31 de agosto de 2022

Que la tierra te sea leve, Indio do buraco....

Ayer varios medios se hicieron eco del fallecimiento del último indio Tanaru, en el estado de Rondonia. Tenía unos sesenta años y lo encontraron durmiendo plácido sueño eterno, tumbado en su hamaca cubierto de plumas de guacamayo, dentro de la que fue su choza número 53. Casi cabe contabilizar una choza por año de vida nómada en solitario. No siempre fue así. Veintiséis años atrás convivía con su gente. Su pueblo fue masacrado y él sobrevivió. No dejo de pensar en este hombre increíble de vida sobrecogedora, indómita e inaudita. Debía vernos a nosotros, el común de los mortales, como seres del maligno, capaces de atrocidades sin fin y por ello esas más de dos décadas en absoluta soledad discurrían jalonadas por un afán de imperiosa huída, cavando mil agujeros donde esconderse. Pero pienso también en el funcionario que, durante todo este tiempo, veló por su seguridad cual ángel de la guarda, impidiendo que nuestro valiente protagonista tuviese idéntico trágico fin que el de su familia, que el de su tribu. Al parecer, llegó a instalar cámaras para velar por su protección y seguridad como un Gran Hermano de celestiales intenciones y no nos queda otra que darle la mayor enhorabuena y felicitarle por haberlo hecho posible durante tantísimos años. Cada uno de nosotros tal vez alguna vez hemos sospechado que un ojo triangular nos vigila y acecha y miramos hacia arriba con la esperanza de que sea el bondadoso ojo de Dios. Lástima que lo único que somos capaces de barruntar es el ojo de la cámara bancaria de la esquina o la del ayuntamiento de turno que vela por nuestra seguridad vial. Me gustaría que cada uno de nosotros tuviese asignada una cámara y al mando un ángel de la guarda único e intransferible, velando por nuestros frágiles y temerosos pasos, nos susurrase al oído "tranquilo, todo irá bien". Las vacaciones tocan a su fin para muchos de nosotros y mira hacia arriba, hacia tu cámara y deja que tu ángel custodio te diga a ti que seguro que lo necesitas, "tranquilo, todo irá bien". Buen viaje, Indio de la Soledad Inhóspita,el cielo que te espera cuenta con más de 80 kilómetros cuadrados a buen seguro y toda tu gente te recibirá, te ha recibido ya con más de mil brazos abiertos de bienvenida.