10 de julio de 2007

"Dama desnuda y maquillada ante el espejo"

La pastilla de jabón rodó por el suelo del baño enlosado de arabescos y filigranas tan extrañamente imbricados que en realidad la pastilla de jabón no rodó en el sentido literal sino que quedó clavada en el mosaico confundiéndose con las variopintas teselas como un elemento decorativo más.
No resulta por tanto extraño que ella no se percatara cuando entró en la lujosa estancia para acicalarse delante del espejo. Abrió el cofre de las pinturas. Con primor y delicadeza dignas de una reina maquilló su rostro siguiendo los dictados rigurosos de la moda. Fondo porcelana. Sombras en tonos beige combinadas con visón y ceniza. Tonos dorados en las sienes con un toque de mandarina. Su óvalo perfecto resplandecía cual el de una distinguida dama de la alta sociedad. Ahora que ya no la consideraba nadie ni distinguida ni dama esbozó delante del espejo una sonrisa sarcástica y de desprecio ajeno porque lucía realmente bella y hermosa tanto como en "los mejores tiempos, aquellos venturosos años". Ahora en el punto exacto en que su vida naufragaba sin remisión le pareció una broma pesada de la vida que el espejo le devolviera una imagen tan glamurosa de ella. Volvió a sonreir, pero esta vez su mirada proyectó un halo de tristeza insondable.
La fatalidad que la perseguía de un tiempo a esta parte le brindó su último jaque. Desnuda delante del espejo. Maquillada para la posteridad, pisó inopinadamente la pastilla de jabón. Dió un traspiés y cayó de espaldas, golpeándose mortalmente la nuca con el remate piramidal de un obelisco que decoraba el bidé.
La prensa rosa pregonó todo tipo de infundios y mentiras sobre las causas de su muerte porque morir indignamente por las tropelías de una esquiva pastilla de jabón Heno de Pravia, no vende en el mercadillo del trueque de la escoria existencial.

Ella murió desnuda y bella. Esa es la pura y dura verdad. No contaba con más retales sucios que vender. Emha Bovary habría tenido más recursos en su caso. No sólo el arsénico. Ella murió desnuda y bella. Esa es la pura y dura verdad.

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