27 de noviembre de 2022

Puede que los libros desaparezcan y los hallemos de nuevo por la energía dinámica oculta del elongoritmo... ..

Reflexiones de domingo gracias al buen café que me he tomado esta mañana y aún surte efecto: Elon lleva la senda de ser el Algoritmo mismo. Un Algoritmo Voraz de Solución no Óptima. Un Algoritmo Divide y Vencerás Metaheurístico. Sí, decididamente Elon y su Pájaro Azul son ya los dioses del Algoritmo. Ayer leía en prensa que la representante de Irene Cara, al dar el triste comunicado de su fallecimiento en Twiter, en el propio perfil de la artista finada, a continuación sufrió el comunicado una avalancha de spam, de trolls y bots sobre criptomonedas y negacionistas conspiranoicos. Es decir, ya ni se respeta en el Pájaro Azul el fallecimiento de nadie. El estercolero mediático global es de una inmundicia apabullante e insoportable. Twitter además está incrustado en formato tuit en muchísimos artículos de prensa. Sigue siendo el gran referente. Aunque ya decidas no estar en Twitter, te lo encuentras hasta en la sopa junto con todo ese ejército de A. y que te dictan la senda a seguir, qué debes comprar en Black Friday, Navidades o fiestas de guardar. Somos ya víctimas de este ente perverso. Nada podemos hacer para evitarlo. Así es que ya que el Algoritmo es tan dueño y señor del universo como el propio Elon, he decidido recurrir a él para encontrar mis libros perdidos del escritor Enrique Vila-Matas. Y tras varias pesquisas de lógica matemática por fin los encontré en el fondo de una caja maravillosa donde guardo como oro en paño las cosas de valor. Allí los había guardado hace casi tres años en mi última mudanza. Además para mayor alegría, los encontró mi hijo mayor Álex, que se involucró conmigo en el Algoritmo de la Búsqueda.Así que ya sabes, queridx amigx, hay algoritmos buenos, malos y regulares como todo en la vida. Tira de los buenos, cuando lo precises. Te ayudarán en tu día a día de álgebra vital. Y rehuye de los malos como de la peste. Tu instinto te ayudará a discernirlos. La alegría que tengo porque por fin aparecieron los libros, es una alegría, sin duda, algorítmica. Más café, por favor.

20 de noviembre de 2022

6500 trabajadores muertos, Derechos Humanos inexistentes y aún me preguntas por qué no voy a ver este infame Mundial 2022 de Qatar...

Al parecer la hinchada ecuatoriana en las gradas en el primer partido ha gritado, "Queremos cerveza". Qué ocasión única, que momento desperdiciado para gritar, "QUEREMOS DERECHOS HUMANOS EN QATAR"

12 de noviembre de 2022

Los beneficios de la Historia del Arte...

Estoy cursando en la Uned "Introducción a la Historia del Arte", impartido por la profesora Judit Vega Avelaida. Es todo un lujo poder escuchar en diferido cada miércoles sus enseñanzas y aproximarse a la Historia del Arte sin miedos ni prejuicios, adquiriendo una nueva perspectiva en nuestra manera de contemplar la arquitectura, la pintura, la escultura, cualquier expresión artística por modesta que sea y hasta nuestra manera de deambular por nuestras respectivas ciudades y pueblos, a ser posible, despegando nuestra vista de las pantallas del móvil para contemplar cuanto nos rodea, los magníficos edificios históricos, sus iglesias y catedrales, sus plazas, sus parques y jardines. Ayer nos habló nuestra profesora de Bauhaus y recordé esta película alemana que pude ver en Filmin y ahora quiero rescatarla para verla de nuevo, no desde mi perspectiva feminista únicamente sino añadiéndole el amplio abanico de posibilidades y perspectivas que nos ofrece una aproximación, por muy tímida y modesta que sea, a la Historia del Arte. Que las mujeres escaseaban y que las poquísimas mujeres artistas en comparación con los hombres eran acalladas y ninguneadas, tristemente lo sabemos y estamos realizando como sociedad un ingente esfuerzo ímprobo por revertir cuanto antes esta situación. En esta película confluyen Feminismo e Historia del Arte y si se te ocurre alguna otra mirada, algún otro ángulo desde el que apreciarla, bienvenido sea. El revisionado de una buena película, cada cierto tiempo, nos ofrece nuevos matices, nuevos detalles que habíamos pasado por alto y si dedicamos nuestras vidas en aprender cada día un poco más, mejora sin lugar a dudas nuestra propia perspectiva, nuestra propia mirada.

5 de noviembre de 2022

Migrando de Twitter a Mastodon...

Mencionaba en mi entrada anterior que el cantautor Manolo García ha contado en varias ocasiones que vive sin redes sociales. Es una elección legítima y respetable. Pero en esta era tecnológica, que a ratos padecemos con estoicismo e infinita paciencia y en general, es justo reconocer que nos facilita la vida, vivir ajeno a las redes sociales es casi misión imposible. Creo que cada uno de nosotros es libre de escoger qué entorno virtual le gusta más. Estuve muchos años en Facebook hasta que me cansé. Ya no me reportaba nada. Instagram no me seduce nada. Tiktok aún menos. En Twitter encontré un espacio bastante afín, a mi medida, principalmente porque me gustaba seguir a determinados periodistas, a personajes de prestigio muy determinados. De los magníficos hilos de historiadores del arte he aprendido muchísimo. De otro tipo de hilos culturales o de opinión pública compatibles con mis intereses e inquietudes he podido extraer estupendas enseñanzas y ratos muy agradables y positivos. También es cierto que muchos días daba verdadera grima siquiera asomarse, por el altísimo nivel de odio y animadversión, por el tufo tan radical y polarizado, los insultos, amenazas y el insoportable ejército de trolls y bots de todo signo y pelaje. Ya el colmo de los colmos ha sido la compra de Twitter por el archimillonario Elon Musk. Sus tuits diarios se han convertido en monotema, monotendencia y de los hilos habituales, sin darnos cuenta hemos ido pasando a un verdadero imperio textil de entretejidos y tejemanejes narcisistas en grado sumo de este señor. El aire me era irrespirable. En Twitter se ataca muchísimo a la monarquía. Pues bien, resulta irónico cómo, en escasamente una semana, Elon se ha convertido en el Rey Absoluto y Absolutista del Pájaro Azul y Twitter es su feudo. Los tuiteros sus lacayos. Y la opinión pública secuestrada, porque solo se habla de los 8$ que cobrará a cada cuenta verificada. Pensaba cobrar 20$, más que una suscripción mensual de Netflix, pero tras un patético regateo con el escritor Stephen King, decidió rebajar la cifra de 20 a 8. Causa risa que un escritor de tantísimo prestigio que puede pagar una cuota mensual de 8, 20, 50 o 100, haya sido prácticamente la única persona con cuenta verificada que haya expresado su rotunda protesta al todopoderoso Elon. La inmensa mayoría de cuentas verificadas han callado y agachado las orejas en un escenario bochornoso, ruin y cobarde. No se pronuncian, ergo cabe concluir que pagarán la cuota sin chistar. Y hasta aquí puedo decir porque ayer me di de baja de Twitter. Mi modesto pajaro azul con 328 seguidores, que a mí ya me parecían muchos, ha abandonado su jaula para migrar a Mastodon. Y he de decir que el cambio me ha beneficiado mucho. En Mastodon casi no hay publicidad ni alogaritmos dictadores señalando la senda obligatoria a seguir. No hay bots ni trolls. No hay odio ni insultos ni amenazas ni mala baba. Por supuesto que duele mucho desligarse de gente estupenda que he tenido la ocasión de conocer, pero los afectos en redes virtuales son tan frágiles que casi puede asegurarse que la amistad allí es una entelequia. Por tanto, mi desconexión y migración está siendo muy positiva e incruenta. Lo último que he sabido por prensa es que Elon ha despedido a 3700 empleados sin siquiera respetar los protocolos mínimos de todo despido laboral. También he sabido que Twitter acumula pérdidas y Elon que se ha gastado una friolera innombrable que nos produce vértigo, hará lo indecible por convertir esta empresa de nueva adquisición en rentable. Pues, ala, Elon, a dormir en el saco, tal como haces dormir a tus empleados dentro de tu emporio. Te aclaro que no soy activista de nada. Te aclaro que me voy de Twitter porque no comparto lo que estás haciendo y porque me caes gordo. Con todo os deseo suerte a ti, al pájaro azul, a las cuentas verificadas y las sin verificar. Faltaría más.