26 de octubre de 2008

"La ranita diamantina"

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Coleccionaba ranas. Las iba depositando en un estantería que había reservado al efecto. Las tenía de todos los tamaños y colores. De oro, plata, goma, de peluche, de esmeralda, cristal de roca, jade, de jaspe rojo, de turquesa. Hasta tenía una muy chiquitita de diamante. No las había contado. No sabía cuantas sumaban en total. Muchas desde luego. Se regalaba una cada vez que se quebraba una relación. ¿Qué era aquello que aseguraban muchas "de quedar como amigos"? ¿Amigos de qué? Ella rompía definitivamente con ellos. Punto y final. Punto y seguido. De rana en rana. De príncipe en príncipe. No eran ranas, tampoco príncipes. El tinglado estaba montado así.
De pequeña le relataban los cuentos que la niña se convertía en princesa y encontraba a su apuesto Príncipe Azul. Que la rana antes fue príncipe. Que el príncipe se convirtió en rana. Que el beso de la niña transfiguró al sapo en varón de carne y hueso. Que ella se convirtió en una linda princesita y él en un apuesto Príncipe Azul. De lo que sucedía a continuación no hablaban los cuentos, exceptuando aquello de las perdices que fueron felices.
De joven aguantó a un fulano quince años. Se dice pronto. No tuvo hijos. Ya era suficiente con soportarle a él.
¿Ser madre? Si, habría estado bien de haber dado con un príncipe de verdad, en vez de tropezar de rana en rana, de sapo en sapo. Y seguía aumentando la colección en los anaqueles. Dejaba que acumulasen polvo y más polvo. De vez en cuando las contemplaba y las soplaba. Le sobrevenía una tos alérgica por los ácaros. Las ranas en ésto no tenían nada que ver. Una cosa son los ácaros y otra muy distinta las ranas.
Sus familiares y amigos le recriminaban tanta promiscuidad. "Acabarás mal" le prevenían. "¡Ellos, los príncipes, ellas, las ranas, pueden y nosostras las princesas, nOOOooo! ¿Por qué? ¡Ellos Santos Varones, nosotras putas!
Su amiga Perla la tranquilizaba, "Creo que las mujeres nacimos para ser madres, criar la prole y así ha sido durante toda la historia de la humanidad. Cambiar ese estado de cosas, nos costará mucho, mucho. Aunque las mujeres emulemos la conducta de los hombres en aras de la igualdad, siempre seremos distintos en nuestra conducta sexual. Nosotras siempre, siempre nos enamoramos. Es por culpa de la oxitocina. La hormona de la monogamia , la confianza, la generosidad" "¡Mentira! Yo sólo me he enamorado una vez! ¡Ahi tienes la prueba en mi estantería, la ranita de diamante!" se defendía furibunda.
Perla entonces no se atrevía a replicar. Callaba y miraba a su amiga tomar la diminuta figura tallada en diamante. Ya no le asomaba una lágrima. Todo el lloro salpicaba por dentro como un torrencial contenido en los muros gruesos de una presa a punto de reventar en forma de ira.
A Ernesto lo conoció una noche loca, como a todos los demás. Vivieron juntos tres años de relación maravillosa - ésa que todos y todas soñamos y nos imaginamos - Pero una tarde le comunicaron que su coche se había estampado contra un árbol. Ernesto falleció en el acto. Entonces, Raquel - hasta ahora no habíamos dicho el nombre de esta princesita de treinta y ocho años, porque tampoco importa demasiado. Aunque los nombres son bien importantes en la vida y en las historias ficticias o reales y este narrador olvidadizo se equivoca no queriendo mencionar el nombre de la protagonista - ..Entonces Raquel, decíamos -que nos salimos por peteneras- recogió todas las pertenencias de su difunto amado, las depositó en una caja y su amiga Perla las llevó a no se sabe dónde -Para eso están las amigas -. Raquel encargó aquella diminuta figurita de rana tallada en diamante, que le costó un dineral. Nunca ha querido decir a nadie cuánto. Por si sirviera de interés al hilo de esta historia, a la ranita diamantina todos los días le quita el polvo. Es la única que no acumula ácaros.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay Gemmayla, tal y cómo adelantó Sabina: ‘las niñas ya no quieren ser princesas’, y se lo pasan mejor con las historias y cuentos que los adultos han vuelto del revés, léase, Shrek…

En cuanto a las ranas, fíjate que a mi me gustan ése tipo de colecciones, la mía es de pisapapeles, curiosamente tengo uno con ranitas dentro.., conste que no me los compré tras relaciones quebradas, no me hubieran dado más que para una o dos, cómo máximo. La mayoría me las han regalado, y te cuento que la colección la comencé precisamente con uno regalado al que tengo especial cariño, por una persona inolvidable y muy querida para mí, de vida fascinante. Ella se fué, cómo maestra voluntaria, acompañando a los ‘niños de la guerra’ evacuados del País Vasco, a Inglaterra…
Mujer muy inteligente y bellísima persona, de hecho siempre la he considerado la persona más buena y generosa, de todas las que he conocido en mi vida.
Yo siempre le animaba a que escribiera un libro con sus interesantísimas vivencias, y ella decía que estaba ya mayor…, al final de su vida me dijo que tal vez tendría que haberlo hecho. Me siento privilegiada por haber conocido a ésta gran mujer, que sin duda ha dejado profunda huella en mi vida.

Ay, que me he ido ¡by the Ubeda’s mountains’ jeje, sorry. Quiero creer que la princesita Raquel encontrará alguien a quién amar y que le corresponda, además ¿quién quiere principes azules habiendo Shreks?, ojo que los primeros destiñen a la mínima y los segundos son más divertidos y dan mucho juego…

Ahora en serio, que historias tan bonitas escribes, cielo.

Besitos, guapa!!

Gemmayla dijo...

Querida Diciembre:

Se me ocurre que con lo bien que escribes por qué no te animas a contar las viviencias de esta maravillosa mujer. Creo que le rendirías un precioso homenaje.
Podrías editar un blog relatando alguna de aquellas viviencias que conozcas, que te hayan llegado contadas por ella misma o por las personas de su entorno. Es una lástima que las vivencias singulares de muchas personas anónimas que han vivido ejemplarmente, que han dado a la vida lo mejor de si mismas, queden sepultadas en el olvido.
En fin, espero no parecerte demasiado osada con esta propuesta tal vez impertinente.
Te lo digo de corazón y te animo porque tus palabras han despertado una curiosidad, creo que legítima, cuando sabemos que personas excepcionales han pasado como de puntillas, sin un ruido, sin un aspaviento, pero dejando honda huella de posteridad que merece cierto eco. En fin, no sigo, que me enredo y no sé bien como expresarlo.
Me ha gustado mucho saber de esta persona excepcional gracias a la breve mención que haces de ella, Diciembre. Muchas gracias.

Anónimo dijo...

En absoluto podrías parecerme nunca osada ó impertinente, Gemmayla, es más, éres demasiado amable conmigo y te doy mis más sinceras gracias por lo que dices.
Escribir bién no es lo mío, y nunca osaría editar un blog, vámos, que ni se me pasa por la cabeza.
A mi lo que me encanta es leeros y aprender con vosotr@s, realmente es muy edificante e instructivo para mí.

Te aseguro que nunca encontraría las palabras adecuadas que hicieran justicia a la historia de ésta gran mujer.
Me gusta imaginar que alguno de ésos niños (ahora yá ancianos), que le escribieron en sus últimos años de vida para agradecerle todo lo que hizo por ellos, han dejado constancia en algún escrito ó libro, de la gran humanidad y generosidad de éste ser excepcional.

Ella compartia conmigo los detalles de su relación por carta o teléfono con sus hijas y numerosos nietos, a cuya compañía tuvo que renunciar al tener que volver a España para ser tratada de una grave enfermedad. A su lado estuvo siempre su encantador y entregado marido Inglés, gran hombre, al que tampoco olvidaré nunca, cuya vida también daría para un libro.

Bueno, sirvan éstas palabras para rendirles mi humilde homenaje.

...y gracias Gemmayla, por permitirmelas.

Un beso guapa!

Gemmayla dijo...

Diciembre, muchas gracias por participarnos esto tan entrañable y de humanidad tan profunda. En fin, que me quedo sin palabras.

"Adiós, bella"....

Estoy terminando el curso de italiano niveles A1 y A2. Si hace años le hubiesen dicho a mi yo del pasado a qué me dedicaría al aterrizar en ...