Cerca de las casas negras de Garenin, en una lujosa mansión de Carloway en la Isla de Lewis, reside James Ness, uno de los hombres más ricos de Escocia, un presbiterano de pro, de reputación y prestigio intachables entre los isleños. Ness ha permanecido soltero toda su vida. Dueño de la heredad de una rancia familia aristocrática, su conducta leal y responsable le ha reportado siempre suculentos incrementos de fortuna y buen crédito. No obstante, de un tiempo a esta parte James no se siente bien. Tanta honradez, constancia, fidelidad al legado familiar, tanta compostura y rectitud, de qué le han servido en realidad. Nunca un desliz, una flaqueza moral. Nunca un homenaje en propio beneficio y provecho. Nunca un amago de coquetería y seducción a ninguna mujer u hombre. James se considera un ser anodino e infeliz que ha desperdiciado su vida en vanas empresas de bondad y candidez ingenua. Considera su existencia como una obra maestra de la insulsez. No puede dormir por las noches. Devana ...