14 de julio de 2007

"Escrito en la ceniza"

Galip, el protagonista del "Libro negro" - "Kara kitap" - de Orhan Pamuk, hastiado de buscar infatigable a su esposa Ruya por las calles de Estambul, ha decidido escapar por la media luna blanca, centrada en el lomo del libro, que reposa sobre la mesilla de noche de un lector, que duerme apacible en su lecho estival de su casita en la playa de Conil en Cádiz.

Galip contempla al salir, la media luna que resplandece en el cielo a través de la ventana del dormitorio y la compara con la media luna impresa en la portada del libro y piensa que los pensamientos poderosos, ésos que uno deja que invadan la mente hasta en sus últimos recodos, fortalecen y cobran vida y se materializan.

"Ya lo creo que se materializan. La prueba irrefutable es que aquí estoy, cual era mi deseo. Si hubiese querido encontrar a Ruya de verdad, la habría encontrado. Pero en el fondo anhelaba haberla perdido para siempre porque no soportaba su indiferencia y mi amor ciego e incondicional. Crecía mi angustia al buscarla. Crecía mi angustia al pensar que la podría encontrar. Crecía mi angustia al imaginar que no la volvería a ver jamás"

Galip se dirige a tientas al armario que se encuentra abierto de par en par. "Nunca entenderé a las personas que pueden dormir a pierna suelta con un aramario abierto ante sí" Casi a ciegas escoge unas bermudas de color gris claro y una camiseta blanca, que parece que le estaban aguardando. "Cuando uno decide con tanta celeridad y presteza las cosas, es que las cosas han decidido antes por tí lo que piensan hacer contigo al respecto de lo que sea"
Toma también "prestadas"- "algún día te las devolveré, hermano" -unas chanclas verdes. Se dirige al salón contiguo a hurtadillas y de puntillas, para cambiarse de ropa y soltar ese triste traje gris de abogado fracasado, que no se ha podido quitar desde que Pamuk empezó la novela allá por el año noventa del pasado siglo. "Si estos escritores supiesen que lo que más nos molesta a los protagonistas es no podernos cambiar de ropa con la asiduidad que todo el mundo merece, se abstendrían de elegir nuestro fondo de armario"

Galip ha dejado el traje, la camisa y la corbata tirados en un sofá y los zapatos negros de cordones y calcetines deshechados en el suelo. Ahora se encuentra en la playa que duerme bajo la media luna radiante. Se arrodilla y escribe sobre la ceniza los nombres de Ruya y el suyo, como en un gesto simbólico que viene a significar que en breve todo terminará para siempre. Vendrá una ola y borrará sus nombres por siempre jamás. "Tal vez si se borran nuestros nombres, también nosotros dos desapareceremos de la faz de la tierra y de la memoria de los seguidores del cruel Pamuk"

Galip quiere conocer la geografía de la realidad palpable y palmaria. Está más que harto de recorrer Estambul de cabo a cabo, sin poder abandonar sus limitadas fronteras urbanas, sin poder renunciar a su pobre y constreñida historia que sólo gira en torno a Ruya y sus caprichos. Galip quiere preguntar a alguien dónde hay un río en este precioso lugar. Precisa acudir a las orillas de un río porque cree que será lo más parecido al Bósforo. El Bósforo, El Bósforo, sí. Lo añorará sin duda.

-"Disculpe, ¿dónde está aquí El Bósforo de ustedes o el río que más se le parece?"

Nadie entiende las palabras que pronuncia Galip.

- "¡Vaya, a Pamuk se le olvidó enseñarme idiomas! Seguramente su intención era la de mantenerme confinado dentro de aquella Historia Negra inscrita en la cerrdura de una media luna blanca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonito te ha quedado el blog. Me ha encantado. Qué guapetón es tú hijo :)

Enhorabuena Gemmayla, y feliz verano para ti también.

Un beso.

Gemmayla dijo...

Muchas gracias a ti, mi muy querida amiga Espejo, por acercarte por este humilde rincón.

Un besotísimo

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