29 de septiembre de 2018

¿Es machista el aire acondicionado? ...

Anoche llegué a casa con fiebre y un trancazo monumental. Toda la noche fatal. Durante la semana en el bus y metro los conductores, hombres todos ellos, a 18 grados la temperatura en el interior de los vehículos, cuando la legislación exige que sea a 24 por salvaguardar el medio ambiente, y de paso no morir de una pulmonía. Cualquiera, además, les dice nada. Te responden de malos modos. Anoche al regresar en metro, fue el único dia que la temperatura estaba graduada a 24. Me fijé que conducía una chica muy joven. Casi me entraron ganas de acercarme a la cabina de maquinista y darle las gracias, pero me encontraba fatal. Estaba delirando por la fiebre y ya cansada del trabajo y la jornada extenuante. Afortunadamente mi compañero me vio tan mal que accedió a quitar el aire para no perjudicarme más. Se lo agradecí en el alma, aunque me di cuenta de que pasaba mucho calor. Me habría ido, pero aguanté como pude la jornada porque no tenía ningunas ganas de ir al médico. Sólo me apetecía meterme en la cama. Mi compañero me dijo que eso lo arreglaba un buen güisqui antes de meterse en la cama. Pero como en mi casa no tengo licores ni alcoholes, me tomé un vaso de leche caliente con miel, un Ebastel y un Frenadol y al sobre. Hubiese querido tener güisqui. No lo he tomado nunca, pero anoche habría sido un momento ideal iniciático. He pasado una noche delirante con sueños extraños. Sólo recuerdo uno de estos sueños: mi casa estaba llena de trozos de papel, telas y plásticos y quería deshacerme de todo ello, pero me flaqueaban las fuerzas y desistía y esos artefactos de papel, tela y plástico seguían creciendo e invadiendo mi casa. Y yo recordando que últimamente a instancias de Enrique Vila Matas, estoy en plan Bartleby "pasando de tó". Pero volviendo al tema que nos ocupa hoy sobre si el uso del aire acondicionado es machista o no. Yo creo que sí lo es. Si ellos necesitan 18 grados y la ley exige 24 y las mujeres a 24 grados estamos divinamente, digo yo que podrían ponerlo a 22, en un "ni pa ti, ni pa mi". Pero sólo piensan en ellos mismos, en general, salvo honrosas y honorables excepciones como mi compañero que accedió a pasar calor por no perjudicar más el trancazo monumental que arrastró por culpa de los dichosos aires acondicionados. Esto lo arreglaba un buen otoño. Pero estamos en otoño a 30 grados a la sombra. Quien niegue el cambio climático es que se ha pasado de güisquis. En fin, hoy Netflix, Filmin y en camita. Muy Feliz Finde y muchas gracias, compañero.

26 de septiembre de 2018

DA UNA MEJOR UTILIZACIÓN A TU PÁGINA 404...ENTRE TODOS TENEMOS QUE ENCONTRAR A NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES DESAPARECIDOS.ÚNETE A ESTA CAMPAÑA...

Cuando el verdadero "prota" del concierto es alguien del público que un cámara avispado y genial ha sabido captar...

En este concierto, podemos ver a toda la gente del público entregada y desatada, pero observad en el minuto 2:19: la joven es merecedora del premio al entusiasmo total....





En el minuto 3:29 la joven, como abducida y embelesada, se merece la medalla a la mejor fan del momento...




En el minuto 0.35, después de reparar en el elegante traje de Michael Stipe y su magnífica interpretación, un joven admirador con sus sentidos arrebatados ha sido captado en el momento preciso del embeleso más concentrado...






21 de septiembre de 2018

Primera semana eliminando plásticos...


Tal como os decía, me he dado un año para eliminar en la medida de lo posible todos los plásticos de casa. Esta primera semana ha sido bastante alucinante. Seis bolsas llenas de enseres de plástico han ido al contenedor amarillo con gran dolor de corazón, porque desconocía que en casa acumulase tanto cacharro de plástico y porque todos esos trastos no quiero en modo alguno que acaben contaminando el mar. Tampoco he querido regalarlos, porque el objetivo es convencer a los demás de que es posible prescindir de este material en nuestras vidas. Lo que más ha llamado mi atención ha sido descubrir el champú en pastilla sin ningún envoltorio. Lo he podido comprar tal cual. Forma espuma, deja el cabello limpio, sedoso y con muy buen olor. Me ha costado 8 euros. Me ha permitido eliminar tres tipos de envases diferentes de plástico de tres tipos diferentes de champú. Mis hijos me secundan y también se muestran entusiasmados con este propósito nuevo. Los geles en cuanto se terminen, también serán reemplazados por pastillas de jabón. Los cepillos de dientes lo serán de bambú. En cuanto se termine el lavavajillas líquido, ya está a la espera la pastilla de Lagarto desde hace años desterrada. Vuelve a cobrar todo protagonismo  Lo más difícil es acudir a la compra y exigir que nada venga envuelto en el dichoso plástico. Es muy triste comprobar que casi nadie lleva bolsa de casa. Se sigue pidiendo bolsa de plástico y pagando por ella. De verdad, que no cuesta trabajo alguno llevar cesta de casa o bolsa de malla guardada en el bolso o la bandolera si debemos ir a trabajar. Otra cosa que me ha conmocionado es la cantidad de veces que he usado túpers para llevar la comida o la merienda al trabajo. No era consciente. Nuestros alimentos cocinados en casa se impregnan y acabamos consumiendo plástico. Os animo a eliminar los plásticos de vuestras vidas en la medida de lo posible. Mucho ánimo.

18 de septiembre de 2018

"Bartleby y compañía", Enrique Vila-Matas y el firme propósito de eliminar plásticos...

Las vacaciones puede decirse que ya están olvidadas y superadas. Ese ensayo maravilloso y prodigioso de la prejubilación que llevan más de cuatro años vaticinando, pero que no llegan, no sabemos muy bien por qué o si lo sabemos, pero no queremos verlo. Los hijos y las hijas del baby-boom no somos responsables de que nuestros padres y abuelos se llenasen de prole y ahora nuestros jóvenes decidan directamente no tener descendencia. Esta situación no puede en modo alguno condenarnos a trabajar hasta la tumba. Como si sigo por ahí, me enciendo, cambio de tercio. El regreso a la rutina laboral lo he encarado de la manera más positiva posible. Puede resumirse en estos factores de positividad: me he enganchado a la lectura de Enrique Vila-Matas y después de acabar con aquel "París suyo que no acaba nunca, he empezado a leer "Bartleby y compañía". He escogido este título porque yo misma llevo un tiempo en plan Bartleby absoluto, dicho en cristiano, estoy emulando a Saramago que durante cuarenta años dejó de escribir porque aducía que no tenía nada sobre lo que escribir. Por no escribir, me dan hasta pereza los microrrelatos que siempre me han parecido un recurso de vagos. Mi molicie escribidora no es capaz ni de articular la lista de la compra. Así que como claramente veo que el Alzheimer herencia familiar va llegando a mis neuronas, no es de extrañar que al regresar del supermercado me falten la mitad de las cosas que precisaba. Ahora me apetece tumbarme a la bartola a leer a Vila-Matas, escritor que habría que leer como los peripatéticos, paseando por El Retiro madrileño o por el Jardín Botánico. ¡Qué menos! Pero estoy en plan vago total. En realidad, no me preocupa convertirme de "hacedora" en "pasiva" a estas alturas de la vida, cuando siempre he sido un puro nervio de no parar. Este año empezó para mí en agosto y no en enero. Mis Años Nuevos siempre comienzan en verano a las nueve y media de mediados de mes de agosto. Y cuando para alguien empieza su año, justo es hacer lista de buenos propósitos y repaso de los errores cometidos y los aciertos alcanzados. Además como me gusta la Astrología y conozco mi Carta Astral al dedillo, sé que este año tránsito la Casa IX en Géminis y mi número vital es el 3 en este tránsito del 2018 al 2019. Éste debiera ser un año para emprender un largo viaje a un país geminiano. EEUU por ejemplo. Pero como para variar la economía sigue en precario,seguiré viajando con la imaginación y además mientras siga Donald Trump gobernando a mí no me verán ahí, por mucho que él mismo sea nativo de Géminis. Así que entre mi lista de propósitos este año son leer a Vila-Matas, toda su excelsa obra y he tomado también la decisión de eliminar los plásticos de mi casa. Pensé que esto último sería fácil. Pffffff no lo es. Veo plásticos por todas partes. He querido empezar por las pinzas de tender la ropa. Ya tengo un montón de madera, pero me supera tener que deshacerme de las pinzas de plástico de colorines y su cesto que también es de plástico de color naranja. He dejado aplazada esta decisión para pasar a las perchas de plástico multicolores de los armarios. Ainsss, madre del amor fermoso, que no puedo tampoco eliminar estos artefactos de mi vida y de mis armarios. Los cubos de la basura y de fregar me miran amenazantes. Parecen decirme "ni se te ocurra echarnos de esta casa". El plástico está por todas partes, una vez que has decidido enterrar la bolsa que contenía todas las bolsas del planeta. No obstante, si quiero que este noble propósito se cumpla, deberé hacer de tripas, corazón y ponerme una venda implacable en los ojos.¡Plásticos fuera!¿Alguien más se anima?

11 de septiembre de 2018

6 de septiembre de 2018

Reflexión sobre los artistas malditos...

Tengo en estos días un verdadero cargo de conciencia, a raíz de ver la película "Café de Flore" del director Jean-Marc Vallée. Destaca la magistral interpretación de Vanessa Paradis. El final de la película cierra los créditos con la canción "Le vent nous portera" del grupo ya disuelto Noir Désir. Canta la canción el cantante y guitarrista del grupo Bertrand Cantat, tristemente conocido por haber asesinado a su pareja la actriz francesa Marie Trintignant. Marie recibió un mensaje de su ex marido y eso encendió la cólera de Bertrand. Le propinó una brutal paliza en un hotel de Vilna en Lituania. Ella dejó cuatro hijos. Su asesino solo cumplió cuatro años de cárcel de los únicamente ocho de la condena. ¿Qué podemos hacer cuando nos gusta la obra de un autor y éste es un monstruo que debiera estar cumpliendo cadena perpetua en la cárcel? No es solo esta canción puntual. Nos está sucediendo con cantidad de autores o artistas de todos los gremios, cuya forma de proceder en la vida es delictiva y no de delitos leves, sino muy muy graves. Se suscita en el receptor de la obra artística un gran dilema ético o moral, a poco que se tenga un mínimo de consciencia. ¡Pobre Marie! Descansa en paz, preciosa.