5 de noviembre de 2022

Migrando de Twitter a Mastodon...

Mencionaba en mi entrada anterior que el cantautor Manolo García ha contado en varias ocasiones que vive sin redes sociales. Es una elección legítima y respetable. Pero en esta era tecnológica, que a ratos padecemos con estoicismo e infinita paciencia y en general, es justo reconocer que nos facilita la vida, vivir ajeno a las redes sociales es casi misión imposible. Creo que cada uno de nosotros es libre de escoger qué entorno virtual le gusta más. Estuve muchos años en Facebook hasta que me cansé. Ya no me reportaba nada. Instagram no me seduce nada. Tiktok aún menos. En Twitter encontré un espacio bastante afín, a mi medida, principalmente porque me gustaba seguir a determinados periodistas, a personajes de prestigio muy determinados. De los magníficos hilos de historiadores del arte he aprendido muchísimo. De otro tipo de hilos culturales o de opinión pública compatibles con mis intereses e inquietudes he podido extraer estupendas enseñanzas y ratos muy agradables y positivos. También es cierto que muchos días daba verdadera grima siquiera asomarse, por el altísimo nivel de odio y animadversión, por el tufo tan radical y polarizado, los insultos, amenazas y el insoportable ejército de trolls y bots de todo signo y pelaje. Ya el colmo de los colmos ha sido la compra de Twitter por el archimillonario Elon Musk. Sus tuits diarios se han convertido en monotema, monotendencia y de los hilos habituales, sin darnos cuenta hemos ido pasando a un verdadero imperio textil de entretejidos y tejemanejes narcisistas en grado sumo de este señor. El aire me era irrespirable. En Twitter se ataca muchísimo a la monarquía. Pues bien, resulta irónico cómo, en escasamente una semana, Elon se ha convertido en el Rey Absoluto y Absolutista del Pájaro Azul y Twitter es su feudo. Los tuiteros sus lacayos. Y la opinión pública secuestrada, porque solo se habla de los 8$ que cobrará a cada cuenta verificada. Pensaba cobrar 20$, más que una suscripción mensual de Netflix, pero tras un patético regateo con el escritor Stephen King, decidió rebajar la cifra de 20 a 8. Causa risa que un escritor de tantísimo prestigio que puede pagar una cuota mensual de 8, 20, 50 o 100, haya sido prácticamente la única persona con cuenta verificada que haya expresado su rotunda protesta al todopoderoso Elon. La inmensa mayoría de cuentas verificadas han callado y agachado las orejas en un escenario bochornoso, ruin y cobarde. No se pronuncian, ergo cabe concluir que pagarán la cuota sin chistar. Y hasta aquí puedo decir porque ayer me di de baja de Twitter. Mi modesto pajaro azul con 328 seguidores, que a mí ya me parecían muchos, ha abandonado su jaula para migrar a Mastodon. Y he de decir que el cambio me ha beneficiado mucho. En Mastodon casi no hay publicidad ni alogaritmos dictadores señalando la senda obligatoria a seguir. No hay bots ni trolls. No hay odio ni insultos ni amenazas ni mala baba. Por supuesto que duele mucho desligarse de gente estupenda que he tenido la ocasión de conocer, pero los afectos en redes virtuales son tan frágiles que casi puede asegurarse que la amistad allí es una entelequia. Por tanto, mi desconexión y migración está siendo muy positiva e incruenta. Lo último que he sabido por prensa es que Elon ha despedido a 3700 empleados sin siquiera respetar los protocolos mínimos de todo despido laboral. También he sabido que Twitter acumula pérdidas y Elon que se ha gastado una friolera innombrable que nos produce vértigo, hará lo indecible por convertir esta empresa de nueva adquisición en rentable. Pues, ala, Elon, a dormir en el saco, tal como haces dormir a tus empleados dentro de tu emporio. Te aclaro que no soy activista de nada. Te aclaro que me voy de Twitter porque no comparto lo que estás haciendo y porque me caes gordo. Con todo os deseo suerte a ti, al pájaro azul, a las cuentas verificadas y las sin verificar. Faltaría más.

2 comentarios:

Jaime Galán dijo...

Twitter es como una coctelera explosiva, el continente de todo el odio y rencor del mundo bien agitado para alimentar al algoritmo. Y lo peor es que no es neutral, sino que es juez y parte, y eso me mata.

Sinceramente, ni me apena ni me preocupa lo más mínimo el destino de los empleados de esta compañía (he leído que van a seguir cobrando sus sustanciosos sueldos hasta febrero de 2023 aunque sean despedidos), pero es que no puedo empatizar con quiénes llevan años jugando a ser Dios sin importarle lo más mínimo tergiversar la realidad o manipularla a su antojo para favorecer a determinados intereses políticos o económicos. Eso me asquea tanto que en cierto modo me alegro de que haya entrado ese energúmeno a saco para cargársela definitivamente.

Por cierto, a mí también me cae gordo Musk, creo que no existe mejor expresión para definir la animadversión que me produce el personaje.

Y fantástico análisis el que haces de los afectos en redes sociales.

Gemmayla dijo...

Buenas tardes, Jaime.Lo debacle de Twitter se veía venir. Altamente adictivo he podido leer en Mastodon muchos comentarios de usuarios nuevos que manifiestan que les es imposible darse de baja de Twitter. Me impactó especialmente el comentario de un usuario que contaba que lleva 15 años en esa Red y todas sus únicas amistades y relaciones sociales son virtuales y están ahí y solo ahí, y por tanto, si se va, se queda en la más absoluta soledad. Esto me parece demencial y de una gravedad muy preocupante. Y me temo que muchísima gente se encuentra en esta tremenda situación. Las redes sociales no son en sí mismas ni buenas ni malas. Es el buen o mal uso que hagamos de ellas. Son altamente adictivas eso sí y debemos tener mucho cuidado. Hay que proponerse y pautar se horas de desconexión de las redes y del propio teléfono móvil. Es la única manera de conservar la cordura y el equilibrio psíquico y anímico. En mi caso intento que sean entre 8 y 12 horas, más las 8 de sueño nocturno todas las horas de desconexión.En cuanto a los despidos no sé muy bien qué decir porque ya de por sí el sistema norteamericano de vida me asusta y me espanta. Ese neoliberalismo despiadado y salvaje espanta. No podemos analizarlo y juzgarlo desde nuestra perspectiva europea. En fin, que te animo a que conozcas Mastodon, una red llena de gente muy interesante y respetuosa al máximo. Lo que más se valora y aprecia es que ahí no hay ni una pizca de odio, ni bots ni trolls. Es algo digno de conocer. Muchas gracias por tus comentarios siempre tan atinados y por visitar mi blog. Muy buen fin de semana.