23 de febrero de 2011

¿Dónde estabas tú aquel 23-F del 81?....

Lo recuerdo como si fuese ayer mismo. Tenía 18 años y me sentía muy mal, con un fuerte dolor abdominal. No acudí a clase en la Universidad Autónoma de Madrid. No acudí a la empresa textil de mi padre para ayudarle. Me sentía una perfecta inútil porque tampoco ayudaba ese día a mi madre en las tareas domésticas. Recuerdo que presentía algo malo, un no sé qué se respiraba en el ambiente. Miraba por la ventana, tumbada en el sofá, y el día tan pronto estaba gris como soleado. Meditaba sobre mi porvenir: no me gustaba la industria textil y no podría satisfacer nunca los deseos de mi padre; me apasionaba la carrera que había elegido, Filología Clásica, pero no contaba con el apoyo familiar: A nadie en la familia le pareció bien que hubiese escogido esa carrera con tan pocas salidas laborales. En clase me sentía muy acomplejada porque todos mis compañeros eran varones y seminaristas mucho más mayores que yo. Hablan y escribían a la perfección griego y latín clásicos. Aunque durante el bachillerato fui estudiante de Sobresaliente y Matrículas de Honor, ante aquellos jóvenes, me sentía fuera de lugar y cobré plena conciencia de que me quedaba muchísimo por aprender. Fue una verdadera cura de humildad. Tampoco estaba acostumbrada a estar sola entre tanto varón. ¡Qué cosas, luego ése ha sido mi sino! Todo esto lo meditaba tumbada en el sofa aquel 23-F. En esto llegó mi padre mucho antes de la hora habitual. Recuerdo que lo primero que dijo fue, "Uf, menos mal, hija mía que estás aquí y no has ido hoy a la Facultad. Se habla de que ya hay tanques en la calle. Creo que haremos maletas y nos marcharemos otra vez cuanto antes de este puñetero país" No sabía de lo que hablaba, hasta que encendimos la tele y el transistor y entonces entendí. Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo.
Ocho meses despúes nació mi hijo mayor ochomesino y con poquito peso, fruto de mi primer novio y durante esos ocho meses cada vez que acudía a consulta ginecológica, el tocólogo me preguntaba cuándo tuviste tu última menstruacción y siempre me tocaba decir con cierto pudor "El 23-F, Señor". ¡Qué tímida era yo por aquel entonces! Ese 23-F nacía un bebé en la familia, un sobrino, primo de mi hijo. Nadie acudimos al hospital porque sentíamos miedo. Menos mal que teníamos las canciones de Jarcha y los poemas de Miguel Hernández. Menos mal que aquello sólo fue un mal sueño, una pesadilla.

4 comentarios:

Diciembre dijo...

Recuerdo a toda mi familia 'pegada' al televisor, mientras comentaban las consecuencias que aquella nueva situación podría acarrear al país. Yo miraba con inquietud sus rostros preocupados. Afortunadamente, todos despertamos de aquella pesadilla...

Raquel dijo...

Me ha gustado mucho como está escrito, Gemmayla. Me ha llegado.

NoSurrender dijo...

Yo acababa de regresar del colegio y estaba en la cocina preparándome algo para merendar. Mi madre tenía la radio puesta, como siempre. Y lo escuché ahí en directo. Al oír esos tiros no nos cabía duda de que habían matado a todos, que todo se había vuelto a estropear. Sentimos miedo por mi padre, por mi abuelo, a quienes no conseguíamos localizar. Qué horror.

Hoy, tantos años después, parece impensable que alguien entre en el Congreso y se líe a tiros en el nombre de España y la salvación nacional, pero las ideas que esa gente tenía siguen tan presentes como siempre en esta negra España.

Brindo por todos nosotros, supervivientes de aquello, supervivientes de esto.

Y besos para ti, Gemmayla!

Gemmayla dijo...

Hola Diciembre, Raquel, NoS.:

Es increíble como todo el mundo lo recuerda como si fuese ayer, siendo muchos niños de corta edad.

Este 30 aniversario cobra especial relevancia dados los aciagos acontecimientos que se suceden en Lybia y cuantas reivindicaciones legítimas se están sucediendo en el mundo árabe.


Yo tb brindo por todos nosotros, por nuestra libertad en todos los aspectos, en especial nuestra libertad de expresión y por supuesto porque, efectivamente, NoS. somos verdaderos y genuinos supervivientes.

Besotísimos para los tres