Entre tanto guijarro de la orilla no sabe el mar en dónde deshacerse ¿Cuándo terminará su infernidad que lo ciñe a la tierra enemiga como instrumento de tortura y no lo deja agonizar no le otorga un minuto de reposo? Tigre entre la olarasca de su absoluta impermanencia Las vueltas jamás serán iguales La prisión es siempre idéntica a sí misma Y cada ola quisiera ser la última quedarse congelada en la boca de sal y arena que mudamente le está diciendo siempre: Adelante José Emilio Pacheco
Lo más cerca posible de la muerte, te perdí. Lo más cerca de la muerte, me perdí. Lo más cerca de la muerte, me encontré a mí mismo. Gerda, lo más cerca de la muerte, nos encontraremos. Amor, amor, lo más cerca posible de la muerte el Otoño y el Invierno nos aguardan. Espérame. Antes he de bajar al infierno.
Epitafio por Juan Gelman Un pájaro vivía en mí. Una flor viajaba en mi sangre. Mi corazón era un violín. Quise o no quise. Pero a veces me quisieron. También a mí me alegraban: la primavera, las manos juntas, lo feliz. ¡Digo que el hombre debe serlo! (Aquí yace un pájaro. Una flor. Un violín).