12 de agosto de 2010

Versos del fuego, el viento y el desamor. Nadie ama a nadie lo suficiente.




Dedicado a M. M.


Cantó el poeta "Libre te quiero, pero no mía"

¿Si disparase bien lejos el arco de mi amor,

regresarías algún día?

Dejo encendido el fuego de mi hogar

por si tuvieses el alma aterida y quisieras regresar.

¡Hay tantas cosas que la congelan ahí fuera!

¡Qué cansado se llega de la batalla de la vida!

Hoy es nuestro aniversario, creo.

Nuestro aniversario de libertad y anhelo.

La chimenea encendida suelta briznas de deseo

que queman mis pantorrillas firmes como granito.

Ahora llueve sobre el lago.

Desde mi corazón te veo regresar

y he preparado un guiso caliente

que sabe a todo lo que a ti te gusta.

Si abrieses la puerta, yo ya tendría preparado

el último beso, que es

como el primero pero más cándido.

Cantó el poeta "calma, todo está en calma,

deja que el beso dure, deja que el tiempo cure"

Nuestro beso ni duró ni curó. Quizás el tiempo...

Ya te has ido. Me lo has dicho tú mismo.

Quisiera robar un poquito de algo tuyo.

Dejo que te vayas entero e íntegro

como un guerrero de la vida.

No quiero nada tuyo. Nada mío. Me quedo sólo con lo nuestro.

Me siento echa picadillo,

mientras una lluvia pertinaz

inunda el lago.

Sobrevivo a mis propias inundaciones.

He sacado a cubos las lágrimas derramadas.

Lágrimas y lluvia creo que son una misma cosa.

Libre tú. Libre yo.

¡Qué extraña amiga es La Libertad!

Con esa otra vecina, La Soledad, juegan ambas una partida de ajedrez

sobre el tablero de nuestras vidas sin nuestro permiso.

Ahora que todos los vecinos tienen persianas y estores,

he quitado las cortinas de mi casa:

me siento invisible.

2 comentarios:

Diciembre dijo...

M.M. tiene mucha suerte. Es precioso!!
Un abrazo enorme!

Gemmayla dijo...

Otro para ti, preciosa amiga