Mi primera lectura de verano. Lo empecé en la primera ola de calor de junio pegada al ventilador. Me parecía tan excelsa obra que durante horas y días logré abstraerme y olvidarme del calor abrasador. No diré aquello de que me parece la obra cumbre y maestra de este genio nuestro de la Literatura francesa, porque siempre digo lo mismo cuando termino una novela suya. Todas sus obras son una genialidad. Durante al menos cuatrocientas paginas, me estuve preguntando el por qué de su título, "Aniquilación", la acción de aniquilar, de reducir a la nada, puesto que me estaba pareciendo, ingenua de mí, su novela más esperanzada, la menos nihilista, la más resignada. Llegado a un punto, descubría un nuevo Houellebecq rebelde, rejuvenecido, enamorado del amor y no solo una apóstol del sexo. Un Houellebecq reconciliado con el género femenino, ya que nos dedica a las mujeres las frases más entrañables, tiernas y genuinas en un alarde de virtuosismo literario y humanista. Iba también re...