26 de julio de 2023

Insomnio de verano...

Anoche no podía dormir y en vez de ovejitas, me dio por contar y dar un repaso minucioso a todos los personajes famosos con los que he tenido ocasión de cruzarme por la calle. De chica pensaba que los personajes que salían en la tele o en prensa o en el cine solo existían allí metidos en la caja tonta, el periódico de papá, la revista de mamá o el celuloide. Fui abandonando esta idea cuando me vi a mí misma con unas espantosas coletas bailando el sirtakis de Zorba's dance, en una cadena menor de la televisión dominicana, con las demás niñas del colegio de las teresianas. Es digno de estudio las ideas peregrinas que alimentamos como bulos en nuestras cabecitas, durante nuestra infancia. Me vi y horrorizada le supliqué a mi madre dos cosas:que apagase el televisor y que me cortarse las coletas. No atendió ninguno de mis dos ruegos. El caso es que a lo largo y ancho de mi vida, me he ido encontrando con gente famosa por la calle y verlos ahí de carne y hueso como el común de los mortales logra convertir el mito en logos y no a la inversa. Con nuestra añorada y admirada Almudena Grandes coincidí en un paso de cebra de la calle Eloy Gonzalo. Grandes iba fumando un pitillo, no llevaba abrigo pese al frío invernal. Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa. Siempre recordaré ese momento como uno entrañable y digno de recordar. Seguramente ella venía de dejar a su hija en el colegio Rufino Blanco y yo hacía lo propio, acababa de dejar a mi hijo en el cole también. Sincronías del destino se llaman estas coincidencias. A Omar Shari le vi a la puerta de su tienda de camisas de algodón egipcio de la calle Villanueva, 43. También le sonreí y él me devolvió la sonrisa. Hubiese querido entrar en su tienda para comprarle alguna camisa pero no llevaba suficiente dinero ni tarjetas de crédito. Más adelante, quise poder hacerlo, pero la tienda ya había echado el cierre y me enteré por la prensa de que padecía Alzheimer y me entristeció mucho. A Javier Marías lo tuve delante de mí, ya que sin pudor alguno se coló, en una fila de una caja de cobro del Corte Inglés de Arapiles, portando una ristra larga de películas en blanco y negro en formato DVD. Cuando surgió la plataforma de Filmin, me lo imaginé como abonado preferente y premium. Luego le vi otras muchas veces en la Feria del Libro de Madrid. A Constantino Romero tuve ocasión de conocerlo porque participé en el concurso televisivo "La vida es juego". Qué simpático e inteligente era. Un tipo genuino y brillante. Un día paseando por la calle Alberto Aguilera, me adelantó a paso muy vivo la actriz Geraldine Chaplin. Me pareció que transmitía una energía y vitalidad arrolladoras. Con frecuencia coincidía con el actor Javier Cámara que regresaba del gimnasio y de la academia de inglés, según le contó a un amigo con el que se paró un día a conversar en la calle. Más adelante le pudimos ver junto a Ricardo Darín en la calle Apodaca entrando y saliendo de una farmacia durante el rodaje de Truman. Un diez de agosto, a las cinco de la tarde con un calor de justicia, mi hijo se empeñó en ir al parque. No había un alma en la calle. Llegamos a la plaza de Chamberí y parecíamos los dos únicos supervivientes del Planeta Tierra. Minutos después apareció el actor José Coronado con su hija pequeña. Me preguntó si no me importaba que se sentase en mi mismo banco para que su hija y mi hijo pudiesen jugar. "Por supuesto" dije muerta de vergüenza. No fui capaz de decirle cuánto me gustaba como actor y que dentro de cuatro días sería nuestro cumpleaños, ya que ambos nacimos un catorce de agosto. Otra sincronía increíble del destino. Estuvimos en silencio mientras nuestros respectivos hijos jugaban con el cubo y la pala recogiendo una arena de puro desierto estival. Es increíble cómo niñas y niños no parecen sentir los rigores extremos del verano y el cambio climático. Otro día de verano también, fuimos mi hijo y yo al parque de Olavide y yo rezaba por que hubiese algún niño con quién jugar. Estaba el actor Javier Bardem con un sobrino suyo y los peques raudo se pusieron a jugar juntos entre risas y chanzas. Pensé que los actores famosos deben buscar las horas más solitarias e inquietantes del día para poder salir de casa sin ser vistos ni acosados, máxime si lo hacen acompañados de los peques de la familia. Bardem agradeció a mi hijo Héctor que hubiese jugado con su sobrino y le acarició la cabeza diciéndole, "choca esos cinco porque eres un chaval estupendo". Mi hijo no sabía quién era por su corta edad y luego se lo expliqué e iba gritando de contento, "El actor Javier Bardem me ha chocado los cinco". Tal vez, mi hijo como yo de chica, pensaba que los actores y las actrices solo existen en la gran pantalla. A Javier Bardem lo volví a ver dando un discurso reivindicativo mientras Greta Thunberg me pasaba casi rozando, rodeada de nutrido séquito, cuando se presentó por sorpresa en la Cumbre del Clima de Madrid y quiso liderar la Marcha por el Clima frente al Museo de El Prado, pero no pudo hacerlo porque le recomendaron retirarse cuanto antes por motivos de seguridad. Era viernes 6 de diciembre y la activista no pudo completar andando el recorrido porque allí no cabía ni un alfiler. Me costó mucho poder regresar a casa desde la marcha porque además de los manifestantes, miles y miles de turistas y curiosos habían acudido a la Gran Vía para disfrutar de la iluminación navideña. El contraste del despilfarro energético y consumista con nosotros los manifestantes era cuando menos impactante. Creo que al llegar aquí me venció el sueño. Esta mañana me he despertado muy cansada. Me ha costado mucho salir a dar mi caminata matutina y me ha costado subir la cuesta de casa, la cuesta en la que no hace tanto Penélope Cruz, Luis Tosar y Christian Checa interpretaron algunas escenas de la película "En los márgenes" con el actor y director Juan Diego Botto diciendo "¡Corten, ha salido perfecto!"...

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