11 de febrero de 2022

El misterio de la concatenación de los libros...


 

Siempre he sentido fascinación y una enorme curiosidad por como los lectores elegimos nuestros libros o cómo éstos nos eligen a nosotros. Hacía mucho tiempo que quería leer "Atlas de geografía humana" de Almudena Grandes. Me la habían recomendado varias amigas. Así que cuando falleció, decidí rendirle mi más sentido y afectuoso homenaje leyendo esta magnífica novela que toda mujer debiera leer. Pueden leerla también los caballeros, pero creo que es una lectura que va del inmenso corazón que tenía Grandes directo a cada corazón femenino como pocas novelas muy trabajadas y de calidad. No es literatura femenina. Repudio esa noción. Es Literatura en mayúsculas de arquitectura artesanal muy elaborada. Su lectura nos da una dimensión de la magnífica escritora que era Almudena Grandes y cabe repetir una y mil veces que nos dejó demasiado pronto. Me causaba una tristeza infinita llegar a la página 603 que marca su fin. Me queda el consuelo de que me quedan aún obras suyas por leer y la relectura es un sano ejercicio de la nostalgia lectora. Infinitas gracias, Almudena. 

"Otra historia del arte" de Miguel Ángel Cajigal Vera, apodado "El barroquista" es una lectura que me tiene igualmente subyugada. Una lectura muy amena a la par que instructiva que te acompaña a acercarte a los museos, a los artistas y sus obras desde una perspectiva y prisma muy originales, desmitificando cánones y ayudando a saber separar al artista de su vida, pecado que llevamos cometiendo inconsciente o conscientemente desde hace demasiado tiempo, convirtiendo nuestro criterio personal y la opinión pública en un pozo de absurdos prejuicios. Al Barroquista se le puede escuchar en el programa "Julia en la onda, verlo todos los jueves en el maravilloso programa de la 2, "El condensador de Fluzo"y seguir sus magníficos hilos en redes sociales. Es historiador de arte, comisario de exposiciones y divulgador cultural. En nuestra casa ha sido todo un descubrimiento. 

 Mi hijo menor me dejó sobre mi mesilla de noche "La gravedad y la gracia" de Simone Weil, con una entusiasmada orden filial taxativa, "tienes que leerlo, mamá". En ello estoy y he tenido que confesarle a mi hijo con una honestidad y sinceridad maternales a prueba de fuego, " No me estoy enterando de nada, pero sí puedo decirte que este libro fue escrito para que un espíritu tan avanzado y ascético como el de Weil interpele a otros espíritus sin necesidad de comprensión racional lectora. Basta con dejar a tu propio espíritu que absorba cada palabra, cada sentencia, cada página".