14 de marzo de 2023
La mujer helada era Berta Isla...
Le he escuchado decir a Carlos Boyero sobre la película ganadora del Óscar, "Todo a la vez en todas partes", en La Ser que tuvo que verla en cuatro partes por obligación, tras varios intentos de verla entera. Dice "quedarse pasmado y no entender absolutamente nada ya que no le ve la gracia ni la inteligencia". Mientras decido si alquilarla o no en Filmin, ya que me desmotiva mucho la crítica de Boyero, me congratulo lo mucho que estoy leyendo este año 2023.Llevo leídos bastantes libros. No he tenido ganas de reseñarlos. Debo todo este tiempo disponible para la lectura fructífera el haber dado de baja mi cuenta de Twitter. El Pajarraco Azul me robaba muchísimo tiempo. No solo cuento con mucho más tiempo para leer y escribir. También hay tiempo para el deporte y diferentes actividades de ocio lúdicas analógicas. Acabo de terminar "Berta Isla" de Javier Marías, una novela magnífica y magistral. Me satisface haber invertido el orden de lectura: empecé leyendo Tomás Nevinson. Me alegra haberlo hecho así, porque durante la lectura de Tomás Nevinson me encariñé con el personaje. No así durante la lectura de Berta Isla. Le cogí mucha tirria y aversión a Tom, por convertir a Berta en una sufrida y resignada Penélope de la incertidumbre más absoluta y angustiosa. Luego hacia el final, regresó mi admiración y compasión hacia Nevinson. No quiero hacer spoiler, pero también hacia el final no me terminaba de cuadrar un determinado pasaje y escena acaecido en Londres que justifica que el Reino hubiese puesto los ojos en él, cuando era un joven estudiante superdotado en Oxford, con un talento fuera de serie para los idiomas, los acentos y las imitaciones, con una personalidad camaleónica que le otorgaba cualidades excepcionales para acometer trabajos de espionaje e infiltración, propios de un James Bond, agente 007, mitad inglés, mitad español, apto para "parar desgracias e intervenir en el universo, para encontrarse desterrado de él". Choca bastante que Berta Isla se exprese con el mismo registro que Tomás Nevinson, su marido y padre de sus dos hijos, pero eso es también la magia de esta novela. En la Odisea, también Homero utiliza el mismo registro para describir las andanzas de Ulises y la paciencia y lealtad y fidelidad de Penélope. Queremos igualdad, no? Pues he aquí, facultades excepcionales narrativas para ambos personajes y eso solo lo domina Javier Marías en su estilo tan peculiar y único. Tal vez, en estos días se nos esté incomodando allá arriba con la dichosa polémica y decisión de la RAE de seguir exigiendo un "solo" sin acentuar, salvo si hay ambigüedad. Marías nos regala "sólos" como panes. Un guiño de rebeldía que es de agradecer. En otro orden de cosas, hoy me he acercado a la Cuesta Moyano y he comprado "La mujer helada" de la Premio Nobel de Literatura reciente Annie Ernaux. Me ha parecido ver a Javier Marías con su abrigo largo fumando un pitillo, oteando libros.
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2 comentarios:
La tilde en "sólo" es una religión que yo profeso con fervor y entusiasmo. Creo que somos legión los que aborrecemos la postura tan cerril de la RAE al respecto, pero por ahí NO pasamos. Yo jamás he sucumbido a semejante estupidez, solo faltaría.
Y cambiando de tercio, aún no me he hecho a la idea de que Tomás Nevinson se la última novela de Javier Marías, mi autor favorito, por lo que cuenta y cómo lo cuenta, es irrepetible. No puedo hablar con objetividad de Marías, le quiero demasiado.
Pd: yo no me gastaría ni un real en alquilar esa peli tan galardonada, aunque suelo equivocarme demasiadas veces en mis apreciaciones.
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1 – 2 de 2
Anónimo Jaime Galán dijo...
La tilde en "sólo" es una religión que yo profeso con fervor y entusiasmo. Creo que somos legión los que aborrecemos la postura tan cerril de la RAE al respecto, pero por ahí NO pasamos. Yo jamás he sucumbido a semejante estupidez, solo faltaría.
Y cambiando de tercio, aún no me he hecho a la idea de que Tomás Nevinson se la última novela de Javier Marías, mi autor favorito, por lo que cuenta y cómo lo cuenta, es irrepetible. No puedo hablar con objetividad de Marías, le quiero demasiado.
Pd: yo no me gastaría ni un real en alquilar esa peli tan galardonada, aunque suelo equivocarme demasiadas veces en mis apreciaciones.
16 de marzo de 2023, 14:22
Blogger Gemmayla dijo...
Buenas tardes, Jaime. Soy de las que no acentúo "solo", porque cada dos por tres estoy apuntada a algún curso de la Uned y hay que presentar trabajos de fin de curso y no quiero que ningún profesor me recrimine un sólo "solo". Me costó lo mío acostumbrarme a no acentuarlo. Javier Marías, Enrique Vila-Matas y tengo entendido que Arturo Pérez Reverte se negaron a tildarlo pese a la norma de la RAE. En cuanto a las películas de los Óscares, me da mucha pereza ver ninguna. Y sí, Javier Marías escribía magistral. Increíble. Inconcebible que ya no le tengamos entre nosotros. Quiero leer más novelas suyas.
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