en realidad estaban viviendo una pesadilla, pero pronto entendían que asistían a una invasión sin precentes de "Columbae Livia"
anidando en sus camas, en sus habitaciones, en sus casas, en sus vidas.

El ruido ensordecedor de sirenas de bomberos, policías y ambulancias no parecían afectar a esos millones de pichones que colonizaban la ciudad a pasos agigantados, sin tregua, con un alarde de hostilidad aviar o aviaria espantosa y depredadora. Pronto entendieron los servicios de emergencia que no se trataba sólo de un plaga miserable. Algo terible estaba sucediendo. Las personas, en especial los ancianos y niños morían como moscas a escasas horas de haber sido abatidos y picoteados por estas ratas destructoras y voraces que a penas un día antes comían apaciblemente miguitas de pan en cualquier parque.

Conseguir equipos adecuados que diesen protección a toda la población, resultaba imposible. No se estaba preparado para esto.

El panorama pintaba desolador ya que al contactar con las poblaciones cercanas y lejanas, vivían idéntica situación. Una inexplicable nube tóxica de palomas bravías invadía ciudades y pueblos de todo el país. Llegaban noticias extrañas, rumores y ecos súbitos, inesperados, desesperanzados que informaban de que el planeta entero sufría una invasión desoladora, apoteósica.

Las descendientes de aquella paloma que regresó al Arca de Noé con una rama de olivo en el pico para informar a los supervivientes de que había tierra firme y la esperanza de vida era posible, ahora habían enloquecido extrañamente y sembraban el horror y el caos en la tierra. No hubo supervivientes o tal vez si. ¿Qué animal regresaría a la nueva "Arca de Noé" para indicar que la plaga había cesado, que una mínima esperanza de vida se vislumbraba en el horizonte?

"La Sibila de Madrid"

Dicen de mi que por una frustrada pasión amorosa, que por mi obligada soltería elegí acobardar a las más valientes plumas de nuestra España.

Azorín barruntó de mi que me imaginaba en una buhardilla madrileña mirando los tejados lluviosos y los gatos vagabundos, pero lo cierto es que aborrezco la lluvia, me dan alergia los gatos y sospecho que estos felinos seres albergan alma de hombre ya que se muestran tan esquivos, casquivanos y pendencieros a la que saltan de los tejados a las mugrientas y solitarias calles de la noche cerrada.

He de reconocer que yo también albergo alma de hombre en un cuerpo sinuoso de mujer. Me gusta contemplar mi silueta desnuda ante el espejo del pasillo del convento cuando las monjas duermen y el gallo está a punto de cantar su arrogante quiquiriquí de irisados visos. Hago esto todas las noches desde que ingresé voluntariamente en el monasterio para hallar paz interior y sosiego para ejercitar las letras, porque así aliento y sostengo mi sensualidad contenida, como si cada día un amante furtivo trepase hasta mi celda y no sólo aplacase mi deseo violento e insaciable de entregarme a la cópula, sino también para brindarme ese brío masculino que a casi todas las mujeres nos falta de anhelar letras y armas en vez de temores de honra, almohadillas y ruecas que nublan nuestro entendimiento femenino con el recato de la vergüenza. Contemplo mis senos y los acaricio como lo haría un hombre frenético y lujurioso, y antes de alcanzar las nubes del paraíso que sólo el animal sexual que todos llevamos dentro alcanza, corro a mi aposento y me fundo con las rugosas sábanas de lino suavizando su tacto con mi goce. Entonces y sólo entonces siento que mi pasión por las letras es superior a los placeres y deleites de la vida tan efímeros y volátiles. Entonces y sólo entonces me incorporo y tomo la pluma para escribir lo que la fructífera inspiración me dicta cual jinete que galopara a toda prisa con un destino incierto pero con una meta precisa.

Entre la rueca y la pluma, siempre elegiré la pluma no sólo porque mi cuerpo alberga un alma de hombre sino porque sé que el alma del hombre es igual al de la mujer y algún día tanto ellos como ellas entenderán que idénticas pasiones arrebatan los ánimos de ambos.

"La gran Galería"

- ¡Toca el violín, Lully!¡Que no pare la música! - ordena El Rey Sol, Luis el Grande.

El ambicioso proyecto de Jules Hardouin Mansart ha cobrado vida al fin. El rey contempla por primera vez de cuerpo entero el talle de su flamante figura. Corre de un espejo a otro a lo largo de la galería. Los cuenta mientras Lully le sigue, entonando una alegre melodía.

-Doscientos treinta......trescientos cuarenta y tres......¡trescientos cincuenta y siete! ¡Trescientos cincuenta y siete espejos para mi solo, Lully! ¡También para tí, canalla! - exclama con una estruendosa carcajada que resuena como el eco de un dios enloquecido - ¡Oh, no, bribón! ¡Para ti los ventanales! ¡Para que te precipites por ellos cuando se te agote la inspiración y ya no me sirvas para nada! - el rey no para de reir y correr. Ahora se ha puesto a danzar. Danza magistralmente. Lully le enseñó.

- Aqui podría reunir a mis esposas, mis amantes, mis hijos legítimos y bastardos y arrojarlos a todos por la ventana. Podría castigarlos a permanecer contemplándose frente al espejo a cada uno de ellos y me sobrarían espejos.

El rey y Lully danzan juntos a lo largo de la galería. Sus siluetas se recortan al filo de los espejos que deslumbran y despiden los rayos del sol matinales que se filtran por los enormes ventanales. El rey se detiene bruscamente y cambia el semblante. Lully sabe que algo le inquieta. Tal vez la firma de un importante tratado con España o Gran Bretaña. Quizás su esposa o alguna de sus amantes le ha causado problemas. Pudiera ser que alguno de sus hijos reclame más prebendas para sí.

El rey se dirige a unos de los espejos y toma con furia el violín de Lully. Arremete contra el espejo y lo rompe en mil pedazos. Recorre la galería hasta la entrada principal y grita:

- ¡Que alguien recoja los restos de espejo roto! ¡Que inmediatamente repongan ese maldito espejo!

Lully toma el violín y toca "Les Amours Déguisés" que tanto apaciguan el ánimo del rey. El rey se derrumba para sentarse abatido en el suelo, reclinando su espalda en uno de los espejos. Lully no se atreve a preguntar qué le sucede, pero sabe que el corazón del rey puede en cualquier momento estallar en mil pedazos. El rey rompe a llorar. Gimotea como un niño. Lully no deja de tocar. Sabe que cuando el rey llora, su corazón, su espíritu se recomponen de nuevo y dentro de unos minutos todo volverá a ser como antes.Lully tendrá ante sí a El Rey Sol, el gran astro que todo lo ilumina.

"La toma de la Bastilla"

Napoleón Bonaparte no nació en Córcega. El 15 de agosto de 1769 su madre lo parió sin demasiados aspavientos de dolor, en la cama de su casa en un suburbio de París. La comadrona exclamó "¡Este mozo medirá dos metros!". Fue hijo único porque su padre Carlo Bonaparte abrazó un extraño voto de castidad y martirio que su esposa María Letizia Ramolino nunca llegó a entender.

Napo - asi le llamaban cariñosamente - a los cinco años ya trabajaba para el librero Pasquale Paoli trajinando libros de aquí para allá. Monsieur Maximilien Robespierre, un aristócrata enfermo y ciego, se hacía llevar libros a casa y en cuanto Napo supo leer,- su madre le enseñó a leer, escribir y cocinar con férrea disciplina -obligaba al niño a que le leyese en voz alta la "Historia Universal" de Polibio, las "Vidas Paralelas" de Plutarco, la "Expedición de Alejandro" de Arriano de Nicomedia y a que le preparase un puchero de garbanzos a fuego lento mientras le leía. Al mediodía ambos comían juntos y Monsieur Robespierre acariciándole el pelo, siempre le decía "¡Qué bien guisas y qué bien lees! Tu madre te sabe educar".

Un mal día al aristócrata se le atragantó un huesecillo del espinazo del cocido, que el rapaz le preparó al estilo español, y murió asfixiado. Su rostro se desplomó sobre la pringada de garbanzos de Aquitania, morcilla de Lemosín, chorizo de Borgoña. Napo pensó que se había quedado dormido porque nunca hasta entonces había presenciado la muerte de nadie. Aprovechó para comer doble ración de cocido del puchero de barro y reunir los libros prestados para devolverlos al librero Pasquale Paoli.

Cuando regresó a casa, su madre le dijo que aún no tocaba baño. Napo se bañaba una vez cada tres meses. Odiaba a los corsos y se juró que no se bañaría más hasta que no quedase uno vivo."No te preocupes, mamá, no pienso bañarme en mucho tiempo"

Al regresar su padre insistió una vez más en que Napo debía ingresar cuanto antes en la escuela militar de Brienne-le-Château, graduarse y luego proseguir su formación en la École Royale Militaire de Paris, pero Napo no quería de ninguna manera ser militar. Le apasionaban los libros y quería ser escritor.

Cuando estalló la Revolución Francesa, Napo acudió a la toma de la Bastilla. Los niños como él no portaban nada y Napo gritó, "Tomaremos la Bastilla con las manos al viento y con nuestros dientes arremeteremos contra el poder absolutista" Cientos de manos diminutas ondeaban cual banderas blancas al viento. Napo fue el primero en morder a un noble gruñón y rancio.

Esa misma noche, Napoleón, lleno de magulladuras y rasguños, escribió las líneas de su primera novela. Había nacido un escritor. Esa novela la tituló "Manos inocentes al viento".

"Lucifer, el gato de Richelieu y el Tratado de Angulema"

Cuando María de Médicis se escapó por una ventana de su confinamiento en el Castillo de Blois, huyó con ella Lucifer, el gato de Richelieu, negro como el tizón. Dicen las malas lenguas que la reina vestía también de negro, el gató se enredó entre sus faldas y dirijió con ella la rebelión aristocrática.

Lucifer, al parecer no movió un pelo ni articuló un maullido. Cuando María de Médecis firmó el Tratado de Angulema que garantizaba su libertad, su pertenencia al Consejo Real y la paz con su hijo Luis XIII, Lucifer seguía ahí enredado entre las faldas del vestido y el corsé, porque la reina madre no había encontrado ocasión de desvestirse, lavarse y cambiarse. Esto que hoy escandalizaría a todos, no suponía ninguna contrariedad. El cardenal Richelieu llevaba tres meses sin asearse, el joven rey no se bañaba desde que el halconero real y favorito del joven rey Charles de Luynes instigó el arresto y asesinato del principal primer ministro del reino Concino Concini. El nombre de éste último se las trae y lo dice todo al respecto.

Lucifer, a pesar de su nombre, era un gato muy meloso, dócil y tranquilo. Si se enredaba entre las faldas de una mujer, máxime si ésta era reina, entendía en su fuero interno gatuno que ése era un lugar muy acogedor para pernoctar el tiempo que hiciese falta. En Angulema, durante la firma del tratado, la reina se levantó un poco la falda porque sentía un picor intenso en el pie, momento que aprovechó Lucifer para salir de la guarida. El Cardenal Richelieu exclamó preso de sorpresa y estupor :"Lucifer, ¿pero tú que pintas aquí?¿de dónde sales?. " El duque de Luynes entendió que el cardenal se las entendía con el propio Belzebú y a él atribuyó su muerte al año siguiente cuando expiró en su lecho su último aliento:

- Muero por Lucifer. Muero por Belzebú. Muero por Satanás. Iré derecho al infierno.

La falta de higiene y este tipo de malos entendidos eran típicos de la época. Nadie se escandalizaba si se confundía a un gato inofensivo con el mismísimo Lucifer.
"El hotel de Navacerrada"

El gerente del hotel despotricaba de aquellos que se mofaban del cambio climático. A estas alturas de enero ni una brizna de nieve en las pistas, un sol primaveral desafiante, unas laderas desnudas mostrando ímpudicas el monte de Venus de una arboleda lujuriosa y exultante. Los jóvenes acudían a retozar en vez de esquiar. Sus equipos de esquí se oxidaban en las bacas y portaequipajes de los utilitarios.

El gerente lamentaba que a estos jóvenes se les veía, a estas alturas de siglo, faltos de recursos.Comían bocadillos, copulaban salvajes a la vista de los demás sin ningún pudor y no entraba en su presupuesto de ocio hospedarse en ningún hotel. Todo ello por culpa del cambio climático. Incapaz de reconocer que él también últimamente se alimentaba de bocadillos y latas, incapaz de reconocer que sentía una envidia inquina hacia estos muchachos y que no le quedaba otra que paliar sus instintos con consuelos onanistas virtuales, el gerente se sentía cada vez más solo, amargado y huraño, no porque las gentes huyeran y se escondiesen de él, sino porque el cambio climático propiciaba que las gentes ignorasen taxativamente su existencia. Parecían transitar por delante de la fachada del hotel como si este edificio fuese un fantasma, un fantasma con entrañas trasparentes, un fantasma todo él invisible y por tanto inexistente.

El gerente empezaba a experimentar una sensación vital de inexistencia también. Si no fuese por el chat, los foros y el acceso a internet probablemente ya se habría convertido en un ser extraño, misántropo y loco. Pero si la afluencia de clientes seguía siendo nula pronto tendría que darse de baja de la tarifa plana y vivir aislado, sin teléfono, sin internet y algún día no muy lejano, sin suministro eléctrico. Todo merced a las putadas, si putadas, -para qué andarse con eufemismos - del Señor Clima y sus andropausias caprichosas.

El gerente languidece solo contemplando el paisaje estío por las cristaleras sucias. Corre el mes de agosto. Mañana será el día de la Virgen de La Paloma. Está nevando ahí fuera. Nieva por primera vez en meses, tal vez años. El gerente sale al exterior. Extiende los brazos y con el rostro henchido de felicidad mirando hacia las nubes cargadas a punto de reventar una tempestad de nieve, grita alborozado: "¡Al fin nieva! Inaguramos la tempora de esquí en la Sierra. Voy a solicitar de inmediato darme de alta en el contrato de luz y teléfono. Llamarán y acudirán clientes de todas las edades. He de darme prisa en contratar personal....Al fin nieva!"

El gerente ríe como un loco pero meses después ha recobrado la cordura y ha saneado su economía personal. Ha nevado todo el verano y parte del otoño. Por lo menos este invierno podrá encender el aire acondicionado cuando el termómetro alcance los cuarenta y cuatro grados a la sombra.