En 1968, ya lo dije, tenía siete años y lejos de la patria poco me enteraba de lo que sucedía en España. Lo inaudito e increíble es que llevo desde los doce años viviendo aquí y sigo sin enterarme y sin entender mi propio país. Tampoco como catalana entiendo a los catalanes. Vamos, que reconozco mi genuina y absoluta inopia hispánica e íbera. Borges en su "Laberinto" nos recuerda: "No esperes que el rigor de tu camino que tercamente se bifurca en otro, que tercamente se bifurca en otro, tendrá fin. Es de hierro tu destino como tu juez. No aguardes la embestida del toro que es un hombre y cuya extraña forma plural da horror a la maraña de interminable piedra entretejida." Creo que en España estos desgarradores versos borgianos cobran un implacable sentido. Nuestro Miguel Hernández añadía "como el toro he nacido para el luto". A España se le considera un país de Sagitario. Centauro, mitad hombre, mitad animal, así nos va con estas oscilaci...