He visto en una pantalla grande de televisor a una joven palestina contar que setenta miembros de su familia han sido asesinados en Gaza y que la mayoría se encuentran aún sepultados entre los escombros. He visto en una pequeña pantalla de tablet y de móvil, a una mujer joven, sentada en silla de ruedas con piernas amputadas, junto a su casa reducida a ruinas, explicar al mundo que bajo esos escombros se encuentra toda su familia muerta, todos sus hijas e hijos, su marido, sus padres, sus hermanas y hermanos, sus abuelos, sus vecinos. He visto en esas pantallas del horror más insoportable a niños y niñas huérfanos vagar con la mirada perdida sin rumbo, sin ayuda, sin horizonte, sin futuro, sin esperanza. He visto en una pantalla a un niño con ambas piernas amputadas a la altura de las ingles caminar sin ayuda de nadie mientras sonreía porque alguien le aconsejó que lo hiciera. He visto a una niña cocinar para los poquitos miembros de su familia supervivientes, que han sobrevivido a est...