Ayer por la tarde me empecé a sentir fatal. Me dolían hasta las pestañas y estaba febril. El día anterior me pasé con el entreno y ya no está el cuerpo para tanto trote. Así que me dije qué mejor momento éste de flaqueza para preparar el dichoso kit de emergencia. También pensé que si uno debe huir de algo no es lo mismo estando en plena forma física que lleno de achaques. Pensé en todas las personas delicadas de salud y mayores que huyen de guerras, conflictos y cataclismos climáticos y me sentí aún peor. Preparar el dichoso kit en mi caso fue cosa fácil, porque soy persona muy previsora. Me lo inculcó mi madre, hija de la posguerra y curtida en estrecheces y penalidades. Nos decía en catalán, "Tingueu sempre llaunes de llet condensada, de tonyina, del que sigui comestible, arrós, pasta, una petita reserva de queviures per si vénen maldades". Audrey Hepburn contó en más de una ocasión que al vivir en Arnhem, en Países Bajos, padeció los peores momentos de la guerra, pasando ...