7 de septiembre de 2022

Viene el huracán Danielle....

Nos avisan los expertos que se aproxima un huracán. Muchos han reparado en la forma fálica del mismo. Los más brutos y rudos no se han cortado un pelo y han soltado "tiene forma de polla como una olla". Yo en lo primero que he pensado es en la venganza climática de los Incel, esos tipos que aseguran sin despeinarse que se niegan a mantener sexo con mujeres mayores de veinticinco años y como no son Leonardo de Caprio y no pueden permitirse cambiar de novia con cada polvo, optan por vivir en pura virginidad y obligada castidad durante toda su triste y amargada vida, porque, es de suponer, que estos tipos tienen espejos en su casa donde mirarse lo feos que son, no ya por fuera, sino por dentro. Y lo más patético del asunto es que el movimiento Incel no lo inaguró un hombre sino una mujer,una joven universitaria canadiense, de la que solo sabemos que se llamaba Alana y que acuñó por primera vez el término en su blog, con el título de "Proyecto de celibato involutario de Alana". Sus reflexiones encontraron pronto eco entre muchos seguidores de ambos sexos, no únicamente jóvenes sino de todas las edades, legión de personas que aseguraban no haber tenido nunca relaciones sexuales o haber tenido esporádicas relaciones que nunca llegaron a buen puerto, y la fustración generada les había replegado sobre sí mismos, optando por un celibato involuntario. Alana, al parecer, durante su etapa universitaria descubrió que era tránsgenero y con el tiempo cedió su blog, página web e iniciativa a otras personas que le dieron una vertiente muy tergiversada al asunto, atrayendo a varones, blancos, heteros, supremacistas harto misóginos y violentos, capaces de llegar al extremo de perpetrar acciones violentas y atentados. Pues bien, resulta bastante patético que la imagen con forma fálica del huracán que se cierne cual nueva amenaza climática sobre nuestro país aparezca en redes sociales como Twiter y Facebook, sobre comentarios abruptos y salidos de tono de trolls y bots incels. Parece un apocalipsis virtual zombie. No sé si la RAE acepta el término "incel" como sustantivo y adjetivo contemplado en nuestro DRAE. Mejor que no se tome la molestia ni siquiera en debatir si el término debe ser aceptado, por aquello de que si hay significante asignado al signo lingüístico, pueden crecer como setas los significados, en este caso los incels de turno tanto como los huracanes. Desde luego, no sé si todos estos síntomas son señales del final de los tiempos. De ser así, ¿no hay manera de que el ser humano enderece un tanto su torcido rumbo para alcanzar cuando menos un final digno antes de que nos reemplacen los robots? ¿No hay forma humana de que pase a los anales de la Historia el ser humano como una especie a recordar por sus altas cualidades y no por conjurar a cada paso a un ejército de gilipollas?

No hay comentarios: