23 de abril de 2010

Max Cuántico, el gato paradójico




En el laboratorio todo estaba dispuesto para realizar el experimento. Erwin Schrödinger depositó sus gafas de cristales redondos y montura de concha negra sobre su mesa de trabajo, entre papeles desperdigados, garabateados de fórmulas matemáticas de mecánica cuántica, funciones de cuadrado integrable, espines, ecuaciones indescifrables, vectores, descomposiciones espectrales, principios de incertidumbre,...y un precioso gato rubio que dormía enroscado sobre un libro titulado "Quantisierung als Eigenwertproblem".

El físico aplazaba el momento de despertar al incauto felino tan confiado en su propia inmortalidad cuántica, como receloso el hombre de probar en sí mismo el suicidio cuántico.

Erwin depositó con cuidado la caja sobre una mesa auxiliar y en el interior de ésta su termo de café simulando sustituir una botella conteniendo gas venenoso; el bocadillo que le preparó su mujer haría las veces de partícula radiactiva; el gato sedado previamente cabía en la caja holgadamente. Ya podía iniciar su experimento imaginario. Con aquel escenario hipotético se avivaría su imaginación, su ingenio y su ávida capacidad de raciocinio.

Por el principio de incertidumbre, la interpretación de Copenhague, Erwin intuía y barruntaba que al cerrar la caja no era posible predecir el futuro o el destino del gato.Schrödinger apuntó en su cuaderno: propongo un sistema formado por una caja cerrada y opaca que contiene un gato, una botella de gas venenoso, una partícula radiactiva con un 50% de probabilidades de desintegrarse en un tiempo dado y un dispositivo tal que, si la partícula se desintegra, se rompe la botella y el gato muere. Al depender todo el sistema del estado final de un único átomo que actúa según las leyes de la mecánica cuántica, tanto la partícula como la vida del gato estarán sometidos a ellas. De acuerdo a dichas leyes, el sistema gato-dispositivo no puede separarse en sus componentes originales (gato y dispositivo) a menos que se haga una medición sobre el sistema. El sistema gato-dispositivo está en un entrelazamiento, Verschränkung. Mientras no abra la caja, el sistema, descrito por una función de onda, tiene aspectos de un gato vivo y aspectos de un gato muerto, por tanto, sólo puedo predicar sobre la potencialidad del estado final del gato y nada del propio gato. En el momento en que abra la caja, la sola acción de observar modifica el estado del sistema tal que ahora observo un gato vivo o un gato muerto. Esto se debe a una propiedad física llamada superposición cuántica que explica que el comportamiento de las partículas a nivel subatómico no puede ser determinado por una regla estricta que defina su función de onda. La física cuántica postula que la pregunta sobre la vida del gato sólo puede responderse probabilísticamente."

Schrödinger dejó su cuaderno y el lápiz sobre la mesa; sus manos acariciaron el puente fatigado de su perfilada nariz; tomó sus gafas, las limpió con la falda de su bata blanca y se las puso remachándolas en su entrecejo. Abrió la caja y cual fue su sorpresa: Max, su gato, había despertado antes de lo previsto y ahora se estaba comiendo su rico bocadillo de mortadela.

20 de abril de 2010

Relato encadenado (I Aniversario del Evangelio de Judas)





....un recuerdo helicoidal le brotó de un bucle suelto y desordenado de su larga cabellera enmarañada, recogida en la nuca con una pinza de nácar desdentada, el recuerdo de todas las mujeres de su familia, recién levantadas cualquier mañana de un abril indeterminado en el calendario de la genealogía de sus ascendientes femeninas. ¡Qué mujeres aquellas, todas esbeltas como sílfides del espíritu elemental y cenceñas como la propia fantasía del aire de primavera! ¡Y siempre tan desgarbadas, tan desaliñadas, tan desataviadas como una actriz principal humillada a simple actriz de reparto y eso que ella se daba un aire a la mismísima Greta Garbo..! pero, ¿cómo explicar al tal Esteban, a su tocayo Martínez - Verónica Martínez Sigüenza me llamo-y-soy-su-vecina-la-que-no-soporta-ruidos-hasta-que-no-repican-las doce-en-el-campanario-de-la plaza-de-La-Comandancia - , como explicar que ella, ahora caía en la cuenta de que estaba desnuda bajo su bata de holgada seda y sin depilaaaaAAAAArrrrrrrr y sin tomar su café mañanero y sin encanto alguno para pretextar cualquier ardid con el que salvar la comprometida situación de reconocer que de música clásica "rien de rien". No podría articular palabra si el susodicho terminaba de afeitarse y se presentaba ante ella como Adán antes del Edén y después del Génesis o en batín de seda después de una ducha protocolaria y necesaria. No podría articular palabra; la solía enmudecer la presencia del género humano en general como si ella padeciese el síndrome de Asperger y de aquel caballero en particular seguramente, ya que había estudiado en clase de Lingüística General que "hombre" es el hiperónimo de "varón" y éste a su vez es el hipónimo de "caballero" como lo son el pájaro respecto al jilguero y gorrión. No podría enfrentarse a semejante" horizonte de integración textual" sin adecentarse convenientemente, sin tomar su ducha mañanera, su café, su cepillado dental. Por eso cuando Esteban Martínez compareció vestido como un pincel de riguroso Armani, ella le espetó:

- En realidad he venido porque me dijo mi tía Gisela que Usted y yo somos primos..lejanos, pero primos al fin y al cabo y....


http://comunidad.terra.es/forums/454/ShowForum.aspx

8 de abril de 2010

Doctor, tengo un problema....




Si "gogleamos", la frase propuesta por Dick como nueva edición del Papiro Virtual, "Doctor, tengo un problema..", observaremos que, en diferentes idiomas, la manera de dirigirse la gente a su médico de cabecera suele ser rompiendo el hielo con esta coletilla.

Hi Doctor, I have a problem...Docteur, j`ai un problème...Arzt, ich habe das Problem...

¿Por qué interpelamos al galeno de esta guisa? ¿No sería más adecuado hablar de "una molestia, lesión, daño, herida o enfermedad"?

La respuesta me temo que hay que buscarla en los verdaderos motivos que nos llevaron a la consulta del médico. ¿Nos sentimos realmente enfermos?

El otro día me aquejaban los síntomas de un achaque de salud sin relevancia, a saber, una simple alergia primaveral. Podía adquirir un antihistamínico cualquiera en la farmacia, pero en esta ocasión la primavera se ensañaba con mis ojos que no cesaban de llorar. Este síntoma, nuevo para mí, nada tenía que ver con la rinitis crónica que me mortifica cada año por estas fechas, los estornudos, el malestar en la garganta. Consideré que mi médico de familia debía conocer estos cambios y síntomas novedosos. Pensé que él era la persona indicada para aplicarme un tratamiento conveniente y eficaz.

Una vez en la consulta, pude constatar que de las siete personas que nos habíamos congregado en la sala de espera, sólo dos presentábamos claros indicios de no encontrarnos en estado óptimo y saludable. Las otras cinco mencionaron explícitamente "que acudían al médico porque tenían un problema" Osé preguntar, ¿qué tipo de problema?....Un anciano desdentado contestó que se aburría mucho en casa por las tardes y que especialmente los miércoles le resultaban tediosos y más largos que un día sin pan. por tanto, lo que se dice problema, problema como tal, no tenía ninguno, salvo el del mortal aburrimiento de las tardes de un miércoles cualquiera....Una mujer de mediana edad confesó que estaba atravesando una crisis matrimonial y que su marido los miércoles regresaba antes a casa del trabajo. Acudiendo a la consulta del médico evitaba encontrarse con él durante unas horas, "si la consulta está hasta arriba de gente, le pido a la enfermera que me de la última cita. Así consigo permanecer más tiempo fuera de casa."....Una joven con un hilillo de voz nos contó que aquel médico le gustaba más que su novio. De hecho su novio no le gustaba nada de nada. Acudía a consulta para convencerse de que, a parte de su novio, había otros hombres en la faz de la tierra más interesantes, más atractivos, más inteligentes, más afectosos, más lo que fuere que aquel ser con el que su familia se había empeñado que se tenía que casar". De hecho me señaló a mí expresamente como un varón que bien podía servir de ejemplo, ya que se le antojaba que yo mismo era más seductor que el propio doctor. Lejos de halagarme, me sentí de alguna manera intimidado porque la joven no era muy agraciada y aquello podía convertirse en breve en un problema para mi. ....Una madre con un niño de unos nueve años, explicó que más que problema, se encontraba ante un dilema, el de saber de una vez por todas si su hijo precisaba aún de las atenciones de un pediatra o podía ya acudir al médico de familia. "De paso", añadió "como soy madre soltera, no le viene nada mal a mi niño que tenga un referente masculino de vez en cuando. Hasta ahora el pediatra le daba consejos como de padre. ¡De hombre a hombre! Ahora espero que el médico asuma ese rol, sino acudiré a un ortopeda que me han dicho que es muy bueno con la excusa de que mi niño tiene pies planos."...Un muchacho que escuchaba música de su MP3 con los auricurales puestos, ajeno a nuestra charleta, no parecía tener problemas ni achaques, pero los presentes comentamos entre risas que pronto tendría que visitar al otorrino.

Cuando me tocó pasar a la consulta el doctor me espetó sentado frente a mí desde su mesa con el estetoscopio prendido del cuello como una corbata:

"¿Qué problema tiene?"