28 de marzo de 2025

La memoria de los jóvenes y la desmemoria de los viejos...

Anteayer me disponía a ver la serie argentina "Atrapados", serie que me ha gustado mucho, muy especialmente porque me encantan la actriz Soledad Villamil y el actor Alberto Ammann, y el televisor se encendió en el Canal Cuatro, mientras intervenía una desaforada Pilar Rahola y el alcalde de Badalona. Me pusieron tan nerviosa con sus diatribas tan clasistas y xenófobas, que se me bloqueó la mente y no era capaz de recordar el nombre del señor alcalde. Pablo Echenique con máxima seguridad y educación expuso sus argumentos en contra y el economista Javier Ruiz les dio a Rahola y al alcalde un buen repaso aportando datos precisos y contundentes que refutaban a los primeros intervinientes. Me quedé tan noqueada tanto por el nivel de crispación y veneno como por mi lapsus mental y mi incapacidad de recordar el nombre del susodicho que opté por apagar el televisor y no ver la serie. Para avivar mi aletargada memoria me dije, voy a intentar recordar las películas de una famoso y reputado director. Cuál fue mi sorpresa que recordaba gran parte de su filmografía, pero era incapaz de recordar el nombre del director. Entré en pánico. No recordar un nombre tenía un pase, pero no recordar tampoco el del director archiconocido e insigne, me despertó una especie de angustia absurda. Total, que decidí limpiar el cuarto de baño para distraerme y mientras dejaba correr el agua sobre el plato de ducha, exclamé, "Eureka, Xavier García Albiol es el nombre del alcalde de Badalona". Respiré algo aliviada, pero el nombre del director no acudía a mi memoria. Terminé con el baño y me dije que iba a probar con la cocina, porque el agua y limpiar siempre han tenido para mí un duende, un superpoder para arreglar las cosas y poner en orden las ideas. Hete aquí que con solo abrir el grifo de la pila recordé el nombre de Stanley Kubrick y en ese preciso instante, en vez de alegría y satisfacción por recordarlo, sentí muchísima vergüenza. Cómo es posible olvidar el nombre de Kubrick. Casi me echo a llorar. En mi familia ha habido casos de alzheimer y es una enfermedad que me causa terror. Salí a dar un paseo para despejarme y regresé más tranquila quitándole hierro al asunto. Hoy, tras la sobremesa le he comentado a mi hijo mayor esta anécdota y me ha tranquilizado mucho. Hemos cambiado de conversación y le he dicho que estaba releyendo el libro "Impón tu suerte" de Vila-Matas y que me maravillaba lo erudito que es y la cantidad de autores que cita, muchos de los cuales no los conocía ni los he leído nunca. Entonces mi hijo, me ha pedido que fuera repasando los diferentes capítulos y que le citase nombres de autores y cuál ha sido mi sorpresa que conocía a la mayoría, había leído a bastantes y me iba detallando qué libros de los mencionados por Enrique Vila-Matas, los tenía en formato papel y mostrándome su tablet me señalaba los que tenía en formato digital "Mira, para que veas que no te engaño: lo tengo, lo tengo y lo tengo y he leído bastantes". Me he hinchado de orgullo de madre. He exclamado, "Pero qué hijos maravillosos tengo" y he pensado que la memoria de los jóvenes es el baluarte, amparo, defensa y protección de la memoria de nosotros los viejos. Entonces, he respirado aliviada y me he sentido a salvo, no me ha importado no recordar puntualmente un nombre o dos y he concluido que envejecer es no solo aceptar un sano relevo generacional sino también agradecer que nuestros hijos, nuestros jóvenes nos superan y es nuestra obligación dejarles un presente y un futuro mejores. Hoy he leído la entrevista a Enrique Vila-Matas y suscribo plenamente sus palabras " Viví en una dictadura hasta los 27. Este mundo se parece cada vez más a todo aquello". Yo solo la viví dos años de los doce a los catorce y lo recuerdo como lo peor. Apagando el televisor con mensajes de crispación es una opción pero urge que tomemos otras alternativas, la primera acudir a las urnas y no permitir que gobiernen estos personajes que lo están desmantelando todo.

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