Después de la Tercera Crisis Energética Mundial, los países adictos al petróleo decideron dar un giro a sus nefastas políticas energéticas. Los cupones de racionamiento de combustible se vendían en el mercado negro al doble de su precio inicial. Spencer Singer guardaba en su garaje una imprenta falsificadora y vendia cupones falsos a mitad de precio en la propia gasolinera en la que trabajaba de turno de noche. Sabía que la pasma le seguía los pasos, pero algunos agentes uniformados le compraban los cupones sin tapujos, solicitándolos casi a gritos en medio del fragor de la noche entre idas y venidas de ciclistas que paraban a inflar las ruedas de sus bicis y a comprar barritas energéticas, batidos y piezas de fruta. Con tres cupones de racionamiento se podía llenar el depósito de cualquier turismo utilitario. Spencer Singer tampoco desaprovechaba cualquier ocasión de prodigar favores sexuales a bellas muchachas que no portaban cupones o los querían reservar para una mejor ocasión. En ...
LA SAGA DE ALGUNAS LEYENDAS URBANAS