Un artículo de EP informa hoy que los adolescentes de Barcelona pasan una media de más de ocho horas expuestos a las pantallas, fuera de los horarios de clase. Ellas unas ocho horas y veinte minutos pegadas al teléfono móvil y ellos unas ocho horas y veintinueve minutos entre móvil y videojuegos. Me parece una noticia demencial. Es frecuente ver a grupos de adolescentes reunidos a las puertas de los institutos o en una pizzería a punto de degustar un menú o en el andén esperando la llegada del metro y en vez de charlar entre ellos, en vez de disfrutar de un momento de distensión y alegría, algo que debiera ser propio de la edad de la que gozan, por el contrario podrás verlos a todos, ellos y ellas, absortos mirando las pantallas de sus móviles. No podemos en modo alguno responsabilizar a sus padres, porque muy seguramente, la mayoría les advierten y avisan de los peligros y riesgos de tan alta exposición a las redes sociales, muy seguramente están muy preocupados por sus hijos e hijas ...