11 de marzo de 2011

Consternación por Japón y nuestros queridos amigos japoneses y españoles que residen en Japón y de los que aún no hemos tenido noticias

Sencillamente, sobran las palabras y las imágenes que recibimos son desoladoras, trágicas, inhumanas...Despiadada Madre Naturaleza, Madrastra, Madrastra, Madrastra...¿Dónde está el Amor a nosotros que te cuidamos y velamos por ti?

6 comentarios:

travis dijo...

La Naturaleza es como es, desde el principio de los tiempos. No se puede decir que se traicione a sí misma. Ni que no avise mil y una veces.
El hombre ha colonizado todo el planeta. Se asentó allí donde podía proveerse mejor de recursos, afrontando y asumiendo los riesgos.
No creo que los japoneses maldigan a la Naturaleza. Participan en un inteligente toma-y-daca con ella.
En el pasado siglo, tan constreñidos en un espacio vital que les venía pequeño, quisieron expandirlo, lo cual acarreó consecuencias trágicas.
El hombre cuida la Naturaleza en un grado semejante al que yo le dedico a mi cuerpo. Si construyo centrales termonucleares y rascacielos al borde de mi Cinturón de Fuego, su hebilla acaba por quemarme.
Todo entra en la dinámica de la lucha por la supervivencia y en los límites que sobrepasemos.
El hombre crea periódicos digitales donde aparece la noticia del terremoto ocupando toda la pantalla. En cuanto accedes a ella, se queda cubierta por un gigantesco banner publicitario donde una chica muy mona te advierte, sin la menor consideracion para con las víctimas ni contigo mismo, de que ya es primavera en El Corte Inglés.
Al final acabas en la planta 4ª, comprando un televisor de plasma, japonés, en el cual las imágenes de las catástrofes se ven en alta definición.
Y el mundo sigue girando. Aunque yo tenga la impresión de que está a punto de deternerse. Pero es mi mundo, no el mundo.

Diciembre dijo...

Es un horror, Gemma. Como bien dices, no hay palabras.
Ha sido tal la magnitud del seísmo que los geofísicos creen que el eje de rotación de la Tierra podría haberse desplazado casi 10 centímetros. El impacto de este terremoto en nuestro planeta puede ser el segundo mayor del que se tiene constancia, detrás del que asoló Chile en 1960.
Y realmente preocupante esa alerta máxima por el aumento de radiación en la central nuclear de Fukushima.
Como decía un periodista, aquello se asemeja al Apocalipsis...

Estas cosas continuaran ocurriendo, porque tampoco los grandes avances que ha logrado el hombre en su intención de preveer y evitar estas catástrofes, podrán detenerlos. Es la pequeñez del hombre, frente a la naturaleza.

Solo queda volver a comenzar de nuevo... Que Dios bendiga al pueblo japonés y le procure mucha, mucha fuerza, para renacer.

Besos

satenight dijo...

No puedo negar que las imágenes y lo que significa todo esto, en cuanto a destrucción y dolor, me estan dejando muy afectada pero no creo en absoluto que sea la Madre Tierra la responsable de nuestra irresponsabilidad y hay que ser conscientes de que somos nosotros los únicos que creemos en nuestra ficticia seguridad de tener al mundo bajo nuestro poder.
Las situaciones difíciles estarán en nuestras vidas mientras necesitemos aprender algo de ellas.
Os mando un beso enorme a todos con cariño en estos momentos de reflexión. Por desgracia cosas así son las únicas que nos hacen cambiar conceptos.

Gemmayla dijo...

Hola Travis, Diciembre y Sate:

Estoy contigo, Travis, que la Naturaleza siempre ha sido la misma. Estos seismos suceden cada cierto tiempo. Según los expertos casi con una regularidad y precisión matemática, pero con la fatalidad de que el hombre aún no es capaz de predecirlo. Confiemos en que la ciencia avance y sea posible predecirlos como se predicen la lluvia y los días de anticiclón.
Estoy contigo, Diciembre: la insignificancia del hombre ante la Naturaleza, su pequeñez es palmaria. Es un duro golpe a su arrogancia y los arrebatos de egolatría y egocentrismo.
Sate, lamento no coincidir contigo en parte. Venimos de la Naturaleza. En la historia del Planeta, llevamos escasamente 10 segundos como urbanitas y aprendiendo a vivir alejados de nuestra esencia, con modelos nuevos que nos alejan pero que también nos hacen cobrar conciencia que no debemos renunciar a nuestros orígenes y a nuestra dilatada trayectoria como Hijos de la Madre Naturaleza. Pese a las tropelíás y desaguisados humanos, es siempre muy superior la fuerza y la dinámica de la Naturaleza para humillar nuestra prepotencia y arrogancia, pero es también descorazonador, que aunque la concienciación global crece y crece día a día y los humanos nos esforzamos pon reconciliarnos con nuestros orígenes, la Naturaleza no devuelve favor por favor. Se muestra harto despiadada y si actuásemos como ella se nos quitaban hasta las ganas de reciclar. Somos millones las personas en el mundo, cuya conducta es casi intachable con respecto a la concienciación y responsabilidad ecológica y no vemos una contrapartida. Vamos, que un tipo loco como Gadafi, se queda en un simple David frente a este Goliat al que se nos hace difícil ver con Amor y Respeto. ¿Qué es esto frente al 11M madrileño? Ya sé que estas comparaciones pueden resultar odiosas y lacerantes, en especial para los familiares de las víctimas, pero francamente esa es la lamentable realidad palmaria y esto siempre servirá de pretexto a los desalmados humanos para seguir delinquiendo en lo ecológico y en lo humano.
En fin, disculpad mi tono, pero me siento bastante indignada y cabreada con esa Madrastra Naturaleza que no la veo Madre por ninguna parte.

NoSurrender dijo...

Quizás ése es el problema, Gemmayla. Que no le profesamos a la Tierra el amor y la inteligencia que debiéramos. La historia del hombre, como especie, es de un continuo enfrentamiento con ella.

Besos tristes

Gemmayla dijo...

NoS., eso pensaba antes, pero ahora supongo que para mi desilusión personal, pienso que si el ser humano se fue alejando progresivamente de la Naturaleza, es porque ésta siempre se mostró hostil al hombre, como si el ser humano fuese un elemento subversivo, un infiltrado que hay que eliminar, un rival débil que poco a poco se haría fuerte. Si tan a gusto hubiésemos estado en el seno de esa supuesta Madre Tierra, seguramente no nos habríamos alejado tanto de ella. Si nos distanciamos tanto, fue seguramente porque ella nunca nos quiso. Siento trasmitir tanto pesimismo. Pero esas son las conclusiones a las que llego últimamente. Ojalá esté equivocada como en tantas ocasiones y ésta sólo sea una percepción subjetiva.
Espero que los japoneses no piensen como yo, sigan siendo tan tenaces, estoicos, equilibrados, denodados y esforzados en su afán de reconciliar alta tecnología, alta arquitectura, alta constancia incombustible con los malditos seísmos y tsunamis que les castigan con tanta crueldad.

Un abrazo