30 de agosto de 2021

Por favor, un corredor humanitario y que niñas y mujeres puedan regresar a las escuelas y sus respectivos lugares de trabajo en Afganistán...

Hoy recomiendo leer en El País el relato desgarrador del director y reportero chileno Jorge Said sobre su intento de salir y poder tomar un avión español para huir del aeropuerto de Kabul, acompañado por una familia afgana con un miembro mayor vulnerable y otro miembro de la familia, UNA MUjER, el único miembro que trabajaba y era el sustento de su familia. También le acompañaban otras personas. No facilita el nombre de ninguno de ellos para garantizar su protección e integridad. Te deja sin palabras el relato de cómo esta familia no lo consigue. Al caos en el aeropuerto hay que sumar los grupos de talibanes absolutamente en estado enajenado comportándose sin criterio racional alguno, los delincuentes que realizan pillajes y hurtos y vendedores de todo tipo intentando hacer negocio. El aeropuerto de Kabul es un espacio en miniatura de la realidad que asola a un país fallido. Si queda algún talibán con criterio, alguien le debiera hacer entender que 9 millones de mujeres metidas en casa supondrá hundir en la más absoluta miseria al país. Muchísimas mujeres son el puntal de sus familias en lo laboral y económico y por tanto lo son también de una sociedad afgana entera. No permitamos este apocalipsis, por favor.

29 de agosto de 2021

Dedicado a los beatos laicos y beatas laicas...... también a los que se quieren etiquetar dentro de alguna ideología, credo o religión sin tener demasiado claro qué pie calzan....

Ayer Fernando Fernán Gómez habría cumplido cien años y hoy es el cumpleaños de mi hermana. Dijo Fernán Gómez hace ya algún tiempo en una entrevista televisiva algo así como que había nacido para ser viejo y que de joven sentía en su cuerpo su mente su espíritu cierta incomodidad. A mí esto me sucedía en mi infancia. Nací siendo adolescente que ha sido mi edad predilecta. Como Peter Pan no hubiese querido ni transitar por mi niñez ni por mi juventud y mucho menos estar ya instalada desde hace tanto tiempo en la vida adulta. Hoy un comentarista muy indignado por mis reflexiones sobre Afganistán me ha calificado con el siguiente epíteto, "beata laica". Primero lo he encajado como grave ofensa, pero luego me he retirado a mis aposentos a meditar si ese sustantivo acompañado de ese adjetivo en realidad me van como anillo al dedo y una parte de mi ser se muestra al mundo como beata y como laica, pero no por separado sino todo junto, en un solo golpe de voz, a saber, "beatalaica". He meditado profunda, honda y dilatadamente al respecto, no por dar gusto al zafio comentarista sino por conocerme un poco más a mí misma y este trabajo de introspección lo hacemos mucho siempre a través del espejo de los demás. Puede que el tipo ése sea un "beato católico apostólico" de misa diaria, aunque se ha etiquetado a sí mismo como "un hombre de izquierdas". A mí no me lo ha parecido en absoluto dado el desprecio que le dedicaba a los refugiados afganos. Tampoco me ha parecido ni "beata" ni "católica" su argumentación impregnada de xenofobia y nacionalismo del más rancio. Desde luego si vota a cualquier partido de izquierdas se está engañando a sí mismo y regalando su voto que podría ser aprovechado por otro partido más afín a su manera de pensar. Las izquierdas están de capa muy caída desde luego si pierden su esencia globalista y humanitaria. Lo triste es que ya hay muchas personas que dicen ser de izquierdas y las izquierdas las fueron perdiendo por el camino. Pero a mí lo que me concierne hoy es analizar ese "beatalaica" referido a mi persona, expresado con muy mala baba y que debiera recibir como un insulto, y he caído en la cuenta de que en realidad he de celebrarlo como un bello halago y piropo, porque en realidad expresa muy bien esa esencia de este temperamento y carácter mío que nació siendo adolescente, que ha querido quedarse anclado por siempre jamás en "la cándida adolescencia" que diría la Baronesa en "Memorias de África". "Beatalaica" viene a significar, "crece y madura". Ya quisiera yo, muy señor mío, pero como diría Chus "yo soy testiga y las testigas no mentimos". Testiga de mi tiempo, del pasado y del que, si el Dios de Todos los Beatos Laicos y Laicas quiere, del que ha de venir. Y me empecino en que ya que el cuerpo envejece y se marchita, que mi mente y espíritu sean gráciles y vitales entes adolescentes "beatolaicos" hasta el final de mi paso por esta tierra. Porque siendo adolescente la vida te sorprende muchísimo más cada día que si eres un adulto amargado que vas por ahí insultando y troleando por foros y redes sociales para consolarte de tu aburrida vida. Los y las beatolaicos que en el mundo somos seguiremos leyendo la Biblia de los Derechos Humanos y soñando con un mundo mejor sin refugiados ni guerras ni hambrunas, pobreza, precariedad. Los eterno adolescentes somos así: seguimos pecando, es decir, soñando. Si hubiese sido Fernando Fernán Gómez o Labordeta, muy seguramente habría dicho aquello de "a la mierda, váyase usted a la mierda", pero mi religión beatalaica no me lo permite decir. "Vaya chusta, troll de fango"

Ayer pudimos ver en la 2 está magnífica película. El fenómeno de padres y madres helicópteros sobreprotectores de sus hijos o hijas parece ser un mal endémico de nuestro mundo occidental. Afortunadamente sin hacer spoiler el final trae un mensaje muy positivo para esos padres y madres, entre los que me cuento, sobre la libertad, derecho inalienable de nuesta prole y de todo ser humano...