"El Último Lobo"
Aquel lobo parecía pesar el doble de su peso real por dos causas principales, una, su espeso pelaje cobrizo que había adquirido como mecanismo de camuflaje y dos, comía mucho y llevaba una vida muy sedentaria. Pesaba casi ochenta kilos, pero sus amos estaban encantados porque aquel lobo era El Último Lobo del Mundo. Conservaba los ojos azules del mismo día de su nacimiento. Nació en una madriguera en lo alto de la montaña de una camada de siete lobeznos, pero sus padres y sus hermanos cachorros fueron sacrificados por los cazadores destinados a salvar al Último Lobo y a exterminar a todos los demás. Fue criado por humanos entre perros, gatos y periquitos e instruído en aullidos limitados a una hora determinada del día. Desde que fue capturado, se le abrían las ventanas del amplio salón y asomado al ventanal se le permitía emitir un sonoro y prolongado aullido a la hora en que lo haría un gallo. De esta manera, la gente de la comarca se despertaba con el aullido del Último Lo