4 de julio de 2007

"Los brazos de Simón"

¿Qué puta vida me aguarda sin mis dos brazos, esas dos extremidades superiores que antes se balanceaban obedientes a mi paso, sin chistar, sin tener nada que objetar a mis decisiones ya fueran diestras o siniestras?El perro se me acerca buscando lamer mi mano y siento el espectro de mi brazo como una visión quimérica alargarse delante de mi para acariciar su hocico, que recuerdo como un manatial de lealtad.Mis esposa me abraza, acaricia, me besa demasiado. Mis hijos áun no se atreven a acercarse a mi. Me siento como un animal mutilado y quisiera desaparecer de la faz de la vida de todos. Quisiera huir a algún lugar desierto donde empezar una nueva existencia. Partir de cero. Aprender a sobrevivir sin cuadrúpedos. Olvidar que aprendí una vez en la escuela que el húmero se articula con la escápula por su epífisis superior, y con el cúbito y radio con la inferior. Olvidar que mis brazos eran mis herramientas más preciadas y que no le dí a las extremidades inferiores la importancia que para otros parecen tener. Nunca me gustó mucho caminar, correr, saltar o bailar. Siendo sincero lo he evitado siempre. He preferido sacarle el mayor partido a mis manos con tareas de precisión, paciencia, ingenio y tesón. Pero ellas han dicho que "hasta aquí hemos llegado" y han emigrado de mi cuerpo como dos palomas asustadas y zaheridas. Aún no entiendo muy bien por qué. Tal vez se cansaron de mi empeño.En la televisión del hospital mi mujer quiere cambiar de canal porque un grupo de personas ejercitan el trapecio, los dorsales, los deltoides, los biceps y los triceps con mancuernas y aparatos. Le digo que quiero ver a esos chicos y chicas poner el mismo tesón que ponía yo hasta el presente en mover sus brazos como les viene en real gana. Mi mujer ha salido al descansillo a llorar. Luego me brindará una de sus mejores sonrisas forzadas. Creo que lo siento más por ella que por mi.No tiene que ser plato de buen gusto pasear del brazo invisible de un marido cercenado.Quiero cambiar de canal y caigo en la cuenta de que son demasiadas las empresas que hay que acometer con esta maldita parte que le falta a mi anatomía.No me parece justo que Beatriz se convierta ahora en mi brazo derecho e izquierdo. No me parece justo para ella, que es una mujer joven, guapa, inteligente y que puede aspirar a lo que se proponga. Ante tanta injusticia personal y familiar, creo que tendré que tomar una decisión drástica, pero aún no sé bien cuál, no sé bien qué haré.

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