2 de marzo de 2019

Por qué todas las mujeres del mundo y las personas de izquierdas debieran leer "Sumisión" de Michel Houellebecq....

Si esperas una respuesta, lo siento, tendrás que leer el libro. Solo contaré unas anécdotas que me sucedieron el jueves 28 de febrero de 2019 por la tarde. Me disponía a salir el jueves pasado, cuando mi hijo mayor, mientras abría la puerta me dijo "Sales a dar un paseo". Le respondí muy entusiasmada "Voy a la Gran Vía para visitar cómo ha quedado la Casa del Libro después de las obras de remodelación y de paso quiero comprar "Sumisión" de Michel Houellebecq". Entonces, él, con semblante preocupado, va y me dice, "No te compres ese libro ni leas nada de Houellebecq, porque es muy deprimente". Le contesté dibujando una sonrisa amable en mi rostro "Hasta luego". Cuando en Madrid decimos "Hasta luego", en más de una ocasión no es solo para despedirnos. Mi "hasta luego" filial, vino a decir "Vale, lo que tú digas. Haré lo que me venga en gana". Cuando llegué a la Casa del Libro, después de visitar y retratar al gato Balance de Callao, me embargó un sentimiento de desilusión y nostalgia. La nueva librería no me gustaba. Cerré los ojos para intentar recordar cómo era antes y cuánto me gustaba. Me recompuse y aceptando lo inevitable, subí las escaleras que conducen a "Narrativa Extranjera". Estas escaleras tienen forma de pequeño anfiteatro y en el foso había un niño de unos cinco años al que su padre obligaba a leer. Me entraron ganas de decirle que por qué no llevaba a su hijo a un parque con el día tan primaveral y fantástico que lucía fuera, pero me abstuve. Cada quien educa a sus hijos como mejor sabe y puede. Ya había localizado "Sumisión". Lo sostenía en mi mano. La torre Eiffel brillaba y destacaba sobre el fondo rojo y una pequeña media luna y estrella diminuta de cinco picos no pasaban tampoco desapercibidas. En esto, escucho la voz de un librero que va y me espeta "No te lleves ese libro. Te va a deprimir. Es muy pesimista y lúgubre". Le respondí "Lo has leído". "No lo he leído, pero últimamente solo leo literatura positiva y optimista. Llévate mejor "La felicidad de los ogros" de Daniel Pennac". Mientras, lo extraía de la estantería P y lo depositaba en mis manos. Como este librero me parecía tan buena persona como mi hijo Alex, no era plan de responderle un "hasta luego" grosero y zafio. Me limité a decir " Soy de talante muy optimista y positivo y me viene bien leer literatura pesimista para bajar un poco de la nube en la que habito. Haré una cosa: me llevaré los dos libros""Te encantará. Tiene otros siete. Cuando quieras, te invito a que vuelvas y te digo dónde están". Le agradecí la atención prestada y me despedí con un "Adiós". En Madrid, cuando decimos "adiós" es que nos estamos despidiendo de verdad. Viene a ser como un "hasta nunca". Estas anécdotas vividas con un librero y mi hijo mayor, dos varones con una diferencia de edad de por lo menos veinte años, ilustran cómo los hombres no han aprendido aún a tratar a las mujeres. Poco menos que nos consideran seres inferiores y delicados a los que hay que proteger de lecturas pesimistas hoy y de vete tú a saber de qué mañana. No se dan cuenta de que las mujeres empoderadas, independientes y libres como yo, no necesitamos protección alguna. Ya sabemos que no lo hacen con mala intención. Lo llevan en su ADN. Pero a mí, personalmente, me sigue descolocando e impactando que sea así. Os animo, mujeres y a toda persona de izquierdas que leáis "Sumisión" de Michel Houellebecq, una obra magnífica sobre los peligros que nos acechan muy especialmente en Europa. Cuando sectores de izquierdas y muy especialmente mujeres europeas votantes de izquierdas defienden el uso del velo y el burquini, no saben que están empoderando al machismo más devastador para la mujer. Recordad, mujeres, nos quedan aún doscientos años para una Igualdad real y plena. Ojo avizor. Por cierto, he devorado este libro. Esta tarde de sábado ya lo he terminado y mi hijo mayor me lo ha pedido y está deseando leerlo. Si es que...tela marinera, cómo son los hombres.

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