Sueño que robo una bicicleta. No lo sueño. Lo hice en realidad cuando era niña. La robé. Ella quería huír conmigo a cualquier parte, a ningún sitio concreto, sólo vagar sin rumbo, subiendo pendientes, bajando cuestas, esquivando coches, atropellando piedras, sorteando ríos como puentes tendidos sobre la tierra, cabalgando puentes como ríos de sueños y anhelos, buscándote siempre buscándote, porque tú estabas en mí entonces y yo en tí, como las dos ruedas de la bicicleta robada confabulan juntas, pedaleando hacia el encuentro. Sigo robando bicicletas en mis sueños. Nada ni Nadie me lo impiden. He visto tu casa, tu molino en el horizonte He visto la lluvia en el cristal de tu vida y la mía Y sé que algún día pedaleando llegaré no importa cuando, lo haré, cabalgando este jinete alado de manillar roto, de cadena oxidada, de sillín desvencijado. Creo que es mi alma la que precisa una puesta a punto, pero ella me susurra "No temas, algún día, el