28 de agosto de 2007

"Haik y el canto del pájaro de fuego"



En los cuentos armenios, el pájaro de fuego no brilla intensamente de tal manera que una sola pluma suya es capaz de iluminar una espaciosa estancia, sino que hace florecer la tierra con su canto.

Haik se adentraba en los frondosos bosques de arbustos espinosos y artemisias de Nairi, "la tierra de los ríos" para dirigirse a Edén al lugar donde su abuelo Noé posó su Arca después del Diluvio Universal. Escuchó el canto lejano de un pájaro. Al principio no le prestó demasiada atención, pero conforme el sonido se hacía más y más cercano, recordó las palabras de su padre Togarma:

"Haik, si alguna vez escuchas el canto del pájaro de fuego, has de saber que pruebas muy duras te aguardarán. Si las superas, la dicha te colmará y te convertirás en un gran líder para tu pueblo".

Haik dudaba si el canto que escuchaba provenía en realidad del legendario pájaro de fuego o todo era producto de su imaginación, aletargada por el cansancio, la sed, el hambre, la fatiga que amenazaban con abatirlo y rendirlo de un momento a otro. A punto de desfallecer bajo un árbol, apareció ante sí un mensajero que a Haik le pareció que venía volando a la grupa de un fabulosos hipogrifo. Este muchacho dijo ser paje del rey Nemrod. Palió la sed y el hambre de Haik y le procuró cuidados hasta su completo restablecimiento. Cuando Haik se sentía dispuesto a proseguir su andadura, escuchó las conminatorias palabras del paje que le animaban a seguirle hasta las tierras del rey Nemrod para ayudarlo en su ambiciosa empresa que no era otra que la de edificar un zigurat que alcanzase el cielo y las moradas del poderoso y despiadado Yahveh. Haik se sentía en deuda con este paje y pensó que tal vez el canto del pájaro le avisaba de que una prueba en verdad dura y trascendente se le presentaba. Accedió a emprender viaje con el paje a la grupa de un hipogrifo, que ahora, con el espíritu reanimado y pletórico, no le parecía ni tan grande ni tan fabuloso.

El rey Nemrod lo recibió en persona agasajándolo como a un príncipe. Lo reconoció en seguida como el predilecto nieto de Noé, alabando sus excelencias como precursor del imperio acadio que él se vanagloriaba en fundar. Nemrod vestía un atuendo de cazador imponente y Haik al principio sintió temor, pero pronto recordó que no se espera de un futuro líder que sucumba al miedo y mucho menos que tiemble de pavor ante un rey que le está invitando a formar parte de una gesta singular y única. Haik, abotargado por el efecto del delicioso vino y las espléndidas viandas, accedió a participar en la construcción de la torre. Se durmió entre los brazos de tres bellas mujeres del harén del rey en un dormitorio de huéspedes en el propio palacio. No recuerda Haik si gozó o no. Pero el recuerdo del placer pronto se desvanecería, ya que al día siguiente, al despuntar el alba, el rey lo hizo despertar para iniciar sin dilación la edificación de la mole.

Los contratiempos surgieron a primera hora de la mañana. No se disponía de piedras. El rey ordenó que se elaborasen ladrillos para sustituirlas. No se disponía de cal. El rey dispuso que se empleara betún como argamasa. El monarca contaba con tantos hombres procedentes de todos los confines del reino que la empresa no podía naufragar. Entre técnicos, oficiales y albañiles, Haik contó por lo menos cien mil hombres. Quiso contarlos, pero el rey no le dejaba respirar o relajarse un segundo. Haik se ocupaba de dirigir a un grupo de trescientos hombres que cargaban ladrillos procedentes de las manufacturas emplazadas a una legua de distancia del lugar en el que se había planeado ubicar el zigurat.

A eso de las doce del mediodía, Haik escuchó de nuevo el canto del pájaro de fuego como un aviso de que algo muy extraño estaba a punto de suceder. De repente sus trescientos hombres comenzaron a parlotear extrañas e incomprensibles lenguas. No había manera de entenderse entre sí. El propio Haik quería hacerse entender, pero sus labios pronunciaban ininteligibles palabras, cargadas de significado para su voz interior, pero absurdas al ser expresadas de modo público. A todos parecía sucederles lo mismo que a él. El caos pronto se instaló en el lugar de la obra y sus aledaños. El rey Nemrod despotricaba en una extrañísima lengua - similar al euskera; esto lo hemos sabido muchísimo después - y empezó a resultar del todo inútil intentar colocar un ladrillo sobre otro porque allí no se entendían los unos con los otros y los otros se miraban extrañados a sí mismos en el reflejo que les procuraba las límpidas y cristalinas aguas del río Eúfrates. Haik aprovechó el desconcierto y la confusión general para huir a la grupa del hipogrifo con el paje del rey. El paje hablaba catalán - esto se ha demostrado muchísimo después - y Haik se expresba en francés. Nos les fue muy difícil entenderse cuando el paje exclamó "Anem?" y Haik le respondió "Allons !".

Haik regresó a su patria y contó a sus coetáneos la singular aventura vivida. Su anciano abuelo Noé le espetó una arenga largísima en armenio que resumida viene a decir: "Menos mal que no pudiste contrariar los designios de Yahveh. Nadie debe nunca jamás ver su rostro y tocar su morada. Has contribuído, Haik, a evitar una catástrofe y por eso debes ser nombrado sin dilación "hijo predilecto" de nuestro reino.".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gemma:
¡Mira que no me sentía yo "aletargado" y "abotargado" antes de la travesía del desierto que presuponía ante mí, exhausto tras la enésima caída de la noche y sin Cirineo a mano!
Pero al coronar la primera duna vislumbré flores de disparatados colores, arroyos en los que nadie se había bañado dos veces y allá, al fondo, el oasis de la última jornada.
¿O era mi querido Vall d´Arán?
Tarea titánica la de escribir ficción.
Me quedó la pena de que hubieses saciado mi sed tan pronto.
Por momentos creí estar releyendo "Haroun y el mar de historias", de Salman Rushdie.
Una sugerencia... ¿Puedo?
Entre historia e historia, ¿por qué no nos deleitas con alguna otra "columna" como la de Umbral?
Aunque, entre nosotros, ¿a que la satisfacción de escribir este cuento compensa el esfuerzo?
Ne vedem, prieten!
En rumano, "Ens veiem, amiga".
(Gracias, Haik)
Travis