24 de julio de 2007

"Mi Polikarpof"


Hace tres noches soñé que pilotaba un avión caza POLIKARPOF I 16 tipo 10, de aquellos que durante la República denominaban "Super Mosca".
En el avión viajaba sola e iba completamente desnuda y desarmada. El interior del caza estaba vacío. No había municiones ni carburante ni víveres.El fuselaje de madera había desaparecido completamente, asi como las ametralladoras del morro. Pensé que moriría de hambre o derribada por el enemigo. Pero nada de esto sucedió.
Pude viajar quilómetros y kilómetros sobre el vasto mar sin encontrarme otra cosa que su hermano el cielo, claro, limpio, azul y tan vacío y desnudo como las tripas de mi avión.
No sentía que viniese de ninguna parte ni que me dirigiese a ningún sitio, pero estaba en un error, cosa normal tratándose de un sueño. Aterricé en un aeropuerto repleto de dunas de arena, de una ciudad ignota que tenía la peculiaridad de haber sido edificada sobre hielo antártico y polvo de desierto. El paisaje urbano de aquella curiosa ciudad alternaba altas torres de cristal de hielo con edificios que semejaban mezquitas y alhambras árabes. Monumental y en modo alguno dedicada a la dimensión humana, la ciudad sobrecogía el alma porque bien pudiera ser la ciudad de Dios, en el caso supuesto de que Dios exista.
Desnuda no sentía ni frío ni calor paseando por sus calles desiertas mientras -cosa absurda por tratarse de un sueño -arrastraba "mi polikarpof" tirando de una cuerda de gruesa sección sin notar en absoluto que pesase algo, cual niña que agarrase bien fuerte el cordel atado a un juguete con ruedas guiándolo sin dificultad.

De repente escuché el eco de una voz masculina que imprecaba, "deténte, no sigas, ¿a dónde vas?" . Le respondí con rotundidad y firmeza, "no voy a ninguna parte ni vengo de ningún sitio, pero si me prohibes avanzar no lo conseguirás porque soy dueña de "mi polikarpof" y de mi desnudez". La voz me respondió, "haz lo que te plazca, pues". Entonces caí en la cuenta de que si la voz se marchaba, mi soledad y mi desnudez se aunarían en una sola esencia y al fin sería libre. Urgía librarme de "mi polikarpof" aún a costa de abandonarlo a su suerte en aquella ciudad extraña y preciosa. Decidí - en mi sueño - que el avión aportaría una floritura más al mobiliario urbano y allí lo dejé en medio de una plaza redonda y cilíndrica de dimensiones descomunales, como si de estatua se tratase. Sentí un poco de tristeza, pero seguí avanzando sin mirar hacia atrás, sin dedicarle una última mirada a "mi polikarpof" mientras despertaba sin sobresalto. Medio adormilada y desnuda - porque yo siempre duermo desnuda - medité un segundo sobre el sueño y lo entendí de inmediato....¿ Lo has entendido tú ?

No hay comentarios: