20 de febrero de 2024

Te despiertas, te tomas el primer café del día y la prensa informa con el mayor rigor y sensibilidad posibles que 17.000 niñas y niños vagan solos, huérfanos o perdidos por Gaza. Nadie para este infanticidio. Nadie. Da igual acudir a manifestaciones o protestar con la mayor de las indignaciones en redes sociales. Nadie. Qué impotencia. Decides escuchar la radio mientras realizas las labores domésticas aburridas del día: en La Ser, Ángels Barceló y sus contertulios nos hablan de los mapas. Te distraes un poco, alegras el espíritu un rato y recuerdas que la película que viste ayer en Filmin, "Las ocho montañas" trata también de mapas, de mapas físicos y mapas existenciales y te entran ganas como a Bruno, de pillar un mapa que te lleve a la montaña más escondida del planeta, para buscar refugio, para huir de tanto horror y tanta guerra, tanta crispación , polarización y fanatismo. Pero, luego, caes en la cuenta pronto: no hay lugar a donde huir y das las gracias porque tú no estás tan mal, pero no entiendes por qué tantísimos seres humanos en el mundo sí lo están, sus vidas son un infierno en la tierra...

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