4 de julio de 2007

"La camiseta del Toro Osborne"

Me he comprado una camiseta roja con un toro tipo "Osborne" clavado en el pecho - de la camiseta se entiende -. He cometido este dispendio no por vanagloriarme fatuamente de ser nacionalista española, no porque quiera gritar a la humanidad que alguien está poniendo los cuernos a alguien, ¡No! Si he de ser sincera, no sé por qué leches me he comprado esta dichosa camiseta. En las playas de mi tierra natal no la podré lucir porque por ahí anda mucho nacionalista suelto de otro cuño. En la calle tampoco porque la camiseta es hortera con ganas. Para andar por casa, tipo camisola, menos. Ese rojo tan vivo junto a ese negro tan premonitorio de muerte, crisparía mis delicados nervios. Para andar por casa lo mejor es vestir prendas ligeritas de lino o algodón de colores suaves, sin estridencias, o sin contemplaciones pasearse desnudo por los pasillos y recuperar todo aquello que perdemos cuando nos vestimos.
El caso es que mi sentido práctico me dicta que he de encontrar un sentido, un significado último y razonable a esta absurda compra de la camiseta de marras.
Recapitulemos. Un tipo en el mercadillo de los lunes en mi barrio tenía expuesto un tenderete de camisetas de todos los colores, alusiones y tallas. A mi, la camiseta que ahora guardo como oro en paño dentro del primer cajón de la cómoda - este cajón es el de las prendas que me importan por encima de las demás - me llamó poderosamente la atención. Me pareció ver al Toro de Osborne mover su cornamente para chistarme, "¡Chist! ¡Eh, tú! ¡Sí, tú! La de los ojos verdes. Llévame a tu casa ahora mismo!" Como hipnotizada obedecí, pagué la camiseta y callé. Sí, permanecí callada dos días seguidos. Sabía que había realizado la compra más absurda de mi vida y esta certeza me sumía en un mutismo casi delirante.
Medito concienzudamente. No sé, Tal vez debiera comprarme otra camiseta amarilla con un burro -"Ruc" dicen en mi tierra - clavado en el pecho -de la camiseta se entiende - para autoboicotearme. Tal vez debiera a continuación adquirir otra azul celeste con un "Oso y un Madroño". Quizás, debiera coleccionar camisetas con solapados motivos nacionalistas. ¿Con qué fin? Pudiera ser,...no estoy muy segura,...para acallar mi conciencia tan poco solidaria con los nacionalismos, tan ácrata, tan rebelde, tan de la "Tercera España", esa España que no se casa ni con los unos ni con los otros, que no encuentra su ideología perfecta, sus valores inamovibles, su Norte, su Quimera Excelente...En fin, hete aqui ante una coleccionista de camisetas. Corro al IKEA a comprar una cómoda que me sirva para guardar estas prendas que nacieron para ser deportivas y ahora son banderas de usar y lavar.

2 comentarios:

. dijo...

Este relato me gustó mucho, era tan simpática "la llamada de la camiseta", y luego el apuro en que se veía la chica para ser justa e imparcial...

Me alegro de poder leer tus relatos juntos. Muchas gracias por haberme dado tu dirección.

Gemmayla dijo...

Hola, hola !!!

Me alegra mucho que te haya gustado..

¿Quién eres?

Muchísimas gracias por tu comentario.