Recientemente he recuperado la amistad de un amigo al que perdí la pista hace ya casi 39 años. Todo gracias a su mujer con la que coincido muy a menudo. Yo desconocía que ella fuese su esposa desde hace felizmente muchos años. Me llevé una alegría tremenda cuando gracias a ella coincidí con su marido y también me presentó a sus hijos. Ayer ella me trajo esta fotografía en la que aparecemos algunos de la pandilla. Toda la pandilla menos yo se conocían desde casi la cuna. Todos tenían unos dos años menos que yo. Aterricé por casualidad en este grupo porque conocí a una de ellos en la Universidad. Yo atravesaba con 17 o 18 años una etapa chunga y ella me invitó a añadirme al grupo. Recuerdo perfectamente que ella me dijo palabras textuales: " Son muy buena gente. Muy majos todos y te sentirás muy bien." Así fue. Eran el puro ejemplo de la "cándida adolescencia" que diría la baronesa en " Memorias de África". Me parecieron tan buenas personas y nobles que yo ...
LA SAGA DE ALGUNAS LEYENDAS URBANAS