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Mostrando entradas de octubre, 2008
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"El diente de Pedrito" - A mi hijo Héctor -

Al Ratoncito Pérez se le olvidó venir aquella noche. Pedro se despertó a eso de las siete de la mañana, miró debajo de la almohada y el diente seguía ahí. En ese momento su madre abría la puerta. Regresaba de su turno de noche, cansada, cansadísima. Le pesaban las piernas del alma. Su alma buscó las llaves en el bolso y le costó encontrarlas. Le ayudó una mano de su cuerpo, también cansado. Discutieron un rato el cuerpo y el alma, ahí en el rellano de la casa sobre quién se sentía peor. La cosa quedó en tablas. Aunque seguramente era el cuerpo quien lo estuviese más, a decir por cómo arrastraba los zapatos y por la manera en que sujetaba el brazo el bolso cargado de cosas, casi todas inútiles a esa hora trasnochadora, pero con utilitaria finalidad cuando se salía por esa misma puerta con bríos y ganas de afrontar la noche con coraje, con dignidad, ganas de trabajar. - “Mamá, corre, ven. ¿Por qué no ha venido el Ratoncito Pérez? - “Caramba, Pedrito, mi vida, no sabía que se te había caí
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"La ranita diamantina"

-------------------------------------------------------------------------------- Coleccionaba ranas. Las iba depositando en un estantería que había reservado al efecto. Las tenía de todos los tamaños y colores. De oro, plata, goma, de peluche, de esmeralda, cristal de roca, jade, de jaspe rojo, de turquesa. Hasta tenía una muy chiquitita de diamante. No las había contado. No sabía cuantas sumaban en total. Muchas desde luego. Se regalaba una cada vez que se quebraba una relación. ¿Qué era aquello que aseguraban muchas "de quedar como amigos"? ¿Amigos de qué? Ella rompía definitivamente con ellos. Punto y final. Punto y seguido. De rana en rana. De príncipe en príncipe. No eran ranas, tampoco príncipes. El tinglado estaba montado así. De pequeña le relataban los cuentos que la niña se convertía en princesa y encontraba a su apuesto Príncipe Azul. Que la rana antes fue príncipe. Que el príncipe se convirtió en rana. Que el beso de la niña transfiguró al sapo en varón de carne

The Flight of the Bumble Bee

"La muerte anunciada de una mosca"

Esta maldita mosca la quisiera matar a cañonazos. La vida de estos bichos asquerosos se cifra en torno a los quince días. ¡Mentira cochina! Esta que no me abandona y lleva aqui pegada a la pantalla de mi ordenador, haciendo piruetas ante la punta de mi naríz, cuando menos me viene visitando desde hace tres meses. Leo. Me informo. Me documento sobre moscas. "Ninguna mosca es capaz de morder o masticar" ¡Otra falacia monumental! La mosquita muerta ésta se zampa los restos de mi bocata como una sibarita de la alta sociedad. Primero se limpia sus acolchadas y pegajosas manitas de alambre una y otra vez hasta que quedan relimpias. La tiparraca se pasea sobre su festín. Realiza inspección ocular de izquierda a derecha de la punta de pan con queso, que he dejado sobre el envoltorio de papel, luego regresa caminando boca abajo en sentido inverso como una contorsionista de circo. Me enseña sus dientes como diciendo "¡Ves! ¡Tengo dentadura que muerde, mejor que la tuya! Roe el pan

OKupantes Okupas Okupados...o.k. ??

La cosa comienza así tal y como la cuentan los lugareños. Primero se mudan, porque les vence el contrato de alquiler, los vecinos dominicanos. "Doña, nos vamos a un piso más chico y más económico al sur de la ciudad" "¡Que lástima!. Mucha suerte entonces" Como al mes siguiente, el matrimonio de ancianos del Segundo A son trasladados por prescripción facultativa y por no poderlos atender sus hijos e hijas a la Residencia Geriátrica La Soledad Vive Aquí Arriba. Una preciosa y acogedora residencia municipal ubicada en las postrimerías de la ciudad y de la vida. ¡Vamos, donde Cristo Perdió el Moño y No hay Un Dios que vaya hasta allí! "¡Muy mala combinación de metro y autobuses!" - se lamentan las hijas. "No tengo tiempo. Demasiado trabajo." - bufan los hijos. Al día siguiente de ingresar los ancianos en la residencia, Margarita Subirach recibe una orden de embargo de bienes y casa. Debe unos treinta recibos de la Super Hipoteca Basura que no paga po

Judith Scott y sus singulares esculturas únicas

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"Sucedió en el tren Xi ´an-Beijing"

Comparten el mismo vagón del tren, que realiza el trayecto de Xi`an a Beijing, el profesor de la escuela municipal de la aldea Sima, Xiao Wang y el agente de una inmobiliaria de Xining en Beijing, Xiao Zhang. El profesor se encuentra inmerso en la lectura de "El Río Largo" del escritor Shen Congwen con sus pequeñas gafas redondas apuntalando los orificios de su nariz. El agente hojea varios catálogos de ofertas inmobiliarias mientra realiza operaciones numéricas con una calculadora. No se han saludado al entrar. Ambos se hayan inmersos en sus cavilaciones y preocupaciones. El profesor levanta un momento la vista distraída y observa el semblante concienzudo de Xiao Zhang, que se revuelve incómodo en su asiento porque no le parecen cuadrar las cuentas. Xiao Wang baja la vista para proseguir la lectura del libro, pero algo ha llamado poderosamente su atención ahora aturdida. ¡Qué estupor! ¡El tipo que tiene sentado enfrente es idéntico a él, los mismos rasgos, las mismas faccion

"Canto General a los hijos e hijas vulnerables de esta Tierra"

Somos vulnerables como las varillas de un frágil paraguas, desplegadas al viento en plena tempestad. "Somos vulnerables" exclamó el abuelo, achicando aguas con una bomba, mientras la abuela asentía, dándole la razón por primera vez en su vida y durante la dilatada trayectoria matrimonial de aquellos dos ancianos que se llevaban a rabiar. "Somos vulnerables" consolaba el bombero a la joven superviviente, que llevaba a sus espaldas recias como si fuese un titán de fuego y agua, un ser sobrenatural, un ángel custodio terrenal importado del centro mismo del planeta. "Somos vulnerables" vociferaba el político crispado en todos los idiomas y ante todos los micrófonos sonoros del mundo, justificando su incapacidad, su carencia absoluta de aptitud para decidir coherencias, actos positivos, beneficios públicos generales. "Somos vulnerables" callaron los hombres cobardes, que asestaron un puñetazo, una puñalada, un tiro, varios puñetazos, varias puñaladas,
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Ernesto Che Guevara de la Serna&Benicio del Toro Sánchez

Ayer por fin pudimos ir a ver "Guerrilla" de Steven Soderbergh - de quien sólo he visto "Traffic" y tengo pendiente ver "Solaris" y "Kafka". Le he visto como productor "Syriana" e "Insomnia" - El parecido casi gemelar entre Del Toro y el Che es prodigioso. A su interpretación del papel nada que objetar, pero a la película le faltan contrastes. Una trama plana que acaba aburriendo. La magistral interpretación de "Fidel" por parte del actor mejicano Demián Bichir, cuyo parecido físico con Castro es también asombroso, su impostura y hasta el timbre de voz, podían haber proporcionado elementos significativos para realzar esos contrastes, el peso del que el argumento carece. "Fidel" además achica la figura del "Che". Se nos ofrece un "Che" callado, sumiso, obediente. Eso nos consta a todos que no fue así. Broncas y fuertes discusiones, discrepancias entre ambos, alguna diatriba que otra se añ