24 de octubre de 2022

"A las mujeres no se las toca, no se las pega, no se les hace daño..." Tomás Nevinson

He terminado de leer la magnífica novela de Javier Marías "Tomás Nevinson". "Yo fui educado a la antigua, y nunca creí que me fueran a ordenar que matara a una mujer. A las mujeres no se las toca, no se las pega, no se les hace daño.." nos dice en un momento dado Miguel Centurión, bajo el nuevo alias asignado a Tom Nevinson, quien acepta regresar a los Servicios Secretos cuando ya se creía retirado con solo 45 años, con la misión de desenmascarar a una supuesta terrorista durmiente. Sin hacer spoiler de la novela, el encargo, la misión que le encomienda su jefe Bertram Tupra es terrorífica:si logra desenmascararla, deberá matarla. Matar en su sentido más amplio, haciendo que también paguen justos por pecadores. Ayer una joven de 27 años en Alcoy apareció degollada en su domicilio. Su pareja, un hombre de 29 años, tras matarla, asesinarla vilmente, se tiró desde un quinto piso con intención de suicidarse y ahora se debate en un hospital entre la vida y la muerte. Estos criminales no se suicidan antes. Intentan sembrar el mayor mal y las víctimas son siempre mujeres y en más de una ocasión sus hijos e hijas. No hay una intencionalidad de evitar un mal mayor. Muy al contrario, es engrandecer el mal y lo maligno para infligir el mayor daño posible, dejando a familias destrozadas, entornos de las víctimas tocados de por vida. Desde enero de 2003 son ya más de 1600 víctimas asesinadas por violencia de género. Bastantes más que la escalofriante cifra de asesinados que dejaron los monstruosos atentados de Eta, que con delicadeza exquisita y enorme inteligencia y tacto narrativos tan bien nos describe y enumera Javier Marías en esta novela. Reflexionamos muy hondamente al terminarla sobre si Miguel Centurión acertó o no con su decisión final. Dice que "fue educado a la antigua" y yo siempre pensé que no causar daño a ninguna mujer por su única condición de serlo, sería el lema de todos los hombres a nivel mundial en este siglo XXI, pero no, el hombre brutal, criminal persiste y se resiste a cambiar. No se ve luz al final de este tétrico túnel. Vimos, por fin, con emoción contenida y cruzando dedos, el final de los terribles atentados del Ira y Eta. Cuándo se supone que veremos el fin de este criminal terrorismo doméstico. La ONU nos advirtió que restan aún 180 años para alcanzar una verdadera igualdad entre hombres y mujeres. Nadie de los que estamos aquí lo veremos. Pero quiero pensar de manera optimista, como el título de la última novela de Almudena Grandes, "Todo va a mejorar". Sí, así quiero pensar y sentir, "Todo va a mejorar", no sé si porque fui educada a la antigua o porque mis padres y todas las escuelas a las que fui y fueron bastantes, me educaron a la moderna y como persona de futuro. Sí, me quiero autoengañar y pensar, sentir y vivir contribuyendo con mi modesto grano de arena en que "todo va a mejorar", para ti, éste, ése y aquél, para la humanidad entera.

2 comentarios:

Jaime Galán dijo...

Una de las connotaciones de la frase “estar educado a la antigua” es la del manido paternalismo o sobreprotección que, a los que peinamos canas como es mi caso, nos grababan a fuego desde bien pequeños: “las mujeres y los niños primero”. Partiendo de esta premisa fundamental, machista por derecho propio, el hecho de hacerles daño ni se contemplaba. Esto no quita que en esa época “antigua” existieran igualmente crímenes machistas y violencia vicaria, que los había.

Marías confronta esos valores integrados en el protagonista por una educación “a la antigua”, con el de la obediencia jurada a sus especiales empleadores, que se percibe como un deber sagrado en esa época y contexto, y lo hace como siempre magistralmente y con una precisión milimétrica. ¿Habría actuado o pensado igual un Miguel Centurión del 2022 educado con valores más “actualizados” en relación a la percepción de la mujer en general? Eso no lo sabemos, lo que sí tengo claro es que algunas disertaciones que se deslizan en la novela no tendrían cabida, estarían totalmente fuera de lugar u obsoletas.

En cualquier caso, la realidad es paradójica: a mayor concienciación social sobre igualdad, mayores atrocidades se cometen y parece que las estadísticas y las cifras absolutas, lejos de sensibilizarnos contra la violencia machista, ha conseguido normalizarla. Aunque como no puede ser de otra manera, yo también pienso que todo va a mejorar, eso siempre.

Gemmayla dijo...

Buenos días, Jaime. Miguel Centurión en un momento dado de la novela dice haber nacido en agosto de 1951.Por tanto, nace el mismo año que el propio Javier Marías y de no ser un personaje de ficción, tendría ahora 71 años, la edad a la que ha fallecido Marías. En los artículos dominicales de prensa en el diario El País, iba desgranando que era un hombre de antaño, chapado a la antigua que se resistía al cambio y a la adaptación a los tiempos modernos actuales. Su amistad con Arturo Pérez Reverte creo que también se forjaba sobre esa nostalgia de tiempos pasados que por muy nostalgicos que se empecinaran en ser, no eran en modo alguno tiempos mejores, porque, sin ir más lejos, en nuestro país, tal como Marías documenta en su novela, la banda terrorista en los años 80 y 90 se cobró infinidad de vidas inocentes. Me temo que no hay tiempos mejores ni peores. Cada época trae consigo sus propios desafíos y desvelos con sus propias esperanzas en un futuro mejor. Que la igualdad y el empoderamiento femeninos iban a despertar nuevos desafíos, eso nadie lo podía negar, ni los más ilusos e ignorantes. Hay hombres y también bastantes mujeres que se resisten a la liberación de la mujer y su empoderamiento. Parecen desconocer que la libertad de las mujeres conlleva libertad para los hombres. En cuanto a Miguel Centurión en cumbre, me parece, al propio Javier Marías y su verdadera idiosincrasia y firma de pensar. Hasta su forma de narrar, siendo un magnífico escritor, me parece un tanto chapada a la antigua.Hay momentos incluso en que el lector se pregunta si Marías era espía. Desde luego sus altas dotes narrativas gozan de los mejores ingredientes de las novelas del género de espías y conspiraciones. No sé qué habría hecho un Miguel Centurión a día de hoy, octubre de 2022. Tal vez habría salvado a la supuesta terrorista durmiente por criterios avanzados de igualdad y respeto a la mujer, de tal suerte que Javier Marías es un rey de la ambigüedad narrativa. Ése es uno de los prodigios de su excelsa narrativa. Muy buen día y mucha gracias por tus comentarios.