No sé cuándo podremos asistir a conciertos como el de Chris de Burgh en 2016, donde podemos verle estrechar manos, regalar besos y hasta arrancarse a bailar con las mujeres de todas las edades vestidas de rojo sentadas entre su público. Los seres humanos somos seres afectivos y necesitamos ver involucrados nuestros cinco sentidos en todas nuestras actividades diarias. Esta pandemia, este confinamiento. esta manera de ver cercenada nuestra libertad de movimientos es hasta cierto punto lógico que no todo el mundo lo lleve bien. Por mucho que apelemos a la razón, somos pura emoción. Hoy hemos podido ver imágenes de bares y terrazas hasta arriba de gente sin mascarilla ni guantes, sin guardar la distancia recomendada, sin recordar los aplausos de las ocho y el tremendo esfuerzo realizado por todo el personal sanitario y esencial. Y esto es muy seguramente así porque estas personas no se han visto golpeadas por ningún caso en su familia. Cuando el virus castigaba a la ciudad de Wuhan, nos p...